La revolución (ElRubiusOMG)

Capítulo 58 "Wouter"

Cogí el retrato robot improvisado de Rubius y lo miré divertida.

—¿En serio?—cuestioné.

—No sé dibujar, ¿vale? Además, no me acuerdo de su cara.—protestó.

Le había pedido que dibujara al que le había amenazado para poder buscarle, pero su dibujo consistía en un monigote con los ojos verdes y el pelo castaño hasta los hombros (si a eso se les podía llamar hombros).

Dejé el dibujo en la mesa y suspiré. Era imposible encontrar a ese chaval. A lo mejor ni era de Madrid, podría haber venido de otro sitio solo para amenaza a mi amigo.

De repente, se me ocurrió una idea.

—¡Ya sé! Seguro que ha hecho spam en tu canal, podríamos buscarlo.—sugerí.

—No está mal, pero... Por si no te has dado cuenta, miles de personas hacen spam en mi canal.—dijo irónico.

—Tenemos tiempo.—me encogí de hombros.—Y no perdemos nada.

—Salvo mi vida.—repuso.

Le empujé de broma y me metí en el ordenador para buscar canales que hacían spam.

Después de dos horas buscando, nos rendimos.

—Esto es imposible.—anuncié.

Rubén asintió mientras se estiraba.

—Es igual, gracias por intentar ayudarme.—me miró a los ojos intensamente mientras me sonreía. Esa sí que era una verdadera sonrisa.

Sonreí débilmente y nos quedamos en silencio un rato.

Me obligué a apartar la mirada para no atacar sus labios. Sí, me había dejado de gustar, pero sus labios seguían igual de atractivos.

Rubius pareció avergonzarse y fijó sus ojos en la pantalla. De repente, se inclinó bruscamente y entrecerró los ojos.

—Ese símbolo me suena...—murmuró.

Me fijé en un canal de los muchos que había, y su logo era una W negra con serpientes reptando por ella.

Sin aviso, mi amigo se levantó, casi tirando la silla y señaló el logo.

—¡El chaval llevaba una gorra con ese símbolo!—exclamó.

—Esa información habría servido de mucho, ¿sabes?—protesté, pero él me ignoró.

—Calla y entra en el canal.—ordenó.

Le dirigí una mirada de desafío, pero le obedecí. Cliqué en un video suyo, el cual era un blog, para comprobar si era él de verdad.

Un chico de pelo castaño y brillantes ojos verdes, de unos 18 años, apareció en pantalla. Parecía buena gente, pero si había amenazado a Rubius, estaba claro que no lo era.

—¡Es él!—exclamó Rubén.—Ese hijo de puta me amenazó…

—Muy bien, le hemos encontrado.—dije triunfal.—La cosa es… ¿qué hacemos? No podemos denunciarle sin pruebas. Además, nos arriesgaríamos a que fuese a casa de tu madre, y no podemos permitirnos eso.

El chico me miró y sonrió. Pero no era una sonrisa alegre, pues tenía los ojos empañados.

—¿Qué pasa? —pregunté preocupada.

Sacudió la cabeza y se puso pensativo. Este chico estaba muy raro últimamente.

—Sabemos que se llama Wouter… Bueno, ese ni es su nombre real…—dijo sumido en sus pensamientos.

A mí no se me ocurría nada… SI pudiésemos rastrearle o algo así… De repente, recordé que conocía a un chico que podía localizar lugares desde donde se subía un vídeo mediante un programa que él mismo había creado.

—Ya sé cómo encontrarle.

—¿Cómo? —me preguntó. Pero yo no dije nada, tan sólo saqué mi móvil y tecleé el número de aquel chico.

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Una hora después, el chico ya estaba en casa de Rubius rastreando a Wouter. En la pantalla de su portátil sólo veía números y símbolos y no entendía nada, pero supuse que estaría localizando la señal o algo por el estilo.

Sonó un pitido procedente de su portátil y Juan (así se llamaba) se quitó los cascos.

—Tengo dos noticias: una buena y una mala. —nos miró, como si estuviese esperando a que le diésemos el permiso para hablar. Al ver que no decíamos nada, prosiguió. —La buena es que he localizado dónde vive. La mala es… que vive muy lejos.

Rubius y yo nos miramos intranquilos, esperando a que dijese Galicia o algún lugar más lejano.

Juan nos miró alternativamente y suspiró. Acto seguido, se rió.

—¡Habéis caído! —exclamó. —En realidad no vive tan lejos, vive en la sierra de Madrid.

Bueno, comparado con Galicia no estaba lejos, pero un buen rato en coche sí que era…

—Muchas gracias, Juan. —agradecí. El chico nos dio la dirección y se fue.

Nos dirigimos al salón y caímos rendidos en el sofá. Ya eran las 4 y no había comido nada.

 —¿Tienes hambre? —me preguntó. Asentí con la cabeza y Rubius fue a la cocina para volver a los cinco minutos con dos platos de espaguetis.

 Cogí mi plato, sonreí y comencé a comer.

Aunque la televisión estuviese encendida y tuviese los ojos fijos en ella, en realidad estaba en otro mundo, pensando en qué podríamos hacer para que aquel chico le pidiese perdón y le dejase en paz.

Miré a Rubius. Se me había ocurrido una idea, pero… Él no la aprobaría. Así que no me quedaba más remedio que hacerlo por mí misma.

*Al día siguiente*

 

Domingo. Un día perfecto para aparecer en casa de alguien y amenazarle, ¿cierto?

Cogí mis cosas y salí de casa. Obviamente a mis padre no les había dicho que iba a por un chico asesino de madres de youtubers, tan sólo les había dicho que iba un momento al colegio a por unas cosas que se me habían olvidado (sí, mi instituto abría los domingos, ¿vale?)

Me subí al autobús y apoyé la cabeza en la fría ventana. Estaba lloviendo, así que me entretenía con las gotas de agua bajando por el cristal.

Cada vez quedaba menos para el destino, pero… ¿Por qué me habría precipitado tanto? Cuando llegase allí… ¿qué haría? ¿y si no estaba en su casa? ¿Y si sus padres estaban?

Miles de preguntas pasaban por mi cabeza, asustándome más y más.

Pero ya no había vuelta atrás.

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PERDÓN, LO SIENTO MUCHÍSIMO T-T pero ahora trataré de subir uno cada dos días o así :3

Este capítulo es muy flojo, pero el que viene está cargadito de salseo :D ¿Qué os parece, os está gustando? SI queréis que cambie algo o que añada algo, decídmelo y así se me ocurren ideas para futuros capítulos :D

PREGUNTAAA

¿Qué crees que pasará cuando Andrea llegue a casa de Wouter?

Muchísimas gracias por todo, en serio, sois geniales z4

No olvidéis comentar ni votar, o nunca conoceréis a Miku D':

chau <3