Capítulo 35: Orgullosa

1K 147 19
                                    


Andrea

Generalmente sé que pasa con Jey, lo conozco demasiado, cada punto y coma de su carácter y lo que puede ocacionar...pero hay momentos donde no sé que piensa, donde se convierte en una hoja en blanco para mí, y eso me frustra.

— Dime que sucede, Jey, necesito saberlo —insisto, ahuecando su rostro entre mis manos, debo saber que le ocurre, no me gusta verlo enojado ni frustrado...

A menos que le haya hecho una broma. Pero no recuerdo hacerle ninguna en los últimos días...aunque también cabe la posibilidad que sea sonámbula y lo haya hecho...

Oh Dios, ¿y si soy sonámbula? Sería muy típico de mí hacerle una broma aunque esté dormida.

 — Cosas que nunca te diré, Andrea —respondió y acarició mi cabello con cuidado, ambos nos sumimos en un silencio, ahora parece melacólico, y sé con claridad que no obtendré la respuesta que busco.

Asiento con la cabeza luego de unos segundos y me aparto, para verlo alejarse, no quiero verlo alejarse, suficiente tuve con la primera vez.

— Ani, ¿qué ocurre con Jey? —pregunta Anthony al llegar a mi lado y me encojo de hombros.

< Eso quisiera saber yo. >

— El idiota siempre ha sido misterio, ya sabes como es —dije y sonreí hacia él—. Iré a mi cabaña, necesito cambiarme.

— Está bien, ten una buena noche y tranquila, trataré de hablar con él —dice y sonrío hacia él, me acerco besando su mejilla.

— Gracias Ant —expreso.

Él asiente con la cabeza, despidiéndose con la mano al igual que yo y me alejo.

Llego a mi estancia y abro la puerta, la cabaña es bastante confortable, suficiente para dos personas, tienes dos camas, una frente a otra, un armario donde mi compañera de cuarto y yo colocamos nuestras prendas.

Melisa continúa dormida, suspiro cansada y me dirijo al baño, saco mi vestido mojado de sobre mi cuerpo.

< Maldito Jey, si pesco un resfriado te la vas a ver cruda. >

El agua caliente de la ducha logra quitar todo el frío del lago y la noche.

< ¿No me digo la verdad? ¿A que se refirió con eso? > Me pregunto. 

Jey es raro, es un rarito y siempre lo ha sido, pero a veces es mas raro de lo normal. Salgo de bajo la ducha y me pongo mi pijama. Luego de secar mi cabello ya largo llego a mi cama y me acomodo bajo las frazadas.

— Idiota —mascullo. Siempre hace que me preocupe por él.

— Ani —Esa es la voz de Melisa.

Me siento en la cama, como mismo está ella en la suya, tomo mi sábana y me envuelvo en ella.

— ¿Pasa algo? —pregunto extrañada.

Ella se mantiene en silencio por unos segundos, y justo cuando pensé que no hablaría lo hizo.

— ¿Qué harías...si el chico que te gusta está enamorado de otra?

Eso me sorprendió, creo que Miguel se pasó de lanza con su justificación, por esto me dijo que no la invitara.

Me levanto de mi cama y voy hasta la suya, gateo sobre el colchón hasta abrazarla por los hombros, ella voltea hacia mí y me abraza mientras llora.

— Lo siento Melisa, no soy buena haciendo esto —expreso—. Pero de algo estoy segura, es un tonto si no se fija en ti —Ella llora más fuerte y sobo su espalada—. Eres muy valiente —digo.

— Lo dices sólo para hacerme sentir mejor —lloriquea.

Poso mi barbilla sobre su cabeza y sonrío.

— No —digo sincera—. Es cierto, siempre fuiste capaz de demostrarte tal y como eres, de demostrar lo que sentías sin temor, y eso es algo de admirar, no sé si yo podría hacer eso —admito—. Pero también debes ser orgullosa, debes demostrarte fuerte, para que no logre pisotearte ningún hombre.

Ella se separa un poco de mi abrazo y me mira, con sus ojos cristalizados, luego sonríe y seca sus lágrimas, separándose por completo de mí, imito su acción.

— ¿Sabes? Al principio pensé que debía odiarte, pero no puedo, eres increíble —quedé confusa ante esto—. Después de todo tras esa coraza si hay una persona sensible —vuelve a sonreír—. Gracias.

No pregunté, algo me dijo que no lo hiciese.

— Si tengo sentimientos —digo divertida para aminorar la tensión—, sólo no se lo digas a nadie —Melisa ríe—. Voy a hablar con Miguel, tranquila.

Negó con la cabeza.

— No lo hagas —pidió—. Ya no lo perseguiré más, estoy harta, soy yo la que merece que alguien me quiera, no tengo por qué perseguir a ningún hombre.

— Así se habla —chocamos palmas.

Me puse de pie.

— Iré a caminar un rato —avisé, sé que debe terminarse de calmar, y si no estoy aquí no estará avergonzada, necesita estar sola por un tiempo.

Ella solo asiente con la cabeza, yo tomo una muda de ropa y voy al baño, me cambio con un pantalón ajustado y una camisa gris, tomo mi abrigo del armario y lo coloco sobre mi cuerpo, colocándome la capucha sobre mi cabello suelto y salgo de la cabaña.

Camino por el lago, ahora todos los estudiantes han vuelto a sus respectivas estancias por lo que todo está muy tranquilo.

Es grandioso a veces solo sentir el silencio.

El agua parece brillar con la luz tenue de las farolas, me gusta mucho esto. Sigo caminando, sumergida en mis pensamientos y pateando piedrecitas, mis piernas me llevan hasta el dormitorio de loa chicos. Frunzo el ceño cuando ya estoy frente a una cabaña, la cabaña del idiota.

< ¿Qué rayos hago aquí? > Me pregunto, si un profesor me atrapa me iría muy mal.

Estoy al punto de dar la vuelta sobre mi eje y volver por donde mismo había venido cuando un grito me hace sobresaltar. Subo las escaleras y abro la puerta de la cabaña. Viendo a Jey sin camisa sobre la cama de pie en una esquina y Anthony abrazado a él, la vista de ambos se posan en mí.

Entre abro un poco mis labios.

— ¿Disculpen la interrupción?

— No es lo que parece —dice Jey apresurado y niega rápidamente con la cabeza.

Esto iba a ser divertido de explicar.





___________________


Adara en plan: ¿Qué está pasando aquí Jey? Tú me estás engañandoooooo 😅

Aquí les dejo su actualización,

¿Que les pareció la actitud de Ani con Melisa?

Estamos en GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora