Joseph
Su boca sustituye los movimientos de sus manos y tengo que llevar una de mis manos hacia su cabello para dirigir el movimiento.
— Joder —gimo sin poder evitarlo. Ella me observa desde abajo con una sonrisa ladina en sus labios y esos ojos mirándome fijamente haciéndome desear más.
Se separa colocándose encima de mí. Las piernas a ambos lados de mi torso y me deja libertad suficiente para acariciar sus piernas y su trasero.
Ella se coloca y antes de que pueda bajar hago un movimiento rápido que la hace colocarse hacia adelante, la atrapo besando sus labios y acariciándola.
(...)
— ¿Recuerdas que fecha es hoy? —Le dije cuando ambos estábamos acostados en la cama bastante exhaustos.
— Si, un año más del día en que te fuiste —Sus ojos estaban cerrados y toda su piel desnuda, levanté su mentón para que me mirase a los ojos.
— Nunca la vuelvas a recordar como esa fecha Andrea, ahora sólo es la primera, de muchas veces, en la que te haré mía —intenté besar sus labios.
— ¿Quien te dijo que esto se va a repetir, idiota? —dice ella burlesca.
— Tus pupilas dilatadas, tus gemidos de hace dos minutos y esto —digo rozando sus labios con los míos y mordiéndolos con fuerza para luego palmear su trasero haciéndola retorcerse de placer y jadear para mí.
— Idiota presumido —dice ella girándose hacia el otro lado de la cama.
Si supiera lo bien que se ve desnuda sobre mi cama. Y aún mejor cuando me deja ver su trasero de dimensiones más que suficientes tan cerca de mí.
Vuelvo a palmearlo sin poder evitarlo.
— Oye —Se gira hacia mí en un intento de regañarme pero ya estoy atrapando sus labios y besándola con fuerza haciendo que ella me devuelva con ganas el mismo beso—. Idiota —dice entre dientes y contra mis labios.
— Tu idiota, Andrea —digo mientras acaricio su cabello. Ella se acuesta sobre mi pecho y se queda dormida en pocos minutos.
Me quedo admirando un poco lo bien que se siente tenerla entre mis brazos después de tanto tiempo y por primera vez me hace sentirme feliz.
(...)
La mañana siguiente llega pronto y la luz de la ventana me despierta. Ella aún no abre sus ojos. El sonido de mi alarma comienza a sonar y lo apago antes de que ella despierte. Se que odia levantarse temprano.
Pasó diez minutos y ella se remueve despertando.
— Buenos días, tonta —La saludo aún entre mis sábanas.
— Hola idiota —Se remueve y abre los ojos perezosamente—. Oh, espera que, ¿no fue un sueño? —abre mucho los ojos y se pasa la mano como si eso fuese a cambiar la forma en la que despertó.
— ¿Desde cuándo sueñas conmigo, Andrea? Y aún más importante ¿Desde cuando me violas en el sueño? —Ella abre y vuelve a cerrar los ojos.
— Idiota arrogante —niego con la cabeza—. Tengo que irme —Se pone de pie y comienza a buscar su ropa por toda la habitación. Pero por supuesto está muy dispersa.
Yo me quedo acostado riéndome de ella, de su forma de buscar la ropa mientras se tapa su cuerpo con una sola mano, como si eso fuese posible.
— Deja de estar mirándome y ayúdame a buscar la ropa —Se queja amargada, pero no me muevo—. Rápido, idiota —dice ella aún más molesta.
< Oh, debería haber disfrutado más de nuestra noche. >
Escucho como en la habitación de Ani tocan a la puerta.
— Ani, tienes clases dentro de media hora, si no sales ahora mismo a desayunar, entraré ahí —dice su madre y ella comienza a correr por toda la habitación.
— ¿Donde están mis bragas Jey? —niego con la cabeza.
— Abre ahora mismo Andrea Milton —dice su madre y ella corre a colocarse el short sin sus bragas y la blusa corta.
Sonrío ante la vista.
— Me devuelves luego mis bragas —pide ella cruzando de mi habitación hacia la suya.
Escucho que abre la puerta y su madre le da un sermón por no estar lista y sonrío.
Miro debajo de la almohada en donde estaba acostado y si, aquí está su braga. Y es hermosa, fina, suave, azul y aún puedo sentir su olor.
< Fetiches muy raros, si, seguro. >
Miro dentro del cajón y aún está su móvil descargado y ahora también su braga.
— Hoy será un buen día —digo entrando a la ducha, me doy una extremadamente larga y luego bajo las escaleras silbando.
El día está más colorido, el sol sonríe, hay un arcoíris y los pájaros cantan. Vale, no, pero bueno, así me lo parece a mí. Todo es más hermoso el día de hoy.
Fui hasta su casa y desayuné con su familia y ella, la atrapaba mirándome continuamente y siempre se sonrojaba. Yo también lo hice cuando se puso de pie para ir a colocarse la ropa de la escuela y no llevaba un brassier y sus pezones se marcaban por encima de la blusa.
— ¿Se irán juntos a clases hoy? —preguntó su mamá y sonreí.
— Tonta, ¿te irás conmigo hoy? Tengo algo para ti —iba a sacar su móvil de mi bolsillo pero creo que pensó que era otra cosa.
— Mejor me lo das luego —dice ella apresuradamente bajando las escaleras.
— ¿Vale? —dije no muy convencido.
Sus cachetes se coloraron cuando salimos fuera de su casa y hablé cuando estuvimos solos.
— ¿Y mi beso de buenos días? —golpeó mi frente.
— No te daré uno de esos Jey —dice entre cerrando los ojos—. Eso que pasó anoche fue un error.
< Oh, un error maravilloso. > Hoy ni ella podría arruinarme el día.
— Toma tu móvil tonta —Se lo devolví.
— Y mis... Hmm —señaló sus partes—. ¿Las encontraste?
— No —mentí descaradamente—. La noche fue muy salvaje —Bueno, en esto no mentí.
Ella volvió a ponerse roja rápidamente y sonreí feliz. Podría acostumbrarme a verla así todos los días.
— Todo lo que tú haces es salvaje —dice ella y apresuró el paso.
Pero eso no hizo que no le gritase lo que tenía que responderle.
— ¡Pero anoche la salvaje fuiste tú! —Ella se tapó los oídos y corrió hacia la entrada de la escuela.
< Eso no hará que no lo hayas escuchado tonta. >
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Yo en serio amo a estos dos, son lo más
Gracias por votar en la historia, es increíble que ya hayamos llegado a las 7 K 'insertar emoji con pañuelito'
Gracias por darle amor a la historia
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Estamos en Guerra
Teen FictionDicen que los polos opuestos atraen y lo iguales se repelen, es pura física, pero la física se fue a la mierda en la vida de Andrea Milton cuando entró en ella su molesto vecino, su enemigo perfecto, su único idiota: Joseph Jones El campeón de lucha...