Andrea
Salgo de la habitación junto a Melisa a por unas bebidas de la máquina dispensadora. Tomo un jugo de manzana y de reojo veo una soda, pago por ella y la tomo.
Mi amiga toma un jugo de naranja y dos refrescos de Cola.
— Por cierto, ¿en que pararon Jey y tú? —pregunta Melisa de repente.
Pobre de mí que ya estaba tomando de mi jugo.
Ella ríe y me da palmadas en la espalda mientras me trato de recuperar del peligro en que me había dejado la bebida.
— Lo siento —expresa.
— Eres una asesina, ¿te imaginas que hubiese llegado al cielo y nos recluten por maneras de muerte? Todo el mundo ahogado por champaña, vino y yo por una cajita de jugo —La regaño mostrándole mi cajita y ella se carcajea.
— Ani, yo creo que el infierno está esperando por ti.
Toso.
— Todas mis maldades están justificadas.
Me recupero y sigo bebiendo, venga ya, me las tengo que cobrar ¿no?
— Pero no me vas a cambiar de tema —asegura y ruedo los ojos—. Dime que hay.
— Nada.
Y mi memoria se empecina en recordarme el beso, juego con la pajita en mi boca y mi amiga me mira con los ojos entrecerrados, bajo un poco la cabeza ante su escudriño que me asegura que no me cree nada.
Levanto mi cabeza y le sonrío inocente.
— ¿Regresamos?
— Sabes que no me creo nada de lo que dicen esos suciosos labios ¿verdad?
— Podrían estar más suciosos.
— ¡Andrea! —chilla mi amiga y me carcajeo pasando un brazo sobre sus hombros.
Llegando al cuarto de Jey me tropiezo con Miguel y por poco tira mi bebida.
— ¿Hey? ¿Qué te pasa? —Le pregunto y al verlo bien noto que algo está muy mal.
— Lo siento —dice sin más y se marcha.
Lo veo alejarse con confusión y Melisa igual, ambas nos miramos extrañadas y entramos donde el ambiente se ve bastante tenso.
— ¿De qué nos perdimos? —preguna Isa y no es la única que espera una respuesta.
— De nada, sólo fue una pequeña discución —asegura Anthony y sus ojos se achinan por lo que sé que sonríe bajo la mascarilla, pero yo conozco a Miguel, no se enfada tan fácilmente, pero cuando lo hace es mejor dejar que su cabeza se enfríe.
(...)
Han pasado tres días y hoy Jey vuelve a la escuela. Realmente seré cuidadosa de ahora en adelante, no quiero verlo de nuevo en un hospital, no me quiso mostrar su herida por lo que tengo en claro que no debe ser agradable.
Veo a Miguel a lo lejos, desde que se fue ese día del hospital no lo había visto. Llego a su lado y me observa.
— Oye, ¿que ocurre? —pregunto y niega con la cabeza—. Miguel —Lo regaño, llevamos más de cinco años conociéndonos, sé perfectamente que le pasó algo.
— No seas terca, no pasa nada —asegura y con un suspiro se lo dejo pasar, sé con claridad que no dirá nada.
Las clases comienzan y la Historia comienza a ser historia para mí. Estos han sido los turnos más largos que he dado en mi vida.
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Estamos en Guerra
Teen FictionDicen que los polos opuestos atraen y lo iguales se repelen, es pura física, pero la física se fue a la mierda en la vida de Andrea Milton cuando entró en ella su molesto vecino, su enemigo perfecto, su único idiota: Joseph Jones El campeón de lucha...