Capitulo 31

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Narra Nerea

Al día siguiente me desperté unas tres horas antes del mediodía, no dormí mucho por todo lo que había pasado ayer y me sentía muy cansada. Tenía ganas de seguir durmiendo pero no podía hacerlo.

Debía levantarme para terminar de ponerme de acuerdo con Zuko en quién diría los últimos detalles del plan y también necesitaba ver los detalles de mi unión al consejo de guerra de la Nación del Fuego.

En el consejo todos llevaban la armadura característica de esta Nación. Yo no la tenía y hoy debía presentarme en esa sala.

No sabía que hacer o con quién ir para pedir una o hacer algo.

Preferí no preocuparme demasiado e ir a ver a Zuko para revisar quién diría que en la reunión que tendríamos al mediodía. No dí ni cinco pasos cuando un criado llegó con un paquete para mí.

Criado: Tengo un paquete de parte del Señor del Fuego para usted -me dijo ofreciéndome el paquete-

Nerea: Gracias -dije aceptándolo-

Criado: Que tenga buen día General -me dijo haciéndome una reverencia y después se fue-

Me sorprendí por lo que dijo y pensé.

Nerea: ¿General? Yo no soy una general...... ¿o sí?

Me llevé el paquete dentro de mí habitación y lo abrí. Dentro estaba la armadura en la que tanto había pensado, la saqué y revisé todas las piezas. El traje era muy bonito y hecho con materiales de la más alta calidad.

Nerea: Lástima que lo ocupen para destruir a las personas -dije con tristeza-

Venía una armadura y un traje de tela roja que se ponía debajo de la armadura. Al sacar todas las cosas ví una nota dentro de la caja, la tomé y la leí.

Aceptaste formar parte del consejo de guerra de la Nación del Fuego, pero este solo es un periodo de prueba para tí. No soy una persona paciente así que pregúntale a mi hijo todas las reglas que debes seguir.
Ponte la armadura y asiste a la reunión de hoy.

Me impresionó que el propio Señor del Fuego se tomará la molestia de escribirme una nota con indicaciones...... aunque en teoría no fue muy amable porque solo me amenazó y me dijo que le preguntara todo a Zuko.

Tomé la armadura y me vestí con ella. Se sentía muy extraña pues estaba hecha de metal y eso limitaba el movimiento. De todos modos la armadura me quedaba perfecta y a medida, supongo que tal vez me dieron una de las de Azula porque sería casi imposible crear una de un día a otro.

Recordé que en el Consejo de guerra todos los miembros debían llevar el cabello amarrado así que pensé que sería buena idea amarrar mi cabello de una vez.

Recordé que en el Consejo de guerra todos los miembros debían llevar el cabello amarrado así que pensé que sería buena idea amarrar mi cabello de una vez

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