Capítulo 11: Venganza sabor a pollo

1.4K 182 10
                                    


Andrea

< Oh querido idiota, esta me la pagarás caro. > Pienso al salir de su casa luego de insultarlo. < Si que me las pagarás. >

Vuelvo a mi casa y me topo con mi padre en el pasillo.

— ¿Pero que te pasó? —tiene la risa en los labios pero sabiamente al ver mi cara de enojo se la contiene, niega ligeramente con la cabeza y saca su billetera, dándome un par de billetes de los grandes—. Ve a la peluquería y arregla ese desastre.

Bufo pero tomo el dinero.

— Lo tomaré, pero me ofende muchísimo —digo tratando de bajar mis zumos.

— Yo voy a arreglar el baño —dice cansado con una llave en la mano y de repente se me enciende el bombillito.

— Oh Jey, lo que te espera —mascullo con una sonrisa y mi padre me mira con algo de temor.

— Odio cuando sonríes como psicópata —comenta y suelto una carcajada, sí que se las vería cruda el idiota de mi vecino.

— Voy a cambiarme y saldré, regreso en unas horas —aviso besando la mejilla de papá mientras me dirijo a las escaleras.

— Algún día una de esas bromas saldrá mal Ani —avisa mi padre, claro que saldrá mal, pero para él.

(...)

— Ani ¿quién te hizo esto? —lloriquea dolida mi amiga, Cloe, mientras mira las puntas de mi cabello ahora azules y endurecidas por la pintura, por suerte siempre comienzo lavando las puntas de mi cabello, si no tendría que raparme.

< Maldito idiota. >

— Fue el molesto de mi vecino, pero ya verás, de todas maneras era momento de un corte.

— Amiga, hazlo sufrir por favor, tu cabello no merecía esto.

— Te lo prometo Cloe, te lo prometo.

(...)

Regreso a casa donde mi familia junto a Jey cenan en la mesa.

— Llegué —aviso y voltean, se le ve sorprendido al idiota.

Ahora mi cabello está un tanto más corto y varios mechones de cabello sobresaltan con un color azulado entre las numerosas ondas que me dan un aspecto juvenil y retador.

Luego volvería a dejar mi cabello castaño completo, pero por lo menos le demostré que cualquier dificultad que me ponga la usaré a mi beneficio.

— ¡Pero que linda estás! —exclama mi madre sorprendida.

— Ya era momento de un pequeño cambio hija —Mi padre me guiña un ojo.

Y el muy idiota solo vuelve su mirada a la comida, eso es lo que quería, si me hubiesen quedado mal ya se estaría burlando, en el caso de Jey el silencio otorga.

< Lo que te espera. >

Sonrío vencedora y me siento a cenar, de vez en cuando siento la mirada de mi vecino sobre mí, y eso sólo me da más poder.

— Terminé —aviso y salgo del comedor yendo hasta el sótano donde busco entre las herramientas de mi padre y encuentro la llave ajustable, una de mis comisuras se eleva.

< Te arrepentirás, Jey. >

(...)

Son la 2.13am y he terminado de escribir mi nuevo capítulo de la historia que subo a Wattpad, me estiro y miro a través de mi ventana, las luces se apagan y ha llegado mi momento.

Bajo a la cocina y encuentro dos lingotes de pollo. Con sumo silencio salgo de mi casa y salto la cerca que divide la casa de mi molesto vecino y la mía, lo bueno de que mis padres me apuntasen en gimnacia por un año fue la agilidad que adquirí.

Subo al árbol que da a la segunda planta donde está la habitación de Jey y abro con cuidado la ventana, él está acostado y duerme placentero.

Lo bueno es que si no mal recuerdo duerme como tronco, y a mí siempre se me ha dado bien el sigilo.

< Hora de efectuar mi plan. >

(...)

— Hola Ani —saluda mi amigo pelirrojo mientras me ve salir de mi casa dando brinquitos—. Woow, ese estilo te queda fenomenal —expresa sorprendido.

— Gracias —digo sonriente y entrecierra los ojos hacia mí, luego se le nota sorprendido, como si hubiese visto un fantasma.

Revisa el reloj en su muñeca, luego el de su móvil.

— Espera un momento, es temprano, ¿se va a acabar el mundo o que? —pregunta incrédulo y bufo.

Miro mi reloj y le hago una ceña para que haga silencio, él frunce el ceño, confundido, pero obedece.

A estas horas pocas personas en el barrio están despiertas por lo que hay mucho silencio, o por lo menos lo hubo hasta que un "¡Maldición!" llegó a mis oídos y mis comisuras se elevaron.

< Música, dulce música. >

Miguel va a hablar pero lo mando a callar nuevamente.

— ¡Andrea! —oigo mi nombre por la voz de mi vecino y suelto una carcajada.

Se asoma desde la ventana del baño, molesto, y yo toda orgullosa y elegante le muestro el dedo medio.

Le doy la espalda y monto en la parrilla de la bicicleta de mi amigo.

— Ahora sí, vámonos.

— ¿Qué le hiciste? —cuestiona dando al pedal.

— Ya lo verás Miguel, ya lo verás —canturreo divertida 

(...)

— ¿Pero que es ese olor? —Se oía murmurar a las personas de la clase cuando entró Jey con un fuerte olor a pollo, me da una mirada tajante y se dirije a donde se haya ¿Anthony? Creo que así lo han llamado los profesores al referirse a él.

Su amigo luce una sonrisa divertida mientras lo ve acercarse, me mira y luego a su amigo, se nota que quiere partirse de la risa, él debe saber de la pequeña guerra entre Jey y yo.

— Eres, una mala, persona —dice pausado Miguel a mi lado mientras observa a Jey de reojo y los compañeros se quejan del fuerte olor que invade sus fosas nasales.

— Lo gracioso es que ese olor le durará de dos a tres días sin importar cuanto se bañe —río por lo bajo.

Volteo a ver al grandísimo idiota que se sienta al final del aula y choco con su mirada ofreciéndole una sonrisa declarándome la puta ama, él escribe algo en su móvil y poco después me llega un mensaje.


[Contacto: idiota]

Esto no se quedara así tonta.

8.22am√√


Leo aquel mensaje y niego ligeramente con la cabeza para luego responder.


[Yo:]

Claro que no idiota, aún tengo mucha artillería pesada guardada, prepárate.

8.23am√√





Nota de autora

¿Se imaginan que les hagan estas bromas?,😏

Lo mato😇

Pregunta: ¿Que harían si alguien les hiciera una broma así?

Dejen sus reacciones

Nos leemos pronto💜

Estamos en GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora