Capítulo 38 "La luz del camino"

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Habían pasado cuatro días y me lo estaba pasando genial con Luis y Eli. Nos pasábamos el día en el hotel o en la playa haciendo tonterías, como hacer el Magikarp en mitad del hall, como si fuese lo más normal del mundo.

Al principio mis padres querían arrastrarme a ver cosas de por la zona, pero yo insistí en quedarme, y al final accedieron, ya que decían que ya era lo suficiente mayor para quedarme con dos hermanos de 15; pero yo sabía que era porque nunca hacía amigos, y querían lo mejor para mí. Son buena gente.

Y sobre Luis y Eli... resultó ser que eran gemelos, pero no se parecían en nada, ya que la chica tiene los ojos casi negros y el pelo castaño (no le gustaba y por eso se lo cambió al azul) y la cara blanca cubierta de pecas; mientras que el chico tenía los ojos grandes y verdes azulados y era rubio, además de que su piel era más bronceada.

Lo que más me gustaba de él era su sonrisa. Cada vez que me sonreía, sentía como si todo fuera posible.

Espera, Andrea, ¿qué estás diciendo?

En fin, olvidémoslo.

Antes siempre pensaba en mis amigos, pero en ese momento, al estar distraída, sólo de vez en cuando, y les mandaba un mensaje. Por lo visto, la madre de Rubén ya podía correr sin ningún problema, y me alegraba mucho por ella, pero aún más por mi amigo. Y Mangel iba a una conferencia de videojuegos en Galicia... Raro, nunca suele ir allí.

La verdad es que echaba un poco de menos a Rubius... su pelo dorado, sus ojos marrones verdoso, su sonrisa...

Alejé de mi mente al chico con una sacudida de cabeza y me concentré en la extensión del mar que tenía delante de mí.

Sólo me quedaban dos días, y había que disfrutarlos.

RubénP.Q.V

Suspiré apenado. No sabía qué me pasaba, los últimos días había estado muy triste, pero debería estar contento, pues mi madre estaba perfectamente, a Mangel le habían invitado a una conferencia, yo había llegado a otro millón más de suscriptores y Andrea estaba pasándoselo genial... Sentí un pinchazo al recordar a la chica. ¿Qué me pasaba?

Decidí llamar a mi mejor amigo, tal vez consiguiera explicarme qué me pasaba.

Andrea PQ.V

Madre mía en lo que me había metido. Estaba en un acantilado de al menos cincuenta metros sobre el mar. Escuchaba las olas romper contra la pared rocosa y olía el agua salada.

Habíamos hecho una apuesta que consistía en que los dos de nosotros que no consiguieran hacer enfadar a la panadera del hotel, se tirarían al mar. Sin embargo, nadie había conseguido enfadar a la trabajadora, así que nos teníamos que tirar los tres. Interesante apuesta, ¿a que sí?

Inspiré profundamente. Yo era la primera. Me asomé por el precipicio y calculé hacia dónde me tenía que tirar, pues había una zona llena de rocas y otra de agua profunda.

Di un par de pasos atrás para coger carrerilla.

—Os odio.—dije en broma a mis dos amigos.

Cuando me dispuse a saltar, una mano me cogió del brazo.

Miré extrañada a Luis, quien tenía cara de preocupado.

—Déjalo. Me tiro yo primero.—dijo convencido.

—Pero si...—traté de hablar, pero me tapó la boca con su índice.

—Ssh.—me chistó.—Yo salto primero. No quiero que te pase nada malo.

La revolución (ElRubiusOMG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora