Capítulo 4 "Desconfianza"

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Me quedé paralizada.

Del portal salieron Yanara y... Rubius. Mi ídolo. Lo tenía justo delante. En carne y hueso.

Me iba a dar algo.

La chica se estaba riendo, pero cuando me vio, paró, como si hubiese aparecido una araña delante de ella.

Pero no le hice caso. Me quedé fijamente mirando a Rubén. Él se percató de que le miraba, pero no se extrañó, sino que me dedicó una sonrisa muy sincera que me derritió, aunque por fuera seguía sin saber cómo reaccionar.

-Hola.-saludó alegre, apartándose un poco de la otra chica.

-Hola...-respondí tímidamente, sin saber qué hacer.

Sabía de sobra que antes o después le habría visto, pero no tan... de repente, en la calle. Mis manos comenzaron a temblar de la emoción, así que las oculté detrás de mi cuerpo.

-Vámonos, Rubén, que tenemos muchas cosas que hacer...-protestó Yanara tirando de su brazo.

Me pareció ver que Rubius puso una mueca, pero no lo puedo confirmar.

Aún así, decidí ayudarle.

-¿Me puedo hacer una foto contigo?-pregunté intentando ocultar mis nervios, aunque me tembló la voz ligeramente.

-¿Criaturita del señor?-preguntó el chico.

Asentí alegre.

-¡Pues claro! Es lo menos que puedo hacer por ti.-exclamó.

Se separó rápidamente de Yanara y se puso a mi lado.

Saqué mi móvil de la mochila tratando que no se me cayera y se lo di a la chica, evitando rozar sus dedos. Me provocaban asco. No porque estuviese sucia, sino por su personalidad.

Me coloqué en posición y sonreí. Sentía el calor del cuerpo de Rubius, que me estaba rodeando con un brazo el cuello. Casi me desmayo allí mismo.

Vi que Yanara tenía cara de disgusto, pero aún así hizo la foto.

Sonó el "click" y la Barbie me devolvió el móvil lo más rápido que pudo. Al menos salió bien la foto. En ella salia yo con cara de no poder con mi vida y él con una de sus muecas.

-Muchas gracias.-dije admirando la foto, sin poder creérmelo. ¿De verdad estaba pasando? ¿Era eso real?

-¿Hemos salido bien?-preguntó Rubius acercándose a mí.

Le enseñé el móvil y se rió.

-Parezco un pedófilo.-dijo poniendo cara de pervertido.

Nos reímos, pero nuestro momento de diversión fue interrumpido por una chica impaciente y asquerosa.

Tenía ganas de estamparle la cara contra un muro.

-Rubén, vámonos.-repitió la chica agarrándose del brazo de Rubius.

La miré con desprecio. Rubius se dio cuenta y le hizo una seña a Yanara para que esperase. Esta resopló y se cruzó de brazos.

Rubius me cogió del brazo y me llevo a unos metros de ella.

-¿Qué pasa?-pregunté extrañada pero embobada por la mano que me rodeaba la extremidad.

-Estás celosa, ¿verdad?-preguntó, aunque sabía que era obvio.

Bajé la cabeza, sin saber qué hacer. Pateé una piedra y me encogí de hombros.

-No... No es eso... Es que... Eh...-no me salían las palabras, jamás me había sentido tan avergonzada.

-Últimamente estoy recibiendo muchas menciones de chicas que me aconsejan que lo deje con ella...-me interrumpió.

-Tienen razón.-repliqué son pensar. Al ver lo que acababa de decir, rectifiqué-Pero... Si quieres estar con ella, no te lo vamos a impedir. Somos felices si tú lo eres.-dije mirándole a los ojos marrones verdosos, como los míos.

-Gracias por entenderlo.-sonrió, poniéndome una mano en mi brazo. Otra vez esa sensación de derretirse.

-Sólo una pregunta...-dije.

-Suelta.

-¿La amas?-pregunté.

Mierda. Andrea, ¿cómo se te ocurre preguntar esas cosas?

Vi cómo dudaba. Metió sus manos en los bolsillos del pantalón.

-¿Por qué estás con ella si no la amas?-pregunté curiosa. Al ver que seguía sin responder, me cogí de las manos.-Lo siento, no quería...

-Sí la quiero.-respondió secamente. Pero mentía. Lo sabía porque evitaba mirarme a los ojos.

Además, yo había usado la palabra "amar". Y él no.

Nos quedamos en silencio unos segundos.

-¡Rubén!-exclamó una voz irritante.

-Creo que debería irme.-dijo Rubius.-Gracias por entenderlo.-me sonrió.-¡Adiós!-exclamó mientras se despedía con la mano.

Observé que llegó junto a Yanara y esta trató de cogerle de la mano, pero el chico hizo un rápido movimiento y la evitó. Echó a caminar rápidamente y la Barbie le siguió.

Desde luego no parecían la pareja feliz que había visto en el vídeo.

Les observé hasta que desaparecieron por una esquina.

Y me fui a mi casa.

La revolución (ElRubiusOMG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora