Dos semanas más tarde aún no había hablado con Rubius. Me había llamado varias veces, mandado muchos mensajes, incluso había preguntado por mí en un vídeo de forma indirecta, pero yo no le respondí. Sabía que algún día tenía que perdonarle, pero todavía era pronto.
Sí que había quedado con Mangel, y él trató de convencerme para perdonar a Rubius, pero yo me negué.
—Algún día tendrás que perdonarle, ¿no? —fue lo que me cuestionó.
Yo sólo me encogí de hombros y respondí:
—Tal vez. El problema es que cuanto más profundas son las heridas, más tardan en cicatrizar. La mía llegó al corazón.
En cuanto a Jeremy… quise quedar con él, pero no tenía su número. Qué lista que soy, ¿eh? Y probablemente no volvería a verle jamás por un simple despiste. Hay que ver cómo necesitamos el móvil actualmente.
En ese mismo momento estaba metiendo algunos libros en mi mochila, pues el instituto empezaba al día siguiente. Qué ganas, por Dios (nótese el sarcasmo).
Empezaría 4º de ESO. El último curso de secundaria… Madre mía, cómo pasa el tiempo. Y sí, con 14 años empezaba 4º, es que soy de las más pequeñas, ¿vale?
Después de meter todo lo necesario, cené tranquilamente y me metí en la cama, nerviosa por el día siguiente.
Nos mezclaban, por lo tanto estaría con gente nueva, o al menos de otras clases. ¿Y si no encajaba? ¿Y si volvía a ser la rara, como siempre? Tenía miedo. Mucho.
Una cosa es que no me importase lo que pensasen los demás, pero otra era que me diese igual no tener amigos y ser un desecho social. Eso ya no.
Poco a poco, conseguí conciliar el sueño, hasta quedar profundamente dormida.
**************
Salí del portal y me encaminé al instituto. No estaba muy lejos, pero lo suficiente como para darme tiempo a escuchar unas cuantas canciones.
Mi estómago rugía, pues apenas había desayunado por los nervios, e iba con los nervios a flor de piel. ¿Qué me deparaba este curso?
Al entrar por la puerta, varias personas me miraron. ¿Por qué? No llevaba nada en especial, tan sólo unos vaqueros cortos negros, una camiseta de Nirvana y zapatillas de deporte, ¿qué tenía en especial?
Sacudí la cabeza y me dirigí a mi clase. Nada más entrar, Laia saltó sobre mí.
—¡Andrea! —exclamó.
—Em… Perdona, ¿quién eres? —cuestioné sorprendida.
La chica se separó de mí, con los ojos llenos de preocupación.
—¿Cómo que quién soy? Andrea, estás bromeando, ¿no? —repuso asustada.
Negué con la cabeza.
—Tuve un accidente hace un par de semanas y no recuerdo gran cosa…—indiqué.
Laia se tapó la boca con las manos, y parecía a punto de llorar.
—¡Que era coña! —exclamé abrazándola.
—¡Imbécil! Qué susto me has dado…—protestó divertida.
Nos separamos y nos reímos.
—Al parecer nos ha tocado en la mis…—dije, pero alguien me interrumpió.
—¿Andrea? —preguntó una voz extrañamente familiar.
Me giré y me encontré con un chico alto, de pelo moreno y brillantes ojos azules.
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La revolución (ElRubiusOMG)
Fanfiction¿Nunca os habéis preguntado qué pasaría si Rubén Doblas Gundersen, más conocido como ElRubius, tuviese novia? ¿En cómo reaccionarían las fans hembras? ¿Se alegrarían por ellos o... prepararían un plan? Andrea, una chica de catorce años con un vacío...