Capítulo 52: Por fin

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Joseph

< ¿Ella acaba de decir lo que yo creo que acaba de decir? >

— ¡Andrea! —Le grito después de haberme quedado paralizado—. ¿Acabas de admitir que te gusto? No, debo estar alucinando ¿Acabas de admitirlo? —pregunté más curioso de lo que admitiría jamás.

— No pongas en mi boca palabras que yo nunca he dicho —dice sonriente.

Oh, si que lo acababa de decir. Sonreí.

— Pero tú...

— Yo no he dicho eso —Me interrumpió. Voy hacia dónde está ella y la golpeó en su trasero—. Auch—Se queja y sonrío.

Podría no pestañear por tres días, no dormir por dos semanas y cantar a todo pulmón por un mes.

¿Puedo guardar en el calendario este día como el más feliz de mi vida?

Si, si estoy demasiado feliz. ¿Algún día lo dirá claramente? Bueno, pero creo que por ahora me tendré que conformar con esto.

Caminamos hasta la puerta de la casa y justo cuando ya va a separarse de mí para ir para su casa, agarro su muñeca obligándola a quedar bien cerca de mí.

Una de mis manos va a su nuca y la agarro para besarla.

— Aquí no, idiota —dice ella antes de que la bese, bufé.

Me alejé un poco de ella y besé su frente.

— Buenas noches Andrea —Ella no me sonríe pero yo si a ella.

Entro a mi casa alejándome de Ani, ya ahí está la enfermera que cuida de mí y después de una horrible curación por parte de esta me doy un baño con música a todo volumen. Entonces recuerdo que tuve todo el día a Anthony y a Leroy preguntándome qué había pasado para que mi cara pareciera un poema muy feliz.

Eso es porque no me están viendo ahora mismo. Ahora si que estoy feliz.

Voy a mi cama y cuando me acuesto siento su olor floral, vuelvo a sentir una sensación de cosquilleo en todo mi cuerpo y observo su ventana, está todo apagado, pero sé que aún no duerme.

< Locuras que uno comete por error. >

Pienso mientras cruzo de una habitación a la otra con mi espalda bastante lastimada.

— ¡Idiota! —chilla ella.

— Shh —Me acerco a pasos apresurados tapando su boca y ella se remueve—. Habla bajo.

Me pone los ojos en blanco.

— No te cueles en mi cuarto de noche —dice molesta pero bajito.

— Necesitaba mi beso de buenas noches —Me acerco a su boca para besarla pero ella pone una mano encima de mi boca.

— No obtendrás de eso.

— ¿Pero por qué? —pregunté claramente irritado.

< Esto de querer besos ya se esta poniendo muy interesante. >

— Porque no te daré —Ella me saca la lengua pero soy más rápido que ella y jalo su muñeca que tapa mi boca y cojo su lengua en mis labios.

Se remueve incómoda pero succiono, llego a sus labios y después de unos cuantos movimientos se deja llevar y comienza a besarme como siempre. Dejando que nuestras bocas se comuniquen, se digan todo lo que sienten y lo mucho que se desean.

Cuando nos separamos es por busca de oxígeno, ambos con el aliento entrecortado.

— Será mejor que me vaya –digo porque si me quedo un segundo más terminaré con ella encima de mí provocándola en su cama.

— Si —dice en un susurro que más bien suena a un "no" pero no juzgaré ahora mismo.

— Buenas noches Andrea —besé su frente una vez más.

— Buenas noches Jey —dice acomodándose bajo las sábanas.

Salgo de su habitación para volver a la mía, comienzo a leer uno de los libros para sacar esos pensamientos impuros de mi cabeza. Antes de que regrese a esa habitación hasta comer el último pecado.

(...)

No sé en qué momento me quedé dormido pero el libro está prácticamente tirado encima de mi cara. Quito mis lentes para leer y me pongo de pie para vestirme y salir a desayunar con Ani y su familia.

Su madre hace el desayuno y su padre ya se ha ido a trabajar. Andrea aún no baja las escaleras, pero cuando lo hace tiene el cabello recogido en una alta coleta. Y sonrío al ver su intento de ocultar la marca.

— No funciona —Le digo bien bajito cuando se acerca a mí, ella enrojece al entenderlo y rápidamente quita su coleta.

— Buenos días a ti también hija —dice su madre—. Estás perdiendo la educación.

— Lo siento mamá —Se disculpa y comienza a desayunar rápidamente.

(...)

Después de llegar a la preparatoria, nos avisan por el altavoz de qué hay varios chicos de intercambio que llegarán hoy.

Dos de esos entrarán nuevo a nuestra aula.

Cuando esta a punto de comenzar la clase, una pareja entra al aula.

La chica tiene el cabello cobrizo y unos enormes ojos azules. Muy atractiva, pero desde la distancia se nota que sabe que luce bien por lo que intenta destacar aún más sus atributos. Un top negro corto y unos vaqueros muy ajustados a la cadera.

— Mi nombre es Julia —Nos sonríe a todos.

— Yo soy Enrique —dice un chico muy alto, de cabello rubio y ojos verdes.

— Pueden sentarse en aquellos puestos —Les señala la profesora el puesto junto al mío que está vacío y el del frente que es el de Leroy, Anthony no ha venido hoy a clases y por mucho que le pedí a Ani que compartiéramos mesa se negó.

La chica se pone frente a mí y aunque el chico me miró con mala cara ella me sonrió.

— ¿Está ocupado? —negué con la cabeza.

Pero justo antes de que la chica se sentase a mi lado.

Andrea se puso de pie ya que estaba sentada en la mesa detrás de mí con Melisa. Y se sentó a mi lado.

— Si, si lo esta —Le dijo a la defensiva y contuve una risa.

Melisa le dio una mirada de pocas amigas y casi me comencé a reír a ver la cara de las tres chicas.

— Consideré lo que me dijiste, será mejor que esté aquí a tu lado para enseñarte música, para que no pierdas el año.

— Estamos en clases de matemática, yo si que podría enseñarte a ti —Le sonreí y me intenté acercar.

— Será para la próxima, ahora te enseñaré yo a ti —Se acerca mucho a mí y golpea mi espalda con una palmada.

— Oh, claro, profesora —El tono sonó tan oscuro como quise que sonara haciendo que sus mejillas ardieran.

Por mucho que quiso ocultarlo esto fue un acto de celos. ¿Pero quien soy yo para quejarme?





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Yo solo digo, vienen capítulos intensos

Chau...

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