Capítulo 16: Vacaciones

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Joseph

Comenzando las vacaciones tengo más tiempo planear nuestras guerras, eso no es bueno, puede llevarnos a hacer cosas aún peor.

Evito a mi padre a toda costa, estando en casa no salgo de mi habitación. Intento estar todo el tiempo con Ani o con Anthony, que últimamente estuvo en unas competencias y a penas lo podía ver. Pero con las vacaciones volvió al casa. Hoy quedamos en irnos a un parque, Leroy, él y yo.

Ya tengo planeado para devolverle la de ayer, si, porque mi vecina nunca para, me dejo en el buzón un par de galletas de vainilla, mis favoritas, como si fuera mi fan por el deporte. Y caí, porque soy idiota, en eso tiene razón, y pues le había puesto picante.

El picante siempre será parte de sus bromas.

— ¿Nos vamos ya? —pregunta Leroy cuando estamos los tres frente a casa de Ant.

— Vamos —comienzo a guiar, ellos van detrás de mí. En el parque hay una zona para hacer deportes que es ahí donde nos dirigimos.

Al llegar me doy la vuelta porque escucho que hablan detrás de mí.

Y ahí están.

Ani y Miguel.

Verlos juntos me pone de mal humor. Es obvio que a ese chico le gusta Andrea, ¿en serio ella no se da cuenta?

— Tonta —Me acerco para jalar su cabello.

— Idiota —Se cruza de brazos.

— Hey —saluda Leroy a ellos—. ¿Jugamos baloncesto? —pregunta él.

— Estaremos en desventaja —Le digo yo. Es obvio, pues él es El Capitan de el equipo en la preparatoria y por razones obvias es buenísimo.

— A ver, yo juego con Andrea y ustedes tres juegan en el mismo equipo —propone él.

— Me canso rápido —avisa Ani.

— Yo te cubro —dice él guiñándole un ojo, y yo entrecierro los míos para él.

— ¿Él va a jugar? —pregunta Miguel, refiriéndose a Anthony.

— Si —respondo por él.

— ¿No habla? —dice Andrea.

Leroy niega con la cabeza.

— ¿Sabe jugar? —Se intenta burlar Miguel.

— Mejor que tú —Le respondo de malas ganas.

— Ok, ok. Mejor juguemos —dice Leroy.

El partido comienza y la pelota la tiene Andrea la cual la comienza a rebotar, pero con poca agilidad y me comienzo a reír sin razón alguna.

— Oye, no te burles, idiota —Me mira entrecerrando los ojos.

Levanto las manos en forma de rendición.

Corro hacia ella e intenta apartarse pero le quito la pelota antes de que lo haga y me saca la lengua. Una menos.

Pero cuando me intento acercar al aro, está Leroy. Veo a Anthony, y Miguel del otro lado más cerca, quiero pasársela a mi amigo, porque no confío en Miguel.

Cuando lo lanzó Leroy salta muy alto y la atrapa. Me quedo impresionado con su enorme salto, además es que ese chico es asquerosamente alto.

(...)

El partido continúa hasta media tarde, Leroy sólo pudo ganarnos a nosotros tres. Ani se sentó en el suelo, estaba muy cansada. La comprendo.

— ¡Idiota! —Me grita cuando le lanzó la pelota a la cabeza.

— Me amas —Ella pone sus ojos en blanco y comienzo a reírme.

Cuando vamos de camino a casa, ya hemos dejado a todos, incluso a su mejor amigo, y sólo quedamos ella y yo. Cuando estamos a punto de separarnos para irnos cada uno a su casa, ambos escuchamos los gritos de mi madre, y eso hace que me detenga.

— Te necesita —Me dice Ani y asentí confirmando—. Ve adentro.

— No se si quiero estar ahí ahora mismo —suspiro molesto, porque no sé cuanto autocontrol se necesita para poder soportar a tus padres pelear cuando ya les advertiste que esto sucedería.

— Ve —Me intenta animar y asentí.

Entré a casa y observé a mi padre sentando con la cabeza gacha. Mi madre sin embargo estaba de pie con la cara roja de enojo.

— ¿Qué pasa mamá? —Le pregunté directo, no estoy para tanto rodeo.

— Que te diga él —Ella comienza a llorar, se que ha tenido suficiente con esto.

— Paulo, dime —No lo llamo padre, ya no más.

— Jey, es que tu madre ha recibido una llamada —Y justo ahí sabía que me iba a mentir porque no me miraba a los ojos—, de alguien para molestarla y ella lo creyó.

— No mientas —negué con la cabeza.

— Hijo, yo...

— Dime la verdad de una vez —exigí cansado.

— Mi ex-mujer llamó, porque tu hermana está enferma —¿Mi qué?—. Tengo que ir a verla, lo más pronto posible.

— Tengo una hermana —abrí mis ojos.

— Si, se llama Blanca —sonríe y es una sonrisa muy genuina—, se parece mucho a ti, ama los deportes como tú.

— Tengo una hermana —repetí sin poder creerlo.

— Deberías ir conmigo a visitarla —niego con la cabeza.

— No —Me adelanto antes de que diga algo más.

Subí las escaleras rápidamente. No tengo una hermana. No puede ser cierto, tiene que estar mintiendo. Mi padre no pudo hacernos eso.

Coloco mis auriculares para la música mientras intento olvidar todo lo que mi padre dijo, pero las palabras están grabadas en mi cabeza y sobre todo esa sonrisa que salió justo cuando hablo de su hija. Esta orgulloso de ella eso seguro.

Nunca estuvo para mí, pero esta orgulloso de su otra hija.

Respiro profundo porque mis ojos escuecen.

Esa noche dormí sentado contra la puerta de mi habitación, con los audífonos puestos y la cara entre mis rodillas.

A la mañana siguiente ya había tomado una decisión.

— Hijo —llama mi madre a la puerta—. Tú padre me está pidiendo que bajes.

— Voy —Me di una ducha corta y me cambié de ropa.

Al bajar las escaleras mi padre estaba sentado en el salón, pero puedo ver una almohada en el sillón, así que supongo que durmió ahí mismo.

— Jey —habló mi padre—. Me iré en media hora, solo serán dos días, quiero que vengas conmigo, deberías conocerla. No la culpes a ella por lo que yo he hecho.

En eso él tenía razón, mi hermana no tiene la culpa de tener un padre como él. Además, la curiosidad también me estaba matando.

— Yo también estoy de acuerdo con tu padre —dice mi madre intentando acercarse a mí.

— Iré, pero con la condición de que Ani venga conmigo —La necesito, no lo diré, pero es así.

— Por supuesto. Lo que tú quieras hijo —dice mi padre y asentí con la cabeza, para salir de la casa en camino a la casa de Ani, tenía que decirle todo esto.

Probablemente ella me entienda, siempre lo ha hecho.






Nota de autora:

Comienzo de la maratón

1/4


Que el apocalipsis empiece buajajajaj

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