Capítulo 53

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Narra Zuko

A la mañana siguiente me desperté temprano como todos los días para seguir con mi trabajo pendiente. Como me quedé dormido abrazando a Nerea tuve que soltarla para levantarme y eso la despertó.

Nerea: ... mmm... Zuko -me dijo un poco adormilada-

Zuko: Lo siento pero tengo trabajo que hacer, no me puedo quedar dormido más tiempo o me retrasaré con mis deberes.

Estaba a punto de levantarme cuando sentí que Nerea me tomó la mano para que no lo hiciera.

Nerea: No es necesario que te esfuerces tanto, el médico me dijo que ya podía volver a hacer las cosas que hacía antes... ya me recuperé -me dijo con una gran sonrisa-

Me hipnotizaba verla sonreir de una manera tan sincera que no pude hacer otra cosa más que ponerme igual de feliz que ella.

Nerea: ¡¡Auchh!!... Me quemaste -dijo apartando su mano y apretandola con la otra-

No entendía que había pasado, yo no había hecho nada.

Zuko: ¿Quemarte?... yo no hice eso.

Nerea: Si lo hiciste, de pronto tu mano se puso muy caliente y me quemaste un poco...... ¿Creí que no podías hacer fuego control? -me dijo un poco confundida-

Zuko: No puedo hacerlo... ¿o si?

Nerea: Quiza... ¡¡Tu fuego control está regresando!! Eso sería algo muy bueno.

Zuko: Pero por ahora solo puedo crear fuego cuando siento alguna emoción fuerte que me hace enojar.

Nerea: ¿Entonces estás enojado conmigo? -me dijo muy triste-

Zuko: ¡No! Al contrario, la noticia de que ya estás bien me puso muy felíz.

Nerea: Mmm... entonces... ¿puedes hacer fuego control cuando estás feliz también?

Zuko: Quizá... podría ser una posibilidad. Pero no hice fuego control ahora, sino que solo te queme la mano por el calor.

Nerea: Que importa, es un gran avance ¡Deberíamos celebrarlo!

Nerea se acercó y me abrazó con todas sus fuerzas por la felicidad del momento. Yo le correspondí el abrazo y nos quedamos así por un rato.

Nerea: Bueno... esa era la noticia que te quería decir ayer pero estabas muy cansado para hablar. Ahora ¡¿puedes decirme cuál era tu noticia?!

Ella me miró con los ojos bien abiertos como si fuera una niña a la que le estás diciendo la mejor noticia del mundo, su sonrisa era sincera y parecía estar muy emocionada con la simple idea de recibir una sorpresa de mi parte; tanto que si le decía que su sorpresa era simple hoja de papel quiza se sentiría la mujer más afortunada del mundo.

Zuko: Bueno, para darte tu sorpresa primero tenemos que ir por ella.

Nerea: ¿Ir por ella? ¿Pues que me vas a dar?

Zuko: Es una sorpresa, no te lo voy a decir.

Nerea me hizo una cara de perrito triste para que se lo dijera pero yo no iba a ceder y decirle que era lo que tenía en mente. Quería que lo descubriera por ella misma.

Nos cambiamos y al final salimos de nuestra habitación para dirigirnos al centro del Palacio de esta Nación.

Nerea: No sabes cuanto me alegra poder caminar por estos pasillos con normalidad y al fin poder salir de esa cama.

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