Andrea
El partido lo va ganando el equipo de Leroy, todos estamos felices por él, fue muy gracioso ver a Jey emocionado y gritándole al árbitro que estaba ciego cuando dio una tarjeta roja.
La verdad es que no soy muy amante a hacer deportes, pero sin dudas ver deportes es lo mío, esos hombres están increíbles, sobre todo cuando algunos se quitaron sus ca...
— ¡Canasta! —exclama el comentarista y la audiencia se levanta de sus asientos algunos disgustados, otros felices. Jey mueve su puño en el aire mientras salta de emoción.
Después de unos minutos esperamos en la salida a nuestro jugador estrella.
— Amigo, estuviste increíble —El idiota y Leroy chocan puños al igual que hacen con Anthony.
Yo choco los cinco.
— Leroy, no te doy un abrazo porque estás todo sudado —digo burlesca.
— Este es el olor a victoria —expresa acercándose con los brazos abiertos y corro a esconderme tras Jey, ni loca me pego a ese hombre sudoroso. Mi vecino lo detiene y él bufa—. Vale, mañana cuando esté limpio.
Todos reímos excepto Jey, es su cumpleaños y tiene cara de amargado.
Ya es algo tarde, el patrido ha durado largas horas, pero valió la pena. Leroy y Anthony decidieron irse a casa, me imagino que este último deba estar agotado, dio un gran partido.
— Bien, vamos —dije tirando del brazo de Jey.
— ¿A dónde? —pregunta dejándose arrastrar.
— Te dije que te tenía una sorpresa.
— Normalmente tus sorpresas son malas Andrea —responde caminando a mi lado y bufo.
— Por si no te diste cuenta hoy es uno de los pocos días de tregua que tenemos idiota, mejor aprovechar.
— ¿Me vas a violar tonta? —pregunta divertido y recibe un manotazo por mi parte—. ¿Por qué eres tan poco femenina? —Se queja sobando su brazo.
— Tú me has hecho así Jey —digo deteniéndome frente a la parada del bus.
— Claro —bufa—. Que la culpa no caiga en el suelo ¿verdad?
Minutos después el transporte esperado llega y montamos en este, el viaje tarda media hora hasta que volvemos a bajar, ya está oscureciendo y no hay personas al rededor.
— Esto no me gusta Andrea —dice cuando llegamos a un área en construcción—. ¿Qué rayos me piensas hacer?
Una media sonrisa se instala en mi rostro — Voy a vender tus órganos y escapar a otro país.
Esta vez su mano impacta mi nuca — ¡No digas eso tonta! —reclama y froto el lugar adolorido.
— ¡Eres un bestia Jey! —chillo, aunque me parece gracioso que el idiota que camina a mi lado, todo musculoso y experto en lucha libre, se asuste porque pueda vender sus órganos en un lugar así.
< Jey, eres un niño. >
Abro la puerta de una de las edificaciones.
— Ani, esto es ilegal —comenta.
Saco mi mano y le hago una seña con mi dedo índice para que me siga.
— Entra Jey, aun tengo que inyectarte la anestecia.
— ¡Que no tiene gracia tonta! —chilla pero me sigue.
Subimos una escalera que da a la azotea, el edificio en el que estamos es bastante alto. Al llegar saco un broche de mi cabello y le doy mi teléfono a Jey para que lo sujete y alumbre la cerradura de la puerta metálica frente a mí.
— ¿Desde cuándo te convertiste en una criminal?
Ruedo los ojos — Cállate y alumbra idiota.
Creo que lo único que lo movía a seguirme es la curiosidad que tiene por saber que hay detrás de esa puerta.
Logro abrirla y pasar a través de esta, Jey pasa tras de mí y se sorprende.
Hay unas mantas y almohadas tendidas en el suelo, junto a linternas, libros, comida chatarra de sus favoritas y bebidas. El lugar tiene una estupenda vista a la ciudad, y lo mejor llegaría cuando caiga la noche.
— Tachán —expreso.
Él me mira y sonríe.
— Tonta —murmura y se acerca a mí, besando mi frente, me quedo inmóvil, acaricia mi cabello con ternura—. Se supone que estas cosas debo hacerlas yo.
Resoplo apenada.
— Esto no es nada —susurro y le miro—. Sé que hoy no hicimos lo que querías, y como sé que lo que querías era quedarte en casa... —Ambos rodamos los ojos a la vez—, me di el trabajo de reunir todo lo que te gusta, o por lo menos casi todo, ni en broma nos ponemos a entrenar.
Ríe y luego me mira dudoso.
— ¿Te vas a quedar?
Le observo de la misma manera.
— ¿A caso piensas comerte todo eso sólo? ¿Quieres amanecer con dolor de estómago?
— Vale, vale, ya entendí —levanta las manos en son de paz.
Minutos después ambos estamos acostados boca arriba mientras compartimos audífonos y leemos, tengo mi cabeza recostada sobre su estómago mientras estoy enfrascada en mi lectura.
A veces me sorprende la calma que puede existir entre el idiota y yo, normalmente siempre peleamos y discutimos, pero en otros momentos simplemente somos ese bastón dónde apoyarnos.
Ahora que lo pienso, nuestra relación es mucho más complicada que un simple odio mutuo, nosotros siempre hemos sido más complicados que sólo eso.
Aparto los ojos de mi libro y los poso en el rostro de Jey, tiene una ligera sonrisa y su dedo índice marca el ritmo de la música que escuchamos sobre la portada del libro que lee.
Su mirada se aparta de este y me observa, luego mira hacia el cielo y se ve sorprendido. También miro hacia arriba y sonrío.
— Apaga las linternas —Le digo y se mueve haciéndolo, todo queda oscuro, me muevo hasta quedar acostada a su lado.
Las estrellas se ven de una manera más lúcida desde aquí ya que aún no hay cables ni árboles, el cielo está despejado, el paisaje nocturno es hermoso.
— Jey —Le llamo y me observa, siento su mirada en mí pero no volteo—. ¿Sabes que pasa cuando una estrella explota? —pregunté.
— No —respondió casi en un susurro.
Voltee mi rostro hacia él, sus ojos parecen brillar con ese color azul verdoso tan increíble.
— Se crea una supernova Jey, con una onda expansiva que destroza todo a su paso.
— Pero eso no evita que sea hermosa Andrea, una explosión muy hermosa, nunca lo ha evitado.
Se acerca un poco y sus ojos deparan en mis labios, inconscientemente los míos van a los suyos.
— Una explosión hermosa, sigue siendo una explosión...idiota.
__________________
¿Qué les pareció la sorpresa de Ani?👀
¿Alguna teoría conspirativa?
Les recuerdo que en mi perfil de instagram: Teenager1072 subo contenido de la historia
Nos leemos mañana💜
ESTÁS LEYENDO
Estamos en Guerra
Teen FictionDicen que los polos opuestos atraen y lo iguales se repelen, es pura física, pero la física se fue a la mierda en la vida de Andrea Milton cuando entró en ella su molesto vecino, su enemigo perfecto, su único idiota: Joseph Jones El campeón de lucha...