Nunca jamás me había sentido como en aquel momento.
Aunque hubiese besado ya a Luis, sus besos no eran nada comparados con los de Rubén. Era como comparar una flor marchita con un gran prado de Irlanda.
Mis labios rozándose tímidamente con los suyos era como si me estuvieran cargando de energía, cada vez quería estar más tiempo junto a él, pero no podía forzarle.
Aún así, me encantaba cómo estábamos. Aunque fuese un simple roce, para mí significó mucho.
Rubius se acercó un poco más y me cogió de la nuca suavemente.
Yo sonreí y presioné un poco más mis labios, pero aún sin querer cruzar nuestras lenguas.
Poco a poco la presión entre nosotros fue disminuyendo hasta que nos separamos, lo que hizo que toda mi energía desapareciese, pero no podíamos estar así todo el día.
Nos miramos a los ojos y tuve la sensación de que la conexión entre nosotros se hizo más fuerte. Como esa clase de conexión que sientes al ver tu mejor amigo, pero mucho más fuerte.
—¡Bravo!—exclamaron Mangel y Alex, quienes estaban en la puerta del salón aplaudiendo.
Me aparté rápidamente de Rubius y bajé la cabeza avergonzada. Pensaba que nadie nos estaba mirando.
—¡Hijos de puta!—exclamó Rubén, lanzándoles un cojín.
Por poco lo consiguieron esquivar.
—¡Eh! Sin violencia.—protestó Alex levantando las manos.
—Culpa vuestra por haber empezado.—replicó el castaño.
—Bueno, pero ambos habéis conseguido lo que queríais.—indicó Miguel, quien nos miraba alternativamente.
Rubius y yo cruzamos las miradas y, acto seguido, desviamos nuestros ojos, temerosos a que nos viesen colorados.
—Ay, qué bonito.—dijo Alex, haciendo un corazón con los dedos de las manos.
Le dediqué una mirada fulminante y le tiré el cojín restante.
Esta vez, no le dio tiempo a evitarlo y le di en la cara.
—¡Así me gusta!—exclamó Rubius, levantando la mano para que le chocase.
Y eso fue lo que hice.
—Es que soy la mejor.—indiqué en broma y echándome el pelo hacia atrás, lo que hizo que mi amigo se riera.
Bueno... ¿Amigo? ¿O algo más?
Saqué esos pensamientos de mi cabeza y me levanté para ir a la habitación de Rubén.
Cogí unas cosas y regresé al salón, donde los tres me miraban extrañados.
—¿A dónde habías ido?—cuestionó Rubius.
—Oh, quieres saber a dónde he ido porque no soportas estar sin mí. —dije dramatizando el momento.
Rubén se rió y se mordió el labio inferior, lo que me puso un poco nerviosa. Me encantaba cuando hacía eso, le daba un aspecto de niño travieso.
—Aquí tenéis.—dije, soltando todos los cojines y almohadas que había cogido.
—¿Y eso es para...?—preguntó Mangel.
Sin responderle, alcé uno de los cojines al aire y se lo lancé a la cara.
—¡Guerra de cojines!—exclamé mientras me escondía detrás de la mesa.
—Pero serás... ¡Ahora verás! —exclamó al catalán.
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La revolución (ElRubiusOMG)
Fanfiction¿Nunca os habéis preguntado qué pasaría si Rubén Doblas Gundersen, más conocido como ElRubius, tuviese novia? ¿En cómo reaccionarían las fans hembras? ¿Se alegrarían por ellos o... prepararían un plan? Andrea, una chica de catorce años con un vacío...