-¡Adiós! -exclamé mientras me despedía con la mano de Laia. Ya había empezado las clases hace una semana, ese día era viernes y quería irme cuanto antes, puesto que había quedado con Rubén y los demás.
Desde ese día, sólo nos pudimos ver un rato por la tarde del martes de esa semana, que me lo encontré por la calle. No supe muy bien cómo reaccionar, así que simplemente le di un abrazo. Pareció decepcionarse un poco, pero en seguida una sonrisa le cubrió el rostro. Increíble cómo alguien era capaz de hacerte sentir seguro y protegido con una simple sonrisa, y tan bella como la suya.
Estuvimos un rato hablando animadamente, pero me tuve que ir porque tenía dentista, así que se despidió de mí con un beso en la mejilla. Sin embargo, me quedé quieta en el sitio, observando cómo desaparecía por una esquina. Seguía sin poder entender por qué se había fijado en mí. Había millones de chicas muchísimo más guapas y mejores que yo. ¿Por qué me escogió a mí?
Sacudí la cabeza para olvidarme de esos recuerdos y centrarme en la calle. A pesar del sol que hacía, estaba congelada y quería llegar cuanto antes a la casa de Alexby -habíamos quedado allí -para calentarme. Y ver Rubius, obviamente.
Tras veinte minutos caminando con la mochila a mi espalda, llegué y pulsé el timbre. Me percaté de que siempre quedábamos en casa de alguien, nunca fuera. Supuse que sería porque se avergonzaban de ir conmigo y no querían que nadie les viese con una cría menor de edad.
El anfitrión me abrió con ilusión y me invitó a pasar.
Dentro estaban Rubén, quien me miró sonriente al entrar, Cheeto, Mangel y Eli. Al parecer, Cristina no había podido venir.
-¡¡HOLA A TODOS!! -exclamé lanzando la mochila a un lado y extendiendo los brazos.
-¡¡MARIDA MÍA!! -gritó la peliazul, que se levantó para venir corriendo hacia mí y abrazarme. -¡PENSABA QUE ESTABAS MUERTA!
-No... Nunca moriría sin antes despedirme de ti, muyaya. -susurré de forma dramática, aunque por dentro me quería morir de la risa.
-Muy buenas, Andrea. -saludó Cheeto alzando su cerveza.
-Bueno, ya está bien, esto se está volviendo muy lésbico. -dijo Eli separándose de mí. Me reí y le empujé la cara con la mano en broma. -Además, te están esperando. -señaló con las cejas al rubio, el cual estaba hablando con Mangel.
Esta vez le empujé todo el cuerpo mientras que ella se reía como una loca.
-Imbécil...-susurré. Peor justo cuando iba a saludar a los restantes, alguien me empujó con fuerza por detrás, tirándome con fuerza encima de Rubius.
-¡AH, COÑO! -exclamó este.
-¡Lo siento! -me disculpé mientras me retiraba lo más rápido posible de su regazo. Al levantarme y ver a Alex reírse, no dudé en salir en su persecución.
Cogí un cojín y grité su nombre mientras que el chico salía corriendo con cara de miedo. Justo cuando iba a cogerle, me resbalé y caí de golpe sobre las manos y rodillas, haciéndome mucho daño.
-¡JA! ¡NUNCA ME VAS A PILLAR! -gritó el enano, que se encerró en su habitación.
-¡YA VERÁS CUANDO SALGAS! -le amenacé riéndome, aunque apenas podía mover las articulaciones. Al apoyar mal, me había torcido también el codo, y era lo que más me dolía. Mis rodillas protestaban, pero era algo llevadero.
-¡Andrea! ¿Estás bien? -me preguntó Mangel, que había aparecido a mi lado.
-Sí, sí, es que soy muy torpe. -respondí, no quería que se preocupasen por mí.
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La revolución (ElRubiusOMG)
Fanfiction¿Nunca os habéis preguntado qué pasaría si Rubén Doblas Gundersen, más conocido como ElRubius, tuviese novia? ¿En cómo reaccionarían las fans hembras? ¿Se alegrarían por ellos o... prepararían un plan? Andrea, una chica de catorce años con un vacío...