Bien, llevaba ya varios meses controlando mis impulsos, pero era hora de dejarme llevar. Era una emergencia, la vida de Rubius y la de su madre estaban en peligro.
Golpeé la puerta algo nerviosa. No, tenía que dejar de lado la vergüenza y el nerviosismo para dar paso a la seguridad y precisión.
Me quedé un rato esperando, así que supuse que no habría nadie.
Iba a darme la vuelta derrotada cuando escuché la puerta de la casa abrirse.
—Hola, ¿en qué puedo ayudarte?—cuestionó una voz masculina.
Era Wouter. No era mucho más alto que yo, y llevaba el pelo castaño alborotado. Sus ojos verdes estaban apagados y poseía unas profundas ojeras.
Iba en pijama, además, así que supuse que se acababa de levantar. Bien, así tenía menos fuerza.
—Eh... Sí. —afirmé.—Quisiera usar su teléfono, por favor. No encuentro a mis padres y me he quedado sin batería...
—Ah, claro.—dijo abriendo más la puerta para que pudiese entrar.
De momento no parecía un asesino en serie.
Entré y una ola de calor me golpeó. La entrada era amplia y el suelo de madera hacía la vivienda muy acogedora. Los muebles eran de tonos claros y las lámparas de estilo clásico. Digamos que no le pegaba mucho a un chaval de 18 años, así que deduje que vivía con sus padres. Tenía que tener mucho cuidado.
—El teléfono está en la cocina, la segunda puerta a la derecha.—indicó, sacándome de mis pensamientos.
—Gracias.
Me dirigí a la cocina, la cual era enorme, con los muebles blancos y el suelo negro brillante.
Localicé el teléfono y lo cogí con intención de parecer que llamaba.
Mientras hablaba sin haber nadie al otro lado de la línea, observé que Wouter se apoyaba en el marco de la puerta.
Colgué y sonreí falsamente.
—Ahora vienen, muchas gracias.—agradecí.
—No hay de qué, pero la próxima vez ten más cuidado.—me sonrió. ¿En serio era él el que había amenazado a Rubius?—¿Quieres algo?
—No, gracias, estoy bien.—esto se estaba volviendo muy incómodo. —Así que... ¿Vives con tus padres?
Wouter afirmó con la cabeza.
—Y me queda para independizarme.—se rió.—Pero ahora no están, se han ido a no sé dónde.
Bien. Estábamos solos.
—Un momento... Tú eres Wouter, ¿no?—me hice la tonta.
El chico pareció sorprenderse.
—Sí... ¿cómo lo sabes?
—He visto algún vídeo tuyo.—indiqué.—Y haces spam en el canal de Rubius.
Wouter pareció ponerse nervioso, ya que empezó a mover los dedos frenéticamente.
—Eh... Sí. —se rió.—Pero sólo para empezar, cuando haya ganado más suscriptores dejaré de hacerlo.
Ya, claro. Todos decían eso y nunca lo cumplían.
—¿Me podrías firmar un autógrafo?
—¡Claro! Ven a mi habitación, voy a por papel y un boli.—se giró y le seguí mientras acariciaba el mango de mi cuchillo.
Subimos las escaleras y entramos en su habitación, la cual estaba un poco desordenada.
—Perdón por el desorden.—se disculpó mientras cogía un trozo de papel.
ESTÁS LEYENDO
La revolución (ElRubiusOMG)
Fanfiction¿Nunca os habéis preguntado qué pasaría si Rubén Doblas Gundersen, más conocido como ElRubius, tuviese novia? ¿En cómo reaccionarían las fans hembras? ¿Se alegrarían por ellos o... prepararían un plan? Andrea, una chica de catorce años con un vacío...