Capítulo 9 "La policía"

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Rubén P.O.V

Llevaba toda la mañana evitando a Yanara porque estaba tratando de averiguar el significado del sueño. Caminaba arriba y abajo por mi casa o me sentaba mientras movía la pierna nervioso. 

Había llegado a una teoría de que aquella chica me podría ayudar a dejar a mi novia, pero la descarté porque sabía que era imposible volver a toparme con ella.

Cansado de pensar, llamé a Mangel para ver si me podía ayudar. Por suerte estaba disponible y accedió a visitarme. La verdad es que me sentía muy afortunado de tener un amigo como él, siempre estaba en las buenas y en las malas, era capaz de apoyarme y animarme en cualquier momento.

Y pensar que lo conocí por Internet... Para que luego digan que los amigos de Internet son falsos.

Pasó media hora y llegó. Tras un animado saludo, fuimos a mi habitación y se lo conté todo.

-Y eso es todo.-dije suspirando.-¿Qué crees que puede significar?

-Pues no sé, normalmente suelo soñar con sapos violadores.-dijo riéndose y con su típico acento.

Lo miré fulminante y se calló rápidamente.

-En serio, tío... Me estoy volviendo loco...-susurré acariciando a Raspberry.

-Me encantaría ayudarte, pero no sé cómo. Lo que sí es seguro es que tienes dejarla. No puedes estar con alguien que te maltrata así.

-Ya lo sé, pero amenazó con hacerle daño a mi madre...-me arrepentí de haberlo dicho nada más salir las palabras de mi boca. Tendría que haberlo mantenido en secreto, podría poner en peligro también a Mangel y no quería eso.

Mangel se levantó y me cogió de la muñeca. Tiró de mi y me sacó de la cama.

-¡¿Pero qué haces?!-pregunté gritando.

-¿Tú qué crees? ¡Ir a la policía!-exclamó.

Salimos de mi casa y pulsó el botón del ascensor.

-Mangel, no tenemos pruebas, no nos van a creer ni de coña.

-Pero habrá que intentarlo, ¿no?-replicó.

Resoplé y nos metimos en el ascensor. A veces me exasperaba lo cabezota que era Mangel, aunque sabía que lo hacía por mi bien.

Salimos a la calle y pedimos un taxi, que nos llevó rápidamente a una comisaría de policía. En todo el camino no le dije a Mangel nada por dos cosas: estaba nervioso y enfadado.

Nos metimos en aquel edificio acristalado de tres plantas.

-Bueno, ¿y ahora qué?-pregunté cruzando los brazos.

Mi amigo no respondió, sino que miró alrededor en busca de algo. Su cara pasó de pensativa a triunfal.

Me agarró otra vez de la muñeca y me llevó ante un policía que estaba tomando notas de algo. Madre mía, a este paso me arrancaba un brazo ahí mismo.

Vale, había hecho cosas más estúpidas y más vergonzosas sin importarme, pero esto era diferente. ¿Cómo decirle que quiero deshacerme de mi novia que me amenaza con cargarse a mi madre? No es que resultara muy creíble...

-¿Puedo ayudaros?-preguntó el hombre sin apartar la mirada del papel.

-Sí.-afirmó Mangel.-Mi amigo está siendo amenazado por una chica que dice que si no sale con ella, le hará daño a su madre. Queremos una orden de alejamiento o algo así.

Por fin levantó los ojos del papel y nos miró sin mucha convicción.

-¿Tenéis pruebas?-preguntó.

-No, pero la podemos llamar.-ofrecí.

El policía asintió con la cabeza y dejó el papel en una mesa.

Saqué mi móvil y marqué su número.

Un tono. Dos tonos. Tres tonos. Cuatro tonos. Mis nervios aumentaban cada vez más.

Cinco tonos. "El número que ha marcado está apagado o fuera de cobertura."

<<Shit>> pensé.

-No lo coge...-susurré.

-Ya veo. No puedo acusarla sin pruebas, lo siento.-dijo el hombre.

Mangel y yo nos miramos preocupados.

-Además, os conozco. Sois esa gente que sube vídeos y que van haciendo gracias por ahí, así que probablemente esto sea una broma.

Casi le pego un puñetazo, pero me controlé. Odiaba a la gente que creía que por ser youtubers no podíamos ser serios. Somos humanos, como todos.

-Sólo hacemos bromas cuando llevamos una cámara. Y ahora no la tenemos.-dije alzando las manos y conteniendo las ganas de gritar.

-Tranquilícese, Rubios.-dijo poniéndome una mano en el hombro.-Volved con pruebas.

Asentimos con desgana y nos fuimos.

A la salida pegué una patada a una papelera y se cayó.

-Tranquilo, Rubius, ya se nos ocurrirá algo.-dijo Mangel.

Respiré profundamente y me relajé.

-Vámonos. Odio estar al lado de un edificio lleno de asquerosos.

Mi amigo asintió y pedimos otro taxi.

Me dejó a mi primero en mi casa, puesto que mi amigo había quedado con no sé quién.

Me metí en casa y me preparé una hamburguesa. Me la comí mientras veía "Cómo conocí a vuestra madre", aunque no hacía mucho caso a la tele. Estaba dándole vueltas a la misma pregunta: ¿cómo hacer que me dejara en paz?

Tenía sueño y quería dormirme, pero si dormía no podía pensar. Aunque si dormía, me olvidada de mis problemas...

Y la idea de olvidarme de todo por un momento me tentaba mucho.

En esa lucha, acabó ganando la idea de descansar, y cerré los ojos, quedándome profundamente dormido.


La revolución (ElRubiusOMG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora