Capítulo 50

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Gemelas
Bella Carusso

  Mis pulmones intentan agarrar aire pero ya no podía hacer siquiera un esfuerzo.

—Bella...

Ignoro a Dressler y sigo sollozando, con un patético intento de tomar más aire del que puedo.

Jaxen en un patético intento de tomarme de rehén me coloca la navaja a la espera de la entrada de Althaus. No le presto atención ya, yo solo quería estar en paz.

Estaba cansada, quería solo cerrar mis ojos y dejarme llevar. Me sentía sola, ultrajada y el pensamiento de que Jaxen solo clavara la navaja en mí rondaba por mi cabeza.

Yo no era tan fuerte. Yo no quería aguantar esto, no quería seguir, no quería luchar más.

Era un fracaso tras otro.

Vendida por un padre maltratador del que no sabía una mierda desde hacía más de dos años. Con una madre drogadicta, puta y culpandome de todo lo que tuvo que vivir con mi padre. La obsesión de cuatro hombres que no respetan mi privacidad.

Althaus entra seguido de sus hombres con una AK en cada mano.

—Althaus, Althaus —ríe Jaxen —. Un paso más y me rebano el cuello.

—Voy a disfrutar matarte, hijo de puta.

—El único que va a morir aquí serás tú —contesta con burla —. ¡Traiganlas!

Althaus mantiene una expresión neutral en el rostro y evita mirarme.

Me sentirme asqueada de mí misma me puede y comienzo a removerme sobre Jaxen.

—Mátame —sollozo.

Althaus pasa saliva y me da una mirada fugaz.

—La perra ya está suplicando —lame mi mejilla —. Se ha orinado, cagado y vomitado encima.

Le comenta a Althaus.

Yo sollozo más fuerte y el resto de los hermanos entra.

Las gemelas se comienzan a escuchar hasta que las dejas entre Althaus y Jaxen. Están golpeadas, desnudas y atadas.

—Tus soplonas —la burla de Jaxen hacia Althaus lo hace estallar.

Le pega un disparo sin contemplaciones a una de las gemelas y su cabeza cae sin vida.

Flor grita.

—¿Creíste que no lo sabría? —comenta con tranquilidad Althaus —Sus celos me han llevado hacerlo, pongo a Bella por encima de ustedes. Me importa una mierda cuantos años estuvieron conmigo. Mi prioridad es Bella.

—¡Eres un hijo de puta! —chilla ella —¡Te odio! ¡Te odio!

—Así me amabas, Flor —sonríe.

Levanta nuevamente el arma y le pega un disparo en su cabeza.

—Impresionante —habla Jaxen con algún rastro de miedo en su voz —. Ahora... ¿tu amada perra o tu querido hermano?

El pañuelo que tenía Dressler en la boca se lo quitan, Jaxen me obliga a caminar junto con él luego de desatarme, no doy dos pasos y mis piernas caen al piso sin responderme, la navaja alcanza a cortar algo de mi cuello pero no le doy importancia.

—Mátame a mí —intenté controlar mi llanto —, yo no sirvo.

—¡Cállate Bella! —grita Althaus —No voy a escoger a ninguno porque me los llevaré a los dos. Y vas a morir Jaxen.

—¡Mátame! —grité —¡No le hagas nada a Dressler y mátame a mí, cobarde!

Jaxen me toma del cabello, le sonríe a Althaus, alguien dispara, Althaus grita, Jaxen comienza a correr y no sé qué sucede.

Mi cabeza cae al duro pavimento y comienzo a toser sangre.

—¡Adler! —el grito de Althaus me tiene buscando a Dressler —¡Adler toma a Bella!


Althaus Engel

  Mi ansiedad me hace reaccionar con rapidez y corro tras Jaxen mientras le doy órdenes a mis hermanos.

Comienzo a disparar a todo aquel que me estorbe. El no sabe cómo se encuentra Bella me tiene al borde. La imagen de cómo la hirió clavando la navaja en un costado de su cuerpo me sigue y no sé si podrá salir de esta.

—¡Althaus! —el grito de Egger no me hace detener.

Y sé que voy hacia una trampa mortal, los hombres de Jaxen se despliegan confirme van llegando pero los míos no se quedan atrás. Una de mis armas se queda sin balas, así que la tiro hacia uno de los hombres de Jaxen logrando darle de lleno en el pecho.

Jaxen aparece de la nada intentando clavarme la misma navaja que le ha clavado a mi chica.

La rabia es tanta que lo golpeo con mi codo en la cara y termino encima de él comenzando a lanzarle golpes certeros en la cara, la sangre comienza a brotar y el que Jaxen intente respirar solo hace que se ahogue.

—Te dije que ibas a morir hijo de puta —sigo golpeando —y yo cumplo mi maldita palabra.

Alguien logra derribarme y con seguridad sé que es el hombre de más confianza de Jaxen.

Mi hermano comienza a encargarse de él y nuevamente voy por Jaxen, se levanta, ríe y limpia la sangre de su cara. Se coloca en posición y aunque sus puños muchas veces no son certeros, logra darme unos cuantos.

Le doy un golpe en la nariz que termina por desestabilizarlo. La rabia me inunda, le pateo el pecho con fuerza y cae como si no fuera nada. Me subo encima de él, le quito la navaja y sonrío.

—Vamos a ver quién es más hijo de puta —le corto uno de sus brazos.

La herida no es tan profunda pero logra sangrar. No quería dañar aún ninguna vena importante, necesitaba que sufriera.

—¿Electrocutarla desnuda? —niego con una sonrisa sádica.

Con rabia clavo la navaja en un costado y sonrío.

—Así lo sintió ella pero peor y no voy a descansar hijo de puta —los gritos de Jaxen llenan mis oídos.

Vuelvo a clavarla en el mismo lugar y luego con fuerza la entierro más para luego llevar mi mano hacia un lado y terminar abriendo su estómago.

—Nos vemos en el maldito infierno, pedazo de mierda —Jaxen logra llorar.

Y yo como si no me satisfaciera del todo, comienzo a sacar y meter el cuchillo en su cuerpo con fuerza. La sangre comienza a salir a chorros y los gritos de Jaxen dejan de escucharse luego de mucho y solo se repiten en mi maldita memoria. Cuando siento pasos cerca, saco mi arma y apunto.

—Soy yo —mi hermano —, Adler se ha llevado a Bella.

Y ese es el interruptor para que toda mi ira se disipe y me levante.

Miro el cuerpo inerte de ese hijo de puta y le escupo.

—Vamos por nuestra chica.

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora