Capitulo 50

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Narra Zuko

Puedo jurar que mi gritó se escuchó por todo el campo de batalla, pero fue opacado por el grito aún más fuerte de Nerea al sentir la llama.

Me desgarró el alma escucharla y ver cómo sentía el dolor de una llama tan intensa en su costado derecho.

En ese momento me arrepentí de haberla dejado luchar sola en la costa... si hubiera estado con ella quizá eso no le habría pasado.

Todos nos quedamos helados al escucharla, incluso las chicas con las que estaba peleando.

Zuko: ...Nerea... -era en lo único que podía pensar-

Mis oponentes me tenían bajo ellos sujeto al piso para que no me moviera, pero en ese momento lo único que quería era ir con ella así que con las fierzas que saqué de no sé donde forcejee para liberarme. No se si fue el enojo o la frustración pero pude levantarme de ahí muy facilmente con un movimiento de fuego control.

Era de noche, cuando el fuego control es más bajo, pero creo que ha sido de las veces en las que más cantidad de fiego he logrado crear

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Era de noche, cuando el fuego control es más bajo, pero creo que ha sido de las veces en las que más cantidad de fiego he logrado crear. Tanto que incluso era difícil para mi controlarlo.

No perdí el tiempo y me dirigí de inmediato a donde estaba Nerea pero los dos chicos con los que estaba luchando también me siguieron. Supongo que pensaron que no tendría piedad de quienes lastimaron a mi amada Nerea.

Estaba tan enojado que cada pisada dejaba rastros de fuego por mi camino... quién hubiera pensado que tan solo una hora antes no podía crear ni una simple llama.

A lo lejos podía ver a Nerea que aún seguía atrapada en el hielo tapando la herida con sus manos como si le doliera mucho y con las pocas fuerzas que le quedaban.

Me apresure lo más que pude y al llegar Azula ya estaba ahí. Estaba muy enojada pero era obvio que no estaba así por lo que le hizo a Nerea sino porque su ataque había fallado... y ella odia perder.

Usé mi fuego para derretir el hielo y tomé a Nerea en mis brazos en cuanto pude. Se sentía fría, tenía los ojos cerrados y su cuerpo temblaba del dolor. Quite su mano de la herida para revisar y noté que tanto su ropa como su mano estaban cubiertas de sangre que aún seguía tibia.

Zuko: Lo siento -le dije mientras la abrazaba con todas mis fuerzas- no debí irme de tu lado.

Unas cuantas lágrimas cayeron de mi cara pero no llegaron a ningún lado, se quedaron estáticas en el aire como si estuvieran siendo controladas.

La miré y sus ojos apenas podían abrirse.

Nerea: Z-Zu... Zu-Zuko -apenas pudo decir-

Zuko: ¡¡No digas nada!! Quédate quieta hasta que podamos hacer algo para ayudarte.

Nerea: Zu-zuko... m-me duele mucho.

A cada segundo que pasaba la sentía aún más fría y me mataba no poder hacer algo para ayudarla. La abracé aún más fuerte lamentandome por no haber podido ayudarla.

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