-Lylith_Criatura.-dijo una chica alta, con mechas californianas y ojos verdes.
Puse un tick al lado de su nombre y asentí mirándola. Me sonrió y se fue junto a un par de chicas que habían venido con ella.
Hice un recuento y comprobé que ya estaban todas las criaturitas. Doce criaturitas. Me habría gustado que estuviesen todas, pero había varias razones por las que tuve que hacer una estricta selección: gran parte de las criaturitas eran de Argentina, Perú y América, en general, con lo cual no podían ir a Madrid; otra gran parte no podía porque no encontraron una excusa adecuada para acudir a la casa de Rubius; y lo mas importante, no podíamos aparecer millones de criaturitas en una casa como si nada. Demasiado sospechoso.
Me di una vuelta alrededor de todas las criaturitas, de 12 a 25 años, tanto chicos como chicas. Los chicos querían quitarle la novia a Rubius porque pensaban que si tenía, no se iba a concentrar en los videojuegos (en teoría, aunque en verdad era porque se la querían tirar) y las chicas... Bueno, ya sabéis por qué. Yo misma la quería fuera del país por eso.
Todos íbamos de negro. Eran casi las siete, aún había sol, pero con el negro llamaríamos menos la atención.
Estábamos en un parque al lado de casa de Rubius, pero estaba resguardado, así que no pasaba apenas gente. Un punto a favor.
Me coloqué delante de todos, observando sus caras una a una. Todos tenían un aspecto agradable y amigable. La mayoría eran españoles, pero había alguno de América que consiguió ir, no sé cómo.
Todos estaban hablando, y estaba perdiendo la paciencia. Una niña un poco más pequeña que yo, vio mi gesto y mandó callar a la que parecía su hermana mayor.
Poco a poco las charlas se fueron disipando, hasta quedar en silencio, oyéndose sólo un pájaro de fondo.
-Muy buenas, criaturitas del señor.-saludé.
Provoqué algunas risas y se me contagiaron, pero traté de mantener la postura.
-Sabemos por qué estamos aquí, ¿verdad?
Un mar de afirmaciones recorrió el grupo.
-Muy bien. Como ya sabemos, Rubius últimamente ha estado con una chica y, como él dijo, es su novia. Y nosotros queremos separarle de ella. Cada uno tiene sus motivos, y estoy de acuerdo con todos.-miré mi reloj.-Faltan diez minutos para que venga. ¿Hace falta repasar el plan?-pregunté.
Todos respondieron que no enérgicamente.
-Ya nos lo has contado miles de veces.-protestó un chico rubio de ojos azules, un poco molesto. Debía de tener unos 16 años.
-Lo sé, pero quería asegurarme. No nos podemos permitir ningún fallo.-dije mirándole fríamente, haciendo que se incomodara.-¿Algún problema?
Negó con la cabeza asustado. Sonreí maliciosamente y me dirigí de nuevo al resto.
-Está llegando la hora. Antes de empezar con nuestro plan, quiero asegurarme de que todos estáis dispuestos a hacer lo que vamos a hacer y a asumir las consecuencias.-paseé la mirada por el grupo.
Había rostros expectantes, aburridos, asustados... Pero todos con un brillo de valentía y a la vez de temor en los ojos.
-¿Alguien se siente inseguro o no está del todo convencido?-no hubo respuesta.-No os estamos obligando a nadie, si no queréis hacerlo, no lo hagáis, en serio. Somos muchos, no va a pasar nada porque se vayan unos cuantos.-traté de sonreír, pero estaba demasiado nerviosa.-Por favor, insisto, si alguien no quiere, que se vaya ahora, no quiero que luego haya gente que se arrepienta. Sabemos cuáles van a ser las consecuencias.
Los primeros segundos nadie se movió, pero la niña que antes me había visto impacientada, se alejó del grupo.
Le dirigí una sonrisa, tratando de decirle que no pasaba nada. Ella me sonrió avergonzada, pero cuando volvió la cabeza hacia el grupo, vio a su hermana enfadada, y desapareció su sonrisa. Agachó la cabeza.
-Por favor, no queremos que haya conflictos.-dije mirando a la hermana de la niña.-Esa es su decisión, no hay que obligarla a hacer algo que no quiere.
Otros dos niños salieron del grupo y se reunieron con la niña, que se alegró un poco de no ser la única que se echaba para atrás.
-¿Alguien más?-pregunté entrelazando las manos.
Al ver que nadie respondía, saqué la conclusión de que los demás querían hacerlo.
-Bien, perfecto.-dije alegre.-Una última cosa: ¿Tenéis todos armas?-pregunté.
Como respuesta, todos levantaron cuchillos, palos y otras herramientas menos rudimentarias.
-Genial. Vamos.-anuncié dándome la vuelta y dirigiéndome a casa del youtuber.
Todos me siguieron como unos patitos siguen a su madre. Me sentía como una líder, pero no lo era... O tal vez sí. No lo sabía.
Estaba experimentando nuevas sensaciones, jamás tanta gente me había seguido, y mucho menos obedecido. Me sentía capaz de cualquier cosa, por muy difícil que fuese. Y lo que íbamos a hacer era de las cosas más difíciles que nunca había hecho, por no decir la que más.
Me sentía poderosa. Una sola orden y saldrían todos corriendo. Como si fuese una emperatriz. Tal vez podría usar este "poder" para...
<<No, no, Andrea, no. Sólo eres la líder porque se te ocurrió a ti la idea, pero no mandas sobre nadie.>>me dije sacudiendo la cabeza.
En seguida llegamos al portal. Nos escondimos en una esquina cercana a la puerta y esperamos.
De lejos vimos aparecer una figura femenina que se movía elegantemente. A medida que se iba acercando, se veían claramente sus rasgos y adivinamos quién era: Yanara.
Cuando estuvo a unos pocos metros del portal, supe que era la hora, y susurré:
-A por ella.
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La revolución (ElRubiusOMG)
Fanfiction¿Nunca os habéis preguntado qué pasaría si Rubén Doblas Gundersen, más conocido como ElRubius, tuviese novia? ¿En cómo reaccionarían las fans hembras? ¿Se alegrarían por ellos o... prepararían un plan? Andrea, una chica de catorce años con un vacío...