Capítulo 67 "Campanadas"

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Mangel P.Q.V

-¡Hostia! -exclamó Cheeto al derramar su cerveza.

Me eché a reír como un loco, hasta llegar al punto en el que di palmadas sobre la mesa.

Habíamos quedado Cheeto, Alex, Rubius y yo con Cristina, una chica que conocí el otro día. Ella estaba sentada a mi lado, tapándose la boca con su delicada mano mientras se reía. Su pelo castaño y rizado le caía por la espalda hasta llegar a su cadera. A pesar de tener los ojos entrecerrados, brillaban con su característico color verdoso, cambiante según la luz.

Era muy guapa. Pero no me gustaba. Bueno, sí, como amiga, pero... Ay, dejémoslo.

Sin embargo, Rubius no parecía estar divirtiéndose. Estaba sentado frente a mí, mirando a través de la ventana con la cabeza apoyada en la mano. Parecía pensativo.

Le di una patada por debajo de la mesa.

-¡Auch! -se quejó mientras se frotaba la espinilla. Por fin había reaccionado.

Señalé con la cabeza la puerta del bar. Mi amigo pareció no entenderlo, así que me levanté y me dirigí hacia fuera, esperando a que me siguiera.

Él hizo lo mismo, disculpándose con el resto y se reunió conmigo afuera, en una esquina para evitar que nuestros amigos nos viesen.

Hacía frío. Mucho. Pero era más importante la felicidad de mi amigo.

-¿Qué quieres? -me preguntó malhumorado.

-¿Cómo que qué quiero? Quiero saber qué te pasa. -indiqué cruzándome de brazos.

-¿A mí? No me pasa nada. -negó mientras desviaba la vista. Sólo hacía eso cuando estaba mintiendo, lo conocía demasiado bien.

-Dime la verdad, Rubius. A ti te pasa algo. -insistí.

El chico iba a protestar, pero al ver cómo le miraba, suspiró rendido. Sabía que no había manera de hacer que parara de insistir.

-Está bien... -murmuró. -Antes de venir aquí... Andrea ha venido a mi casa. -asentí, animándole a que continuara contándomelo. -Ha venido para pedirme consejo sobre... Jeremy.

Fruncí el ceño. ¿Por qué le pediría consejo?

-Me ha contado que... -y me relató lo ocurrido, desde la enfermedad de Jeremías hasta que ella salió corriendo por la puerta.-Y por eso estoy así.

Abrí la boca para aconsejarle, pero me interrumpió:

-Creo que lo mejor es que me aleje de ella, Mangel. -dijo con dolor.

-¡¿Pero qué dices?! -exclamé alterado. Era la mayor estupidez que había dicho últimamente.

-Sí, tío... Desde que la conozco no he hecho más que dañarla, lo mejor para los dos es alejarnos... Aunque la despedida sea dolorosa, lo es menos que estar a su lado.

No pude evitarlo. Levanté el puño y le di en el brazo. No muy fuerte, pero le dolió.

-¿¡Pero qué haces?! -protestó frotándose el brazo.

-No vuelvas a decir eso. -amenacé. -Te gusta y a ella le gustas, no hay nada más doloroso que separaros.

-Pero...

-Calla. -le pedí. -Sí, es cierto que ambos sufrís, ella sufrió cuando te vio con Aroa...

-No era mi novia...

-Y tú estás sufriendo ahora porque ella está con Jeremías. -continué, ignorándole.

Desvió la mirada avergonzado. Sabía que yo tenía razón.

La revolución (ElRubiusOMG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora