Capítulo 30

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Tres II
Bella Carusso

  Dressler me sigue hablando hasta llevarme a la cocina, Adler está con la cabeza metida en nevera y yo suelto una risita.

Se vuelve y nos mira.

Dressler se abre paso y comienza a servir un vaso con agua.

—¿Qué pasó? —pregunta con evidente curiosidad Adler.

—Se ha drogado —resopla Dressler.

—¡Claro que no! —rebato —Las drogas son malas.

Suelto otra risita y me quedo mirando los a los dos, Dressler me ofrece un vaso con agua pero lo rechazo. Los sigo mirando y el calor en mi cuerpo comienza a hacerse presente.

Me quito la parte de arriba de lo que traigo puesto. Adler abre los ojos sorprendido y Dressler sonríe.

—¿Qué? —río —Tengo calor.

—Tienes que tomar agua —trata de mirarme a los ojos pero sus ojos no colaboran —, Bella...

La mirada de advertencia que me dan los ojos me hace sonreír malvada.

Bajo el short con el que estoy y finjo estar sorprendida.

—Creo que el short me queda un poco grande —hago un puchero —. ¡Vaya! Al parecer esto también.

Y dejo caer mi brasier.

La mirada hambrienta de estos dos hombres me enciende, lo que había fumado me estaba haciendo perder la discreción y no quería que la sensación se acabara. Nunca.

—Ponte ropa —gruñe Adler.

—Tengo calor, no me voy a cubrir —ruedo los ojos —. Deberían de quitarse ustedes también la ropa.

Me acerco más a Adler, su estatura me prende y el que Dressler me toque la cintura y me huela el cuello hace que mi piel se erice. Comienzo a subirle la camisa a Adler pero trata de alejarse.

—Adler —ruego.

—Estás drogada —niega.

—No lo estoy —sonrío —, sólo lo estoy un poquito.

Dressler intenta aparte de su hermano pero termino dando vuelta y estampando le un beso sin que se lo espere.

—Joder, Bella —habla Adler.

—Quiero hacerlo —mi voz sale deseosa —, déjenme hacerlo.

Mi excitación estaba subiendo rápidamente, imaginarme follando con Adler y Dressler me prende así que termino nuevamente con mis labios en Dressler y pegándome a él.

—Tócame, Adler —suplico pérdida en la boca de su hermano.

—Para —niega Dressler.

Mi enojo sale a flote y me separo de ellos dos.

—¡Bien! —les doy la espalda y una idea malvada se ilumina en mi cabeza —No los voy obligar.

Camino hasta salir de cocina y escucho sus pasos siguiendome.

—Iré con los guardias —suelto con ganas de reírme —, tal vez quieran hacer algo.

Intento caminar pero un brazo me impide seguir.

—Si vuelves a repetir eso no podrás sentarte en mucho tiempo, Italienisch —susurra Adler en mi oído.

Su voz peligrosa me enciende y me volteo hacia él, Dressler se esta quitando la camisa. Mis piernas por instinto se quieren cerrar y calmar lo que estoy sintiendo.

—Quisiera ver eso —paso saliva.

Mi pulso se acelera cuando se acerca aún más, baja su cara a mi cuello y su nariz toca un punto sensible oliendome. Gimo sin poder evitarlo, sus manos de posan en mis caderas pegándome a él.

—Quédate quieta y disfruta —susurra.

Me voltea y corre mi cabello a un lado dejando mis senos totalmente expuestos, Dressler me da sonrisa malvada y cierro las piernas. Se acerca a mí, el agarre fuerte de Adler sobre mis caderas me tiene a mil y la mirada depredadora de Dressler no hace sino mojarme cada vez más.

Se acerca a mí peligrosamente y cae de rodillas, la imagen me pone cachonda y el que Adler me de un beso en el cuello me hace gemir. Sube sus manos despacio por mi cuerpo hasta llegar a mis senos, los apreta con delicadeza para ir subiendo la intensidad poco a poco.

Dressler toma una de piernas y el temor a que Adler y yo nos caigamos pasa a segundo plano cuando Dressler comienza a besar mi tobillo con delicadeza. Adler sigue masajeando mis senos, con sus dedos comienza a halar de a poco mis pezones y me va a arrancando gemidos.

—Sabes tan bien —susurra cerca de mi oído.

Sigue adueñándose de mis senos mientras reparte besos por mi cuello, espalda y brazos. Dressler sube despacio repartiendo besos por la cara interna de mis piernas y el miedo a no aguantar se hace presente.

—Deberíamos...

—Calla —me susurra la voz de Dressler cargada de deseo —, no vas a caer, Bella. No lo vamos a permitir.

Intento ahogar el gemido siguiente cuando respira cerca de mi vagina.

Adler apreta con fuerza mis senos y seguido hala mis pezones arrancandome un gemido.

—Disfruta —besa mi quijada cuando me vuelvo a mirarlo.

Mis tangas desaparecen, el pudor quiere ganar terreno pero tan pronto aparece se va pues la boca Dressler se posa ahí y yo jadeo cuando su lengua pasa por mis pliegues abriendo un poco mi vagina y rozando un poco mi clítoris. Las manos de Dressler en mi trasero me mueven más hacia él. Y el deseo de tocar a alguno de los dos se apodera de mí.

—No te muevas —replica Dress.

—Quiero...

—Calla —me besa la boca Adler.

Dressler vuelve a pasar su lengua por mi vagina recogiendo los jugos que estoy soltando por mi excitación.

—Más.

—Sabes tan jodidamente bien.

—Dressler —gruñe Adler.

Dressler me da una mirada y asiento mirándolo.

Las miradas que me regalan llenas de deseo prometen muchas cosas y yo estoy ansiosa porque las cumplas todas.

Engel #1 |C.A|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora