Capitulo 73

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Narra Nerea

Por primera vez los días en la Isla Ember se me hicieron un poco más felices y tranquilos, podía pasarlos en la compañia de mi bebé... mi hijo.

Me hacía tan feliz poder decir eso sin la preocupación de que algo malo pudiera pasarle, porque nuestro hijo resultó ser justo lo que el Señor del Fuego deseaba, un niño maestro fuego.

Odiaba la idea de tener que complacerlo a él, tener que cumplir sus expectativas cuando algo así era completamente inecesario. Los padres del niño éramos Zuko y yo y anosotros no nos importaba para nada que niestro hijo controlara un elemento en especial o no. Pero esto es lo que la guerra le hace al mundo, y a nuestro niño le había impuesto la carga injusta de ser un maestro fuego... afortunadamente había logrado ser uno.

Fue así como por primera vez al tener a mi bebé en mis brazos me di cuenta de lo apagado que estaba el amor en este mundo, para nosotros niestro hijo lo era todo y para otros solo era una herramienta. Ojalá me hubiera dado cuenta de eso antes... y no después cuando todo se complicó.

Aún así en esos días me sentí una mujer feliz y con un deseo intenso de regresar a la Nación del Fuego para estar con la persona que tanto amaba... mi Zuko.

Como siempre sus cartas no se hicieron esperar y desde el primer momento le conté la gran noticia de que no tenía porque preocuparse porque nuestro bebé había sido un maestro fuego.

Creo que no puedo seguir escondiendote el hecho de que nuestro bebé ya nació y tranquilo porque tengo la tranquilidad de decirte que controla el mismo elemento que su padre... al final no necesité que nos dieras más "dosis de fuego", con las que nos diste fue más que suficiente. No sabes cuanto quiero regresar ya para estar contigo, para que estemos nosotros tres juntos. Pero... no pienso decirte si eres padre de una dulce niña o un hermoso niño, eso lo sabrás cuando volvamos...

Ocultar el sexo de nuestro bebé era un secreto que quería guardar por más tiempo, para qie fuera una gran sorpresa para Zuko.

Luego del nacimiento no pasó mucho para que me recuperara y entonces al fin empezamos a empacar de nuevo todas nuestras cosas para volver. La noche que dormí por última vez en la habitación de Zuko con mi bebé fue especial, me gustaba pensar que aquí había estado él años atrás y que quizá algún día... nuestro hijo haría suya esta habitación como el Príncipe que era.

Seguía pensando tanto qie no me si cuenta de cuando nos subimos al buque que nos llevaría de regreso. Estaba inquieta y casi como si nuestro hijo supiera qie pronto vería a su padre, el también se puso algo inquieto.

Nerea: Tranquilo cariño... pronto ambos lo veremos de nuevo -dije para tratar de calmarlo-

Acaricie su cabecita con los pocos cabellos negros que tenía en ella, cabellos tan negros como los de Zuko pero que se rizaban un poco como los míos, aún así nuestro hijo sr parecía tanto a su padre que cualquiera dudaría más de quién es la madre que del padre.

Su color de piel no era bronceada como la mía sino clara y la mayoría de sus rasgos eran iguales a Zuko. Siemñre me pregunté como sería Zuko de niño y ahora lo sabía, tenía a su copia exacta justo en mis manos.

Sonreí al pensar en todo eso y mi bebé imitó mi gesto sacando un poco de saliva sin querer. Sus ojos... esas dos brillantes esferas me recordaban a...

Nerea: Zuko... -dije en voz baja-

- ¿Zuko? ¿El Príncipe se llamará como su padre? -me dijo una sirvienta-

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