Andrea
Llego a mi casa y luego de darme una ducha caigo exhausta en la cama. Mi cuerpo duele, en verdad lo hace.
— Maldito Jey —mascullo.
Si este es el entrenamiento no me imagino lo que es sufrir todo lo que queda cuando empecemos a luchar.
— Tal vez sólo debo resistir una semana —pienso en voz alta, no creo que mi cuerpo resista tanto ejercicio.
— ¡¿Cuánto pensabas ocultármelo?! —oigo gritar a Maité.
Oh, oh, el idiota se ha metido en problemas.
No puedo moverme de mi cama pero presto atención a lo que pasa en la casa vecina.
— Mamá, no quise...—Es interrumpido cuando intenta justificarse.
— ¡Maldita sea Jey! —grita—. ¡Has aprobado dos asignaturas por los pelos Jey! ¡Dos!
< Oh no, pobre de mi idiota. >
— No tendrás TV ni internet hasta que no mejores tus notas —informa Maité molesta.
— ¡Mamá! —reclama él.
— Nada de justificaciones Joseph Jones, tampoco saldrás con tus amigos, me has decepcionado.
Después de eso sólo escuché un portazo.
En serio, si pudiese levantar mi cuerpo iría a verlo, debe sentirse molesto y frustrado, no le gusta discutir con su madre, es todo lo que adora, y sé que le dolió su último comentario, pero verdaderamente no puedo moverme.
Tomo mi móvil que está a unas palmadas en el colchón de mi cama y marco su número acercando el teléfono a mi oído.
El muy idiota me cuelga.
< Pues resuélvetelas solo. > Pienso molesta.
Me quedo unos minutos en la misma posición, hasta que tocan a mi puerta.
— Pasa —doy permiso y veo a mi madre entrar.
— Ani, he hablado con Maité y dice que Jey casi desaprueba Química y Música, cómo eres buena en eso lo ayudarás.
Bufo molesta, que no se note que mi opinión vale un comino.
< Típico de mi madre, ofrecerme como tributo. >
— Mamá.
— Andrea.
Cierro los ojos con fuerza, cuando mi madre dice mi nombre completo significa peligro para mí.
— Vale —digo y esboza una sonrisa.
— Perfecto, después de clases, ¿ok? —asiento con la cabeza y sale de mi habitación.
< No puede ser. >
Paso mis manos por mi rostro cuando la misma maldita escena vuelve a pasar por mi mente, sus labios moviéndose sobre los míos y su tacto sobre mi piel, aun están grabados en mi mente.
< ¿Por qué demonios cruzó esa línea? >
Sólo era darle un susto, solamente, pero no, él siempre arruinando mis planes.
< Idiota.>
(...)
— Ah sí que te toca repasarlo en esas asignaturas —pregunta Miguel en el receso de 5 minutos entre clases.
— Sí, pero se lo debo, él me ayudó con mates el año pasado —suspiro cansada.
— Creo que necesitarás suerte —Mi amigo palmea mi espalda.
— Simplemente no es capaz de tocar un instrumento —reclamo frustrada.
— Suerte —dice.
(...)
Estoy en el salón de música mientras Jey estrangula un piano.
< Esto va a acabar con la poca paciencia que tengo. >
Mi cabeza comienza a doler, por más que le insistí en que comenzara con algo más fácil no quiere, por favor, el piano es un instrumento complicado de tocar.
— Idiota, detente de una vez —suplico.
— No sabes enseñar —dice y me ofendo.
¿Cómo puede decir eso? He pasado dos horas tratando de que pueda tocar "Estrellita donde estás"
Lo mato y no lo pago
— ¿Por qué mejor no comienzas con un instrumento que puedas tocar? —pregunto y rueda los ojos.
— Si pudiese tocar alguno no estaría aquí.
Sonrío — Sé de un instrumento que por más que quieras no puedes asesinar.
Arquea una ceja y yo voy hasta donde guardan los instrumentos. Saco el que buscaba y volteo hacia él, haciendo sonar un triángulo por lo cual bufa molesto.
— Inténtalo —digo ofreciéndoselo—. Solo debes golpearlo y listo, hasta un niño de seis años lo lograría, tú también puedes —aparta molesto mi mano con el instrumento y recibe un mensaje, lo lee y una de sus comisuras se eleva.
— Vamos, ya es hora de lucha libre —informa y sale de la sala de ensayos.
< Oh no. >
(...)
Son las 6.23 pm, aún estoy en la escuela y juro que todo mi cuerpo duele, sólo han pasado seis días desde que me uní al equipo, no sé como rayos él ha podido soportar años, luego que el desgraciado de Jey me hubiese cargado y lanzado a la lona tres veces.
— De pie —ordena con una sonrisa burlona extendiéndome una mano.
— ¿Te la estás desquitando conmigo? —pregunto molesta tomando su mano y él hala la mía.
— No, pero es divertido hacerte caer —dice
< Si que se está divirtiendo. >
Ya todos se fueron y Jey sigue riéndose a mis costillas, ¿no podía entrenar junto a Anthony o que?
— Ya estoy cansada, me voy —digo tratando de ir hasta mi mochila, de verdad que estaba cansada.
De repente sólo siento cómo agarra mi muñeca y en un ágil movimiento hace que mis brazos queden tras mi espalda, inmovilizándome contra su pecho.
— Suéltame —chillo molesta.
— Sabes que mañana acaba la semana ¿cierto? —pregunta.
< Hijo de su buena madre. >
Golpeo con mi cabeza su rostro en un cabezazo y se queja, aflojando su agarre, logro soltarme y paso uno de sus brazos sobre mis hombros, empujando con la espalda y haciendo que su cuerpo pase sobre el mío, cayendo de espaldas al suelo pero yo me voy hacia adelante y caigo sobre su cuerpo.
No puedo creer que haya logrado hacer eso, claro, que caerme en el impulso no era mi plan pero con haber logrado defenderme me basta.
Levanto el peso de mi cuerpo sobre mis manos y veo lo cerca que ahora estamos, sus ojos azules están posados en los míos y comienzo a ponerme nerviosa.
— ¿Ya terminaste? —pregunta casi en un susurro y desvío mi mirada de la suya, trato de levantarme pero una de sus manos se posan en mi cadera, impidiendo que me separe de su cuerpo.
Le miro sorprendida — Suéltame —digo.
— Deja de alejarte de mí —exige.
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Chan chan chan....
Hasta el próximo capítulo xd
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Estamos en Guerra
Teen FictionDicen que los polos opuestos atraen y lo iguales se repelen, es pura física, pero la física se fue a la mierda en la vida de Andrea Milton cuando entró en ella su molesto vecino, su enemigo perfecto, su único idiota: Joseph Jones El campeón de lucha...