Narra NereaMi situación no mejoró, Zuko y yo hicimos todo lo posible para que pudiera recuperarme pero no fue así. Él se aseguraba de traerme mi comida personalmente, revisaba a los cocineros prepararla y apesar de eso seguía igual. Luego empezó a revisar a los comerciantes de comida para ver si el problema venía desde allí... y nada. Seguía igual o peor.
Me quitaron a Zarheo, tenían miedo de que pudiera llegar a contagiarlo justo como ya lo había hecho. Fue muy duro para él, quería estar conmigo y lloraba desconsolado cuando lo alejaban. También fue duro para mí...
Verlo así me mataba por dentro. Incluso empezó a dormir en una habitación diferente a la de nosotros, era un bebé y entendía que debíamos cuidarlo... pero también era mi hijo.
Faltaba poco para empezar con la invasión y yo no quería irme dejando las cosas como estaban.
Nerea: No quiero irme Zuko... no en estas circunstancias.
Zuko: Lo sé, yo tampoco quiero irme.
Nerea: ¿Qué pasará cuando ambos estemos fuera?... ¿Quién cuidará de él?
Zuko: Nos las arreglaremos, ya lo verás.
El cargaba a Zarheo lejos de mí, dormía tranquilo porque solo lograba calmarse cuando yo estaba cerca.
Nerea: ¿Podría cargarlo? -le rogue desde la cama-
Zuko: Claro.
Se acercó y me dió a Zarheo, yo lo tomé en brazos y lo miré aún dormidito. Era tan lindo y tierno que no podía dejar de mirarlo.
Nerea: Es absurdo, estoy envenenada no enferma. El veneno no puede contagiarse por cercania... No entiendo por qué no me dejan estar con él.
Zuko: Ya lo sé, por eso yo si te dejo verlo.
Nerea: Te lo agradezco tanto.
Nos quedamos en silencio un rato más, no queríamos despertar a Zarheo porque si me veía cargandolo no querría irse después. El silencio era como cualquier otro pero para nosotros estuvo lleno de huecos. Las cosas pintaban mal y aunque los dos lo sabíamos no habíamos hablado de ello hasta ahora.
Nerea: Zuko... si algo me pasa... por favor cuida de Zarheo. Es solo un bebé y no quisiera que... -no terminé, me interrumpió-
Zuko: No digas eso, eso jamás pasará.
Nerea: No lo sabemos Zuko -dije negando con la cabeza aceptando la realidad- quiero que me prometas que lo harás. Prométeme que lo cuidaras de todo y todos... por favor.
Me miró con los ojos clavados en mí, pero no estaba triste sino más bien... confiado.
Zuko: No pasará -acercó su mano a la mía y la apretó con fuerza- confías es mí ¿no es así?
Nerea: Siempre lo haré, sabes que sí.
Zuko: Entonces solo deja que ocurra -se acercó hasta esconder su cabeza en mi cuello y hablarme bajito al oido- cuando te lo diga estarás librada de todo esto.
No lo entendí, ¿Cuándo él me lo dijera... saldría librada? Eso no tenía sentido.
Nerea: ¿A qué te...?
No pude replicarle porque empezamos a escuchar ruido afuera, seguro serían las sirvientas que a esta hora solían revisarme antes de dormir.
Le di nuestro hijo a Zuko rápidamente antes de que entraran y vieran que yo lo tenía. Se alejó de mi para que no vieran que estábamos tan cerca. Solo estaba envenenada, no estaba enferma o con algún virus contagioso pero al parecer creian que con solo tenerlo cerca podría contagiarle el veneno o algo así. Eso era absurdo, el veneno tiene que entrar en tu cuerpo digerido o inyectado, no por contacto.
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Nación Tribal
DragosteMi gente... mi tribu... ahora vivo en la nación enemiga, visto su ropa y soy un importante miembro de la corte Real... esto se considera traición pero en mi caso no era así, todo esto lo hacía por ellos, por mi gente; sin embargo ahora ya no pertene...