Capítulo 74

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Desligar
Bella

  Habían pasado ya varias horas, aún seguía en el mirador con Pine, aún seguía fumando con él porque, descubrí que había comprado una bolsa de porros, no sólo uno.

Me había escuchado llorar, insultar a los hermanos, gritar.

Y ahora, estábamos en el capó de la camioneta. Iba drogada hasta el culo y Pine no quedaba atrás. Había bajado a comprar en una tienda pequeña cucherias y ahora estábamos comiendo, tomando algo y fumando. El amanecer está a punto de salir y quería contemplarlo.

—Deberíamos irnos —la sugerencia de Pine me hace mirarlo.

Le sonrío.

—Quiero ver el amanecer, P —mi sonrisa se ensancha y me subo encima de él —. ¿Por qué te da ese ataque de responsabilidad tan repentino, eh?

El me toma de las caderas y me acomoda. Mis mejillas se tornan rojas y me doy cuenta que es la primera vez que estamos así.

—Porque cuando lleguemos tendré más de veinte armas en mi cabeza, varios de ellos te van a tomar a la fuerza y nos vam a obligar a separarnos —sonríe.

Suelto una risa totalmente ida y lo miro fijamente.

—¿Entonces no deberíamos quedarnos aún más?

—¿Estás filtreando conmigo, eh? —le da una calada al porro —Acércate.

Le sonrío, esto lo habíamos hecho muchas veces pero desde una distancia prudente. Pero, el casi pegar mis labios a los suyos me tiene con una expectativa demasiado interesante para quitarme en estos momentos. Pine sonríe y yo también.

Expulsa el humo de a poco para que yo pueda tomarlo todo y lo logro. Lo retengo y luego lo dejo ir.

La risa de Pine me contagia y yo también termino por reírme.

Así no sepa de qué mierdas.

Poso mi cabeza en su pecho, el amanecer comienza y yo sonrío por la gran vista que tengo desde la ciudad.

—Si te hubiera conocido antes serías él amor de mi vida, P —murmuro.

—Tu también lo serías, bonita.

Cierro mis ojos y lo último que veo y escucho es el amanecer y los latidos acelerados de Pine.

•••

El freno tan repentino de Pine hace que abra mis ojos alarmada, estoy desorientada y no sé en donde mierda estoy. Hasta que me ubico.

Estábamos cerca de la mansión Seymann.

—¿Qué está...

Pero no alcanzo a terminar de preguntar cuándo abren la puerta del piloto con fuerza, la cara de Althaus aparece y saca a Pine sin que le cause ninguna resistencia.

Intento soltar el cinturón pero todavía estoy muy colocada para poder hacerlo con rapidez.

Cuando por fin lo logro soltar, me bajo de la camioneta. El frío que está haciendo azota las piernas y caigo en cuenta que solo tengo la chaqueta de Pine. Estoy sin zapatos y estoy totalmente despeinada.

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora