Todo sucedió muy rápido. En seguida, me encontré frente a Yanara con un arma en la mano. Pero mejor que os lo cuente del principio.
La Barbie gritó tan alto como sus pulmones le permitieron pero, por desgracia para ella, había calculado la hora exacta para que nadie la escuchase, puesto que era un barrio poco concurrido y era la hora en la que la gente estaba en sus casas. Otro punto más para nosotros.
-¡Adelante!-grité dando órdenes.
Obedeciendo, una chica de pelo corto oscuro y ojos marrones sacó una cuerda gruesa y larga de su bolso. Otra chica de pelo rubio y rizado sacó una cinta adhesiva. Ambas se colocaron delante de Yanara, que se veía en sus ojos que trataba de huir, pero el terror se lo impedía.
-Vuestro turno.-dijeron a la vez las dos criaturitas.
Dos chicos, uno castaño y el otro rubio, aparecieron de repente del grupo y se abalanzaron sobre la chica, que los miró llena de miedo.
Con unos rápidos movimientos, ambos la inmovilizaron en el suelo. Esta trataba de desasirse de ellos, dándose cuenta de lo que estaba pasando, pero era demasiado débil. Otro punto más para nosotros.
Las dos chicas se acercaron a ella con una sonrisa llena de maldad. La que poseía la cuerda la alargó y rodeó las muñecas y piernas de Yanara con ella.
-¡Socorro!-gritó la Barbie antes de que la otra chica le tapara la boca con la cinta.
-Fase una completada.-dije triunfante.
Un grito de júbilo me coreó.
-Cogedla y seguidme.-me di la vuelta y escuché pasos siguiéndome. Los dos chicos llevaban a Yanara en brazos, que había dejado de luchar, rendida.
Si hubiese sido cualquier otra persona, mi primera reacción habría sido rescatarla. Pero se trataba de la novia de Rubius. Y no podía dejarla vivir.
Nos dirigimos a un callejón abandonado que se encontraba en una esquina lejana del portal de Rubius. Parecía aislada del mundo.
Por el camino no se oía nada. Tan solo los gemidos de Yanara, ya que la gente se acercaba a ella para darle golpes o insultarla.
Sentí lástima por ella, pero sacudí la cabeza, recordándome quién era.
Estaba nerviosa. Muy nerviosa. Me encantaba ser la líder de un grupo de criaturitas. Pero a la vez lo odiaba, porque tenía que hacer la peor parte: quitarle la vida.
Llegamos al callejón, y yo estaba a punto de desmayarme de los nervios, pero conseguí mantenerme consciente.
-Fase dos completada.-dije en un susurro.
Esta vez nadie gritó de alegría. Estaban demasiado nerviosos, se les notaba en sus caras.
-Dejadla en el suelo.-ordené a los dos chicos.
Ambos me hicieron caso y la dejaron en mitad del callejón. En un segundo, todos formaron un círculo alrededor de ella y de mí.
Miré el rostro de la chica, lleno de sufrimiento. Jadeaba y sobre su frente caían brillantes gotas de sudor. Me miró suplicante.
<<¿De verdad alguien se merece esto?>> me pregunté a mí misma.
Lo sabía. Sabía que en el último momento me iba a echar atrás. Siempre me pasaba, era probablemente lo que más odiaba de mí.
Sacudí la cabeza y cerré los ojos para concentrarme. Había llegado casi al final, no podía dejarlo así, sobre todo delante de tanta gente.
Respiré hondo y solté el aire de golpe. Sentí que me relajaba un poco, pero los nervios seguían ahí, acumulándose cada vez más.
Puse mi mano sobre el mango de la pistola que llevaba en el cinturón. Me produjo un escalofrío, pues estaba congelado. Jamás había cogido una pistola. Al menos esperaba que tantos años jugando a Call of Duty me sirviesen para algo.
Notaba las miradas expectantes de todos sobre mí.
Tragué saliva.
-¿Terminas ya o qué?-preguntó impaciente una chica de pelo azul, lo que me impactó.
-Eh...-dudé.-No quiero empezar yo, no me gustaría echar a perder todo vuestro esfuerzo...
La chica me echó una mirada intimidante y suspiró.
Se acercó a Yanara y sacó un cuchillo de su bolsillo cuyo filo brilló a la luz del atardecer.
Con un rápido movimiento, levantó una de las muñecas de la Barbie y se la cortó, pero no del todo, sino que le hizo un corte de advertencia. Un chorro de sangre salió como si de una fuente se tratase.
Tragué saliva de nuevo. Noté cómo una gota de sudor se deslizaba a lo largo de mi frente.
-Tu turno.-dijo indiferente la chica mientras se guardaba el cuchillo.
-¿Alguien quiere tener el privilegio de acabar con ella?-pregunté nerviosa.
Todos se miraron entre sí dudativos.
-Hazlo tú, eres la líder.-dijo una voz al fondo.
-Eso, ¡hazlo tú!-exclamó una chica castaña.
Me empecé a poner aún más nerviosa y mis manos comenzaron a temblar.
Cada vez más gente exclamaba que lo hiciese yo, provocando que me enfase poco a poco.
-¡Sí! ¡No seas cobarde!-eso fue la gota que colmó el vaso.
-¡No soy cobarde!-grité, haciendo que todos se callaran de golpe.
Yanara me miró suplicante. Traté de ignorarla, pero me costaba, ya que sus ojos azules me miraban con una profunda tristeza, mientras que unas brillantes lágrimas amenazaban con salir de ellos. Aparté la mirada.
-¿De verdad creéis que es tan fácil matar a alguien?-pregunté desafiante.-Si tan fácil es, ¿por qué no lo hacéis alguno de vosotros?
Un silencio siguió mi pregunta. Paseé la mirada por el grupo, y al ver que nadie respondía, me decidí.
Me acerqué con paso decidido a Yanara, que ya se encontraba llorando.
Saqué la pistola de su funda.
<<Tres cosas por las que estoy haciendo esto>> pensé. <<Uno: para que Yanara no sufra más.>> me dije a mí misma mientras me colocaba en posición de disparar.<<Dos: por todas las criaturitas del señor.>> Coloqué el dedo índice de la mano derecha en el gatillo. <<Y tres: por Rubius>> Cerré los ojos.
Y disparé.
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Muuuy buenas a todoos:D (no sé por qué siempre saludo así, pero bueh) Espero que os esté gustando (siempre digo esto lol:'3) ya queda poco para que acabe la primera parte... ¿ESTÁIS NERVIOSOS? ¿NO? POS SILLAZO EN VUESTRA CARA okno, no soy tan salvaje como la de la novela:3 o eso creo...7-7 Eeen fin,pues que muchas gracias a todos, en serio<3 +1400 leídas... awesome*-* GRACIAS,OS QUIERO<3
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La revolución (ElRubiusOMG)
Fanfiction¿Nunca os habéis preguntado qué pasaría si Rubén Doblas Gundersen, más conocido como ElRubius, tuviese novia? ¿En cómo reaccionarían las fans hembras? ¿Se alegrarían por ellos o... prepararían un plan? Andrea, una chica de catorce años con un vacío...