E P Í L O G O

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Epílogo
Bella Jordan

Intento ahogar un gemido, pero igualmente sale. Fuerte y profundo. Mi respiración es desastrosa, el que casi no llegue oxígeno a mi cuello me prende muchísimo y el que lo esté haciendo con Dress, aún más.

Estoy en cuatro, me sigue dando sin quitar su mano en mi cuello y su otra mano apoyado en mi cadera, su respiración está acelerada y eso me humecede aún más.

Sigo gimiendo y me avergüenza ser tan obvia.

Me estaba gustando muchísimo este tipo de sexo.

—No te vengas —su demanda sale con voz ahogada.

Sigue moviéndose conmigo y evito a toda costa no venirme, siento como cada vez estoy más húmeda. Dress vuelve a apretar mi cuello con fuerza y el paso del aire es tan reducido que mis gemidos se ahogan intentando respirar.

La cara de Dress está en mi espalda, concretamente casi cerca de mi hombro donde planta un pequeño beso y eso me desarma.

Siempre lo conseguía aunque tuviéramos sexo rudo.

—M-más —logro soltar.

El placer que estoy sintiendo es tanto que estoy a punto de venirme, Dress me suelta el cuello y me toma de la cintura con sus dos manos. La apreta como si fueran pequeña y sus grandes manos abarcan esas partes como para sentir que mi cintura es pequeña.

Sube un poco más las manos llegando a mis costillas y vuelve a apretar. Nuevamente siento que en esa parte soy más pequeña de lo esperado.

Me estaba haciendo sentir como una diosa y ni siquiera estaba hablando, simplemente me alababa con su cuerpo y sus acciones.

Dress para por un momento y yo abro los ojos impresionada.

—¿Pero que estás...

—Súbete encima de mí —me interrumpe —. Anda, súbete.

Sin que me lo vuelve a decir, este se acuesta en la cama y yo me subo encima suyo. Tomo su miembro y yo misma lo acomodo en la entrada de mi vagina, donde bajo despacio solo para torturarlo un poco.

Suspira.

Algunos cabellos se pegan a su frente y algunas gotas de sudor son evidentes su su cuello, pecho y frente. La imagen de él así, tiene dos reacciones en mí. Una de ellas es las malditas ganas que me aumentan y la otra es la nostalgia.

Era una maldita sensiblera.

¿En serio? No podemos coger sin que te dé un ataque de amor hacia el chico. Tanto, que quieras decirle lo mucho que lo amas y llorar.

Estaba siendo un poco patética.

Dress me mira fijamente y espera a que me mueva, le doy una media sonrisa y comienzo a hacerlo sin ningún problema.

Sus ojos no se pierden de los míos a menos que sea para ver cómo rebotan mis senos cada tanto, gimo encantada y el coloca sus manos en mis senos masajeandolos. Me insta a que los pegue a su boca, así que los acerco a ella. Mientras intento seguir moviéndome me va lamiendo y succionando mis pezones haciendo que me desconcentre.

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora