Capítulo 2: Tonta niña nueva

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Joseph 

La tonta niña nueva, con su ridícula cara angelical, me ha enseñado la lengua por la ventana y ha salido corriendo. 

Me bajo del muro de mi ventana para observar mi cuarto regado. Hay libros por todos lados, siempre me gustó leer desde que aprendí -de eso no hace mucho- pero suelo leer muy a menudo. 

 Mamá entra a mi habitación.

— Jey, te has portado muy mal con la chica nueva de clases —Me grita molesta. 

— Ves la mordida que tengo aquí —muestro mi brazo—. Ella se ha portado peor —Me cruzo de brazos y mamá me observa con cara de "no te librarás así" 

— Estarás una semana sin chocolate —advierte mamá. 

Oh, no. Con mis chocolates no. 

— Pero si ella empezó —hice puchero molesto. 

— Deja de quejarte —Me advierte mamá mientras baja las escaleras de dos en dos, obligándome a quedar atrás. 

Salgo al patio trasero que se conecta con la casa de mi tonta vecina, espero encontrarla ahí, quiero lanzarle más cosas. 

— ¿A donde vas señorito? —Mi madre se ve muy mandona cuando se enoja, esos ojos color azules y ese cabello rubio como el mío, la hacen ver muy elegante. 

— ¿No puedo ir al patio? —pongo cara angelical y ella me mira levantando una ceja. 

— Esta noche vienen a comer unos amigos míos —Me avisa—. Ve a cambiarte que tienes que estar presentable. 

— ¿Y papá? —pregunté volviendo a subir las escaleras. 

— Llegará pronto —miente, papá pocas veces viene a casa, ella ve que la estoy mirando demasiado y se que cambiará la conversación—. Ordena tu cuarto. 

Bufo, y subo las escaleras. 

Mi cuarto es bastante amplio. Con un pequeño librero con algunos de mis libros, la cama tiene un color azul marino como el de mis ojos. Todo el cuarto está decorado de ese color tan inusual. 

Me doy un baño y cumplí con la orden de mamá, siempre hago lo que ella dice. Termino por vestirme con un pantalón azul oscuro y una camisa blanca que mamá escogió. 

Como supuse papá no ha llegado aún, mi madre viste ese vestido de flores que tanto le gusta. 

— ¿Por qué tengo que estar en esta cena? Prefiero estar leyendo en mi cuarto —Me quejo mientras ella ordena mi cabello dorado para atrás—. ¡Mamá! Que así me veo muy formal —Me quejo. 

— Te ves precioso Jey —Me dice y me sonríe, amo cuando mamá sonríe, así que la imito. 

Tocan a la puerta y una mujer de cabello café y ojos verdes, entra junto a un hombre con el cabello oscuro y los ojos color miel. Me parecen muy familiares algunos de sus rasgos, pero me doy cuenta de la razón cuando una personita pequeña con cabello café y ojos del mismo color entra a la casa. 

— Idiota —Es lo primero que me dice. 

— Tonta —Le respondo con el mismo tono. 

— ¿Eh? —dicen los tres en la sala al mismo tiempo. 

— Mamá me ha pegado un pelotazo —dice agarrando el vestido de su madre. 

 — Ella me mordió mamá —Le mostré mi brazo defendiéndome.

— Idiota. 

— Tonta. 

— Ani, contrólate. 

— Jey, detente —Hablan ambas madres al mismo tiempo. 

— Sentémonos a comer —dice mamá abriendo el camino hasta el comedor. 

Ellos la siguen y ella se detiene a mi lado enseñándome la lengua. Esta chica se va a enterar. 

La cena comienza y estamos todos muy tranquilos, descubro que mamá y la madre de la chica tonta son amigas. Siento la traición de mamá. Ella se comporta como un angelito, pero estoy dispuesto a demostrar que tras esa cara angelical se resguarda un pequeño demonio. 

 — Jey, muéstrale tu cuarto a Ani —dice mi madre viéndome con ojos suplicantes para que no arme un desastre.

Mamá, ella es la única persona capaz de convencerme de no cometer locuras. 

Subí mis escaleras. 

— Bueno, este es mi cuarto ANI —pronunció cada letra de su nombre con detenimiento. 

Ella observa todos los libros.

— ¿Me prestarás este libro? —toma mi libro favorito y comienza a hojearlo. 

— Tonta, deja mi libro ahí —intento quitárselo pero lo aleja de mí y se saca la lengua—. Devuelve mi libro —Ella sonríe maliciosa y corre hasta la ventana. 

Oh, no, no estará pensando lo que creo que está pensando. 

— No se te ocurra —La amenazo. 

 — Adiós librito —Lo soltó, la muy tonta lo soltó por la ventana.

Corrí hacia ella y comencé a halar su cabello, ella hizo lo mismo con el mío. 

Tomé una de las pinturas de dibujar y comencé a pintar su ropa blanca. 

— Ahora te ves mejor —Ella hizo lo mismo con mi camisa blanca. La camisa blanca que mamá había escogido para mi. 

— Te ves muy hermoso, queda perfecto con ese color azulado de tus ojos —Se ríe a carcajadas de mí. 

— Tonta. 

— Idiota. 

Comenzamos una guerra con todo lo que había ordenado en mi cuarto. 

— Jey, le muestras... —Mamá se quedó petrificada al vernos a ambos con aquellos colores por toda nuestra ropa. 

— Ani —Su madre se asombró también, su padre comenzó a reírse. 

Su padre me cae bien. 

— Ella tiró mi libro por la ventana, mi favorito —Me quejé. 

— El manchó mi ropa blanca, mamita —hacerse la víctima, siempre le funcionaba muy bien, esa cara angelical. 

— Jey ve en busca de tu libro, seguro no le pasó nada —ordenó mi madre y le hago caso, mi libro ha caído en un charco de agua, esta sucio, lleno de tierra y un poco de barro. 

Ani, es la mayor de las tontas. 

— Mamá está destruido —Le grito molesto a mi madre cuando vuelvo a casa. 

— Te compraré uno nuevo pequeñín —dice la mamá de Ani. Su hija rueda los ojos, y cuando nadie la ve me enseña la lengua. 

Definitivamente esa chica es el diablo en persona, esa cara de ángel oculta cada gota de maldad en ella. 

Nuestras madres se despiden y nos piden que hagamos las pases ambos nos negamos, pero ellas insisten. 

— Perdón JEY —hace lo mismo que yo. 

— Lo siento ANI —Ambos rodamos los ojos. 

— Estamos en guerra, enano —dice entre dientes, casi susurrando. 

 — Que gane el mejor —sonrío triunfante.

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