Capítulo 24: Odio a los hombres

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Joseph

Después de cambiarme de ropa y ponerme la de entrenar fui directo al gimnasio. Andrea está entrenando con uno de mis compañeros, Sebastian. No me pregunten porque pero tengo un sentimiento instalado en mi pecho que está a punto de patearle el trasero a ese chico porque está tocando su cintura. 

— ¿Entrenamos juntos hoy? —Me pregunta mi antiguo compañero y asentí. 

No me concentro en los ejercicios, estoy pendiente todo el tiempo de esa mano que tiene Sebas encima de ella. Oh, estoy muy enfadado. 

— Te vas a caer —Le dice Sebas a Ani cuando están corriendo y ella comienza a hacerlo demasiado rápido—. Baja el ritmo, te cansarás demasiado así —dice y ella se recompone. 

— Será mejor que vaya a cambiarme, hoy quiero irme a casa temprano –comenta Ani alejándose de todos, se fue a cambiar para irse a casa. 

— Adiós, linda —Le grita Sebas mientras ella se aleja. Ruedo los ojos. 

La seguí dejando todo ahí mismo para llegar a casa junto con ella. Voy justo detrás de sí, ambos vamos con los audífonos puestos, ignorándonos mutuamente. No tengo ganas de hablar, porque estoy molesto y ni siquiera sé el por qué. 

La veo entrar a casa, pero también se que demorará un poco antes de subir a su habitación, siempre demora hablando con sus padres. 

Yo sin embargo tomo yogur del refrigerador y subí las escaleras de dos en dos para entrar a mi habitación y después de confirmar que aún no había subido entré a su cuarto de baño. Cambié la crema por el yourt y listo, tendremos la venganza de lo que me hizo esta tarde. 

Regresé a mi cuarto y entré a la ducha, todo el sudor de mi cuerpo me agobia. 

— ¡Idiota! —La escuché gritar desde la ducha y comencé a reírme—. Mamá, ¿puedes traerme una crema para mi cabello?

— ¡Tonta! —Le respondí gritando. 

— ¡¿Qué quieres?! —Me chilló. 

— ¡Espero tu respuesta para esta vez! —La imaginé poniendo los ojos en blanco. 

— ¡Vete a la basura, idiota! —comencé a carcajearme. 

(...) 

En la hora de receso al día siguiente estaba junto a Anthony y Leroy, este último habla demasiado rápido mientras que yo y mi amigo lo ignoramos completamente. 

Andrea y Miguel caminan juntos hacia la cafetería para comprar comida. Pero Miguel es sujetado por una chica y jalado hacia ella, dejando a Ani sola. 

Me intenté acercar a ella pero Sebas llegó primero a donde estaba. 

— Hola, linda —dice el del pelo gris. 

— Hola Sebastian —saludó ella sonriendo. 

— ¿Quieres salir esta tarde? —Ani sonrió nerviosa. 

— Si, por supuesto —dice ella sonrojándose rápidamente. 

Miguel la alcanza y toma su muñeca para llevarla a la cafetería alejándola de el otro chico, y por primera vez tengo algo que agradecerle. No creo que sobreviva a seguirlos viendo juntos. 

— Te has portado bien —dice Enrique, otro de los compañeros de clases. Llegando junto a Sebastian. 

— Lograré lo que queremos en unos días —dice Sebas casi en un susurro. 

 — Ganarás pronto la apuesta —Le dice Enrique palmeando su hombro. ¿Apuesta? ¿Que apuesta? 

— ¡Sebastian! Te necesitan en el gimnasio —aviso porque quiero estar solo con él y esta es la mejor forma. 

— Voy, Jey —cumple y se va hacia donde le indiqué, así me gusta Sebas. 

 Fui detrás de él.

— ¿Hola? —dice él, al abrir la puerta del gimnasio. 

— Sebastian, ¿cuál es esa apuesta que incluye a Andrea? —pregunté entrando detrás de él. 

— ¿Eh? —dice el perplejo. 

— ¡Que me digas! —exigí molesto.

— Solo me apostaron que no obtendría una cita, un beso y ya sabes que más de Ani, porque todos piensan que tú y ella están juntos —negué con la cabeza.

— No estamos juntos, igualmente ese no es tu problema. Aléjate de ella, estúpido —cerré los ojos con frustración. 

— No lo haré —puso los brazos en jarra, haciendo que mi frustración y enojo aumenten—. Ella merece que la tratemos así. Es una tonta. 

Y eso fue suficiente para que el primer puñetazo fuese en su rostro, partiendo su nariz y su boca comenzando a sangrar. 

— Es mi tonta —Le aclaré. Otro puñetazo en su estómago haciendo que cayese hacia atrás—. Aléjate de ella, estúpido, ella es toda mía —Él soltó una risita sarcástica. 

— ¿Tuya? No lo creo, hablé con ella y jamás te mencionó —Oh, como odio cuando ella no me da crédito de nada, o no habla de mí. 

Yo a veces hablo de ella, pocas, pero lo hago. Y siempre estoy pensando en ella, ya sea de una forma u otra siempre termino recordado sus labios suaves, sus precisos ojos cafés y su cabello castaño. 

— ¡Es mía! —dije colérico, pegándole una patada en su estómago. Comenzó a toser, lo dejé ahí en el suelo, merecía estar en el suelo solamente por pensar cómo lo hacía. 

Malditos hombres, estúpidos, que se creen que las mujeres son simples objetos utilizables. Me da una fuerte rabia que no puedo tolerar, necesito sacar mis sentimientos que ahora mismo me impiden pensar, solo quiero seguirle pegando hasta dejarlo inconsciente. 

Salí de ahí, dejándolo en el suelo, sin importarme ni un poco si estaba bien o no. Yo ahora mismo necesito agua, alejarme de él, de ella y de todo lo que pueda desconectarme mentalmente. Necesito pensar y no lo estoy logrando. 

Subí las escaleras de la escuela, de dos en dos, hasta la azotea. Dejé que el aire fresco de los meses de noviembre me refrescaran. Los días ahora mismo son bastante nublados, todo el tiempo parece que se pondrá a llover en cualquier momento. 

— Yo siempre te cuidaré, tonta —hablé en voz alta para mí mismo. 

Evitaré todo el daño que esté a mi alcance. No puedo saber que alguien la lastima. 

Ella, es mía. Y no de forma posesiva, sino con ternura, amor y conocimiento. 

Ojalá no sintiera estos sentimientos sobre mi pecho, porque siento que me están matando, quiero estar lejos de ella y a la misma vez quiero estar a su lado. 

No quiero que esté cerca de nadie, no quiero que nadie la lastime, ella me necesita a su lado para protegerla, aún es muy débil. Yo puedo hacerlo todo por ella, lo haría sin pensar, lo haría sin compromisos, lo haría porque la quiero. 

Y siempre lo haré.





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Jey se alteró👀


Hoy capítulo doble😋💜

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