Capítulo 48 "Pokémon"

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*2 semanas después*

—¡¿Qué?!—exclamé al teléfono.

No, no podía ser posible. No, por favor, no. No podía ser, cuando todo empezaba a ir bien...

Me mordí las uñas nerviosa y me levanté para tratar de relajarme, aunque tener a Eli hablando como una loca al otro lado de la línea no ayudaba mucho.

—Pero... ¿Estás segura?—pregunté temblando.

—Que sí, que lo he leído, leñe.—protestó.

Inspiré profundamente.

—Puede que sea mentira.—dije no muy convencida.

—Ah, ¿si? ¿El periódico virtual miente?—cuestionó sarcástica.

—Puede haber sido un hacker...

—Andrea, déjalo. Yo sé que es verdad, Luis sabe que es verdad y tú sabes que es verdad.—al escuchar el nombre de su hermano sentí un pinchazo en el corazón.

Los primeros días había estado un poco deprimida, pero se me había pasado al estar con mis amigos. Sin embargo, aún me seguía acordando de lo que pasó. Era imposible olvidarlo.

—Y se lo tienes que decir a Rubius.—indicó mi amiga.

—Ya lo sé... A ver cómo se lo digo.—murmuré.

—Sencillo, tan sólo tienes que...

—Ya, era una pregunta retórica.—dije divertida. Pero la sonrisa que se me había formado se esfumó el pensar en la gravedad de la situación.

—No te preocupes, nada va a pasar. Tiene cosas más importantes en las que pensar que en unos críos como nosotros.—explicó Eleanor, tratando de animarme.

—Hay cosas difíciles de olvidar...—susurré comiéndome las uñas.

—Cierto...—admitió mi amiga.

—Gracias por... Decírmelo.—agradecí.—Adiós.

—Adiós.—se despidió.

Colgué y me tumbé en la cama. Tenía que decírselo a Rubius... ¿pero cómo? ¿En persona? Sí, era mejor.

Le llamé y le dije que viniese a mi casa. Sería la primera vez que viniese, lo que me alegró. Además, no estaban mis padres, así que era mejor.

A la media hora llamó al timbre y le abrí.

—¡Rubius!—exclamé.

—¡Andrea!—dijo en mi mismo tono.

Nos dimos un abrazo–nos saludábamos siempre así –y le enseñé mi casa.

—Muy agradable.—dijo con una sonrisa.

Nos dirigimos a mi habitación y observé que llevaba una bolsa.

El chico notó que me había fijado en la bolsa, así que me la extendió.

—Para ti.—indicó. La cogí extrañada y saqué algo envuelto en papel de regalo.—Te lo compré hace tiempo, pero se me ha olvidado dártelo.

—Mala persona.—dije en broma.

Rompí el papel y... Dios mío, no me lo podía creer. Era un peluche de Charmander... Lo que siempre había querido tener.

—No...—murmuré emocionada.

—¿Qué pasa? ¿No te gusta?—preguntó apenado.

—¡No, no, me encanta!—me apresuré a decir.—Pero... Espera aquí.

La revolución (ElRubiusOMG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora