Capítulo 56

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Narra Zuko

Antes de que esos chicos pasaran a ser la guardia personal de Nerea quise asegurarme de que tuvieran algunas cosas claras, no me gustaba la idea de dejar a mi esposa sola con tres chicos así como así.

Les hice algunas pruebas y también revisé que sus conocimientos de modales y respeto a los altos mandos de la Nación del Fuego, casi todo iba muy bien a excepción de que ese chico Merodac parecía no tener mucho conocimiento sobre esos temas. Los otros dos chicos llamados Ikai y Damier tenían un entrenamiento de respeto casi perfecto así que no tuve que preocuparme mucho por ellos.

Ikai era un maestro fuego no muy talentoso proveniente de una de las colonias de la Nación del Fuego en el Reino Tierra, pertenecía a una familia que se habían enviado para colonizar esos territorios y el nació allá. Tenía más o menos unos 25 años y tenía el aspecto de una persona de la Nación del Fuego común.

Damier por el contrario era un no maestro muy talentoso en las artes marciales así que eso compensaba su nula habilidad con el control de un elemento. Parecía tener unos 22 años más o menos y su aspecto era mas parecido al de las pesonas del Reino Tierra teniendo los ojos de color cafe y la tez un poco oscura.

Por último el tercer chico Merodac era un soldado hábil pero un poco torpe, quiza debido a que estaba acostumbrado a pelear con su elemento y el no poder usarlo aquí lo limitaba mucho... era como tener que aprender todo nuevamente desde cero. Aún así era muy habil en los entrenamientos de percepción y localización. Parecía tener unos 18 años más o menos y su aspecto era totalmente el de un hombre del Reino Tierra, sus ojos eran verdes y su tez no era tan clara, además su cuerpo era más robusto que el de los chicos promedio de la Nación del Fuego.

Apesar de que los tres eran muy diferentes paracian llevarse bien y se complementaban bastante, sus habilidades combinadas funcionarían bien si lograban acomplarse entre ellos, por esa razón les puse un entrenamiento que ayudaba a trabajar en equipo.

Nos la pasamos varios días entrenando eso y aunque me hubiera gustado entrenarlos en persona mis deberes como el Príncipe de la Nación del Fuego no me dejaron hacerlo por mucho tiempo por lo que tuve que delegar esa responsabilidad a un alto mando de la Nación que se aseguraría de que estuvieran bien entrenados en poco tiempo.

Como todos los días al terminar mis tareas regresaba a mi habitación para descansar y volver a hacer lo mismo el día siguiente, lo único que me consolaba era saber que Nerea estaría esperandome allí y no tenía secretos para ella, podía contarle todo y quejarme de lo que me molestara sin que ella se lo tomara a mal y siempre me escuchaba.

Pero para mi sorpresa ella no estuvo allí ese día.

Zuko: Que raro... Nerea siempre termina sus deberes antes que yo...

Pensé en donde podría estar y justo antes de que comenzara a preocuparme abrió la puerta de la habitación y la cerro de golpe como si estuviera evitando que alguien entrara.

Nerea: ¡¡No pienso hacer eso jamás!! -dijo enojada a la puerta-

No sabía que pasaba y anque me interesaba saberlo preferi no decir nada.

Ella se recargo de espaldas a la puerta y se deslizo sobre ella hasta quedar sentada en el piso.

Nerea: ¿Acaso nadie puede verme como una simple chica solamente? -dijo en voz muy baja-

Poco después al fin miro hacia el frente y me vio.

Nerea: ¡Ah!... Hola Zuko -dijo algo incomoda-

Zuko: Me sorprendio no verte aqui cuando llegue pero parece que no tuviste un buen día.

Nerea: Lo cierto es que no -dijo poniendose de pie y sacudiendose la ropa- pero... preferiría que no lo supieras.

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