Tercera parte

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Capítulo 54 "Cualquiera menos él"

Me sentía totalmente perdida, sin saber qué hacer.

—¿Andrea?—preguntó una voz conocida.

Levanté la cabeza y me encontré con él: con Jeremías. Hacía muchas semanas que no le veía, ¿qué hacía ahí?

—Jeremy...—susurré.—Quiero decir, Jeremías. ¿Qué haces aquí?

Me limpié disimuladamente las lágrimas con el dorso de la mano, pero sabía que aún se notaba que había llorado.

—Pues estaba paseando por aquí cuando te vi... ¿Estás bien?—parecía realmente preocupado.

En ese momento no me apetecía hablar con nadie, mucho menos con Jeremías. Le había pillado manía, aunque no sabía por qué. Pero no tenía fuerzas para decirle que se fuera.

Abrí la boca, pero al recordar las palabras “es mi novia” dichas por Rubius, me derrumbé de nuevo. ¿Desde cuándo era tan débil?

No lo sé. Tan sólo quería encerrarme en algún recóndito lugar e ir desapareciendo poco a poco del mundo.

 —¿Andrea?—dijo el chico mientras se sentaba a mi lado y me miraba curioso.

No pude evitarlo. Me lancé a sus brazos, buscando algún refugio en el que ocultarme, aunque fuesen los brazos de un chico apenas conocido.

Al principio parecía confuso, pero me abrazó, primero suavemente, y después estrechándome. Le agradecí el gesto con una pequeña sonrisa, pero seguro que no la vio, pues tenía la cara enterrada en su pecho.

Nos pasamos un buen rato así. Yo, sin expresión alguna, con lágrimas cayendo por mis mejillas. Él, sonriendo débilmente para tratar de animarme, abrazándome.

Quizá había subestimado a ese chico.

Rubén P.Q.V

 

Tenía que alcanzar a Andrea como fuese, todo había sido un malentendido, no quería perderla. Bajé las escaleras rápidamente, ignorando a Aroa, quien me llamaba.

Al llegar a la calle, divisé de lejos a la chica corriendo y me puse a perseguirla, pero era muy rápida.

Todo era culpa mía. ¿Por qué le había dicho a Andrea que Aroa era mi novia? Qué imbécil fui.

Tenía que decirle a Andrea que en realidad no era mi novia, sino una amiga. Una amiga que desde siempre había querido salir conmigo, así que me aproveché de ella para pedirle ser mi “novia” y así saber si realmente me gustaba Andrea, o si sólo era atracción. En realidad no sentía nada hacia Aroa, pero ella hacia mí, sí.

Hacía poco que la había llamado para decirle que quería dejarla, pues ya no necesitaba comprobar lo que sentía hacia la rubia, pues cuando nos besamos todo se aclaró, pero… Andrea había llegado antes de poder decirle a Aroa que ya no quería salir con ella, y para no dañarla, dije que era mi novia.

Pero para no hacer daño a Aroa, se lo había hecho a Andrea. Muy bien hecho, Rubius, así se hace.

Seguía corriendo, y ya mis músculos se empezaban a quejar. Y para rematar, perdí de vista a Andrea. Estaba en un parque desconocido.

Roté sobre mí mismo para tratar de adivinar dónde me encontraba, pero nada me daba ninguna pista. Triste pero decidido a volver a casa, regresé sobre mis pasos cuando, de repente, localicé a Andrea.

Estaba sentada en un banco y abrazada a otro chico a quien no le podía ver la cara. ¿Tan rápido se había olvidado de mí? ¿O es que el beso no había significado nada? No podía ser, esas lágrimas que había visto antes en sus ojos no podían haber sido falsas… ¿O sí?

La revolución (ElRubiusOMG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora