Andrea P.Q.V
Me desperté con la respiración agitada. Una luz me cegó, así que cerré los ojos con fuerza. Me los froté con ambas manos y los volví a abrir.
Sobre mí se encontraba un brillante cielo con unas pocas manchas blancas, las cuales eran nubes.
Noté que algo se me clavaba en la espalda y me erguí dolorida. Había estado tumbada sobre las rocas del acantilado.
Giré la cabeza y me encontré con una mirada cristalizada pero preciosa.
—Luis...—susurré aliviada.
—¿Estás bien? ¿Te duele algo?—preguntó poniendo una mano sobre mi hombro, gesto que agradecí internamente.
—Sí, sí, tranquilo, sólo ha sido la impresión de la caída...—dije aún un poco desorientada.
El rubio suspiró aliviado y me sonrió. Una calidez me recorrió en cuerpo entero, como una corriente eléctrica pero agradable.
Nos quedamos mirándonos durante unos instantes.
No hablábamos. No nos movíamos. Sólo... mirábamos.
—Y... ¿cómo me has cogido? Estabas en el agua...—indiqué desviando la mirada; me había sonrojado.
Luis pareció notarlo y se rió débilmente.
—Es que el agua estaba muy fría, así que me salí para secarme. Cuando estaba en las rocas, vi que te tropezaste o algo y estabas cayendo hacia donde estaba, así que no dudé en cogerte.—explicó, aún sonriendo.
¿Es que nunca dejaba de sonreír?
—Me has salvado la vida...—susurré y le miré con lágrimas en los ojos.—Gracias.
—No tienes por qué darlas. Somos amigos... ¿no?
Asentí sonriente.
Ambos estábamos sentados sobre las rocas, uno al lado del otro.
Estaba atardeciendo y el sol se ocultaba por el horizonte, dándole un color anaranjado al cielo.
Me quedé embobada mirando aquel espectáculo de la naturaleza, tanto que no me di cuenta de que Luis me había cogido de la mano.
Miré nuestros dedos entrelazados y sonreí levemente.
“Andrea, piensa.” dijo una voz dentro de mí.
¿Qué estaba haciendo? ¡Si Luis no me gustaba! Bueno, era guapo, y simpático, y agradable, y gracioso...
No, no me podía gustar nadie. Pero tampoco quería retirar mi mano de la suya, me encantaba el contacto...
Por suerte, escuchamos un grito y acto seguido un cuerpo cayendo al agua. Pude retirar la mano con la excusa de taparme la cara para no mojarme.
—¡Idiota!—exclamó el chico. Al principio pensé que lo había dicho de broma, pero al ver su cara supe que estaba realmente enfadado. ¿Por qué?
—Ay, perdón por interrumpir vuestro momento.—dijo irónica Eli.
—¿Qué momento?—pregunté haciéndome la inocente.
La chica no respondió, sino que me miró con obviedad.
Quería alejar ese tema cuanto antes.
—Un momento... ¿Cuántas veces has saltado?—pregunté extrañada.
Algo no me encajaba.
—Esta vez, nada más. —respondió inclinando la cabeza.
—Pero si...—me callé para pensar.—¿Cuánto tiempo llevo desmayada?
Luis se encogió de hombros. Parecía un poco... ¿triste? No, seguro que eran imaginaciones mías.
—Apenas diez segundos.—respondió, evitando mirarme a los ojos.
¿Pero qué le pasaba? ¿Primero me da la mano y luego me evita?
—Pero...—¿en sólo diez segundos había tenido aquel sueño? No era posible... Aunque la mente es muy rápida.
Dejé caer los hombros rendida. Todo había sido muy raro.
—¿Qué pasa?—preguntó preocupada mi amiga.
—Nada. Sólo... sólo necesito pensar.—respondí ausente.
Los dos hermanos se miraron extrañados.
Me levanté y me dirigí a la playa. Era cierto lo de que necesitaba pensar.
Ese sueño estaba claro que tenía un significado. Bueno, ya sabía el significado, pero... No sabía qué decidir.
Ya me había dado cuenta de que le gustaba a Luis, pero a Rubén... imposible. No podía gustarle al youtuber más conocido de España por varias razones:
1-Me sacaba diez años.
2-A él le gustaban las japonesas y noruegas.
3-Soy antipática, fea, y toda la lista que ya he mencionado.
Luis era un poco mayor que yo, apenas unos meses, y podría ser más probable que le gustase, pero... también podría ser que el rubio sólo quisiera un lío, no una relación seria, y yo me negaba a que me utilizasen.
Bufé y me dirigí hacia mi habitación. Justo al entrar, escuché unos pasos acelerados.
—¡Andrea!—exclamó mi amigo.
¿Precisamente ahora tenía que venir? No podía pensar si le veía a él o a Rubius.
Traté de cerrar la puerta, pero el pie del chico se coló antes.
Suspiré y abrí de nuevo la puerta.
—Siento haberme puesto así, es que...—le interrumpí.
—Da igual, no te preocupes.—traté de sonreír, pero en vez de eso, me salió una mueca.
—Y a ti... ¿qué te pasa?—preguntó preocupado.
No quería hablar de eso, pero tampoco le quería ocultar nada.
Por suerte, sonó el teléfono. Gracias a Dios.
Lo cogí y respondí.
—¿Hola?
Rubén P.Q.V
Hacía más de una hora que le había mandado el mensaje, así que decidí llamarla, no aguantaba esta sensación de no saber quién era ese chico.
La busqué en mi agenda de contactos y pulsé su nombre.
Crucé los dedos para que contestara.
—¿Hola?—preguntó esa voz que tanto me alegraba los días.
—Tenemos que hablar...—dije serio.
____________________________________________Ho-hola soy Germán y te apuesto una mandarina a que estás leyendo esto 7u7
Oknox)
Espero que os esté gustando:3 (siempre digo eso, no tengo imaginación u.u) Este capítulo ha sido un poco corto D: pero estoy reservando para el siguiente... muajajajajaja okno :c
Y no tengo nada interesante que contar, así que... ¡muchas gracias por todo! Sois los mejores ♥
No olvidéis comentar ni votar, o un pedófilo del bosque os secuestrará D:
Bye!:3
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La revolución (ElRubiusOMG)
Fanfic¿Nunca os habéis preguntado qué pasaría si Rubén Doblas Gundersen, más conocido como ElRubius, tuviese novia? ¿En cómo reaccionarían las fans hembras? ¿Se alegrarían por ellos o... prepararían un plan? Andrea, una chica de catorce años con un vacío...