Capítulo 13: No tan malo como pensé

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 Andrea

 — ¿A dónde vas Andrea Milton? ¿Tengo que recordarte que estás castigada? —dice mi madre al verme bajar hacia la puerta principal mientras en la sala pinta uno de sus cuadros.

Suspiro cansada — Voy a casa de Jey, como siempre —Ella sólo asiente con la cabeza y hace un gesto con su mano para que siga mi camino.

Niego ligeramente con la cabeza y salgo de casa hasta la del idiota, desde hace tres semanas ha estado repasándome para las pruebas de recuperación, el castigo de mis padres ha sido cebero, ni siquiera dejaron pasar mi cumpleaños.

 Que por cierto, Jey me trajo un pastel de chocolate a escondidas de mis padres. Planificamos una pequeña tregua hasta que logre superar mis exámenes.

— Hola idiota —saludo cuando abre la puerta.

— ¿Y mi besito tonta? —pregunta burlón.

Y entonces una de mis comisuras se eleva y me acerco a él despacio, sus ojos se abren como dos pelotas de fútbol.

 — ¡Hey! ¿Que haces? —retrocede.

— ¿No pediste un beso? —pregunto inocente y sus mejillas toman un color carmín notorio por su piel pálida, le veo cerrar los ojos cuando ya estoy lo suficientemente cerca y estoy al punto de hecharme una risas.

 Luego de unos segundos él abre los ojos al no sentir nada y no me ve, voltea sobre su eje y yo estoy sentada en el sofá con el libro de matemáticas en mis manos, le observo y sonrío divertida, es que engañarlo es una de mis pasiones.

Pero venga ya, ¿quién se resistiría a uno de mis besos? Aunque el idiota puso cara de desaprobación, no me iba a rechazar, ¿no? Es que recuerdo su cara y es para reírse.

 Se sienta en el sofá, con cara de pocos amigos y toma de mala gana mi libreta, hojeándola y viendo los ejercicios que he resuelto.

 Claro, que el bichito de la curiosidad me pica.

 — Jey —Le llamo y él levanta su vista de la libreta, aún observándome con mala cara.

— ¿Que quieres? —pregunta.

— ¿Ya has dado tu primer beso? —El apoyo de sus codos en sus piernas falló pero se recompuso casi de inmediato, sin duda no se esperó mi pregunta, reí ante su reacción—. Lo siento, es que hace unos segundos pusiste cara de desaprobación — digo encogiéndome de hombros—. Sé que nos odiamos, pero tampoco para que pusieras esa cara, así que pensé que no... ¡auch! —Me quejo cuando golpea con sus dedos mi frente.

 — Deja de hacer preguntas estúpidas de cosas que no necesitas saber —expresa y vuelve su vista a la libreta.

Froto el lugar del impacto, ¿por qué demonios tenía que tener tanta fuerza?

 — Sólo fue una pregunta —mascullo molesta y me centro en los ejercicios que comienzan a marearme.

Odio la matemática.

 (...)

 Lloriqueo con la cabeza recostada del espaldar del sofá y los ojos cerrados, luego de un par de horas ya tengo el cerebro frito de los cálculos logarítmicos.

< ¿A qué imbécil se le ocurrió extender las matemáticas después de la suma, resta, multiplicación y división? > Me pregunto, cansada.

 Siento algo frío en mi mejilla lo que causa que me sobresalte, abro los ojos con sorpresa y miro a Jey quien sostiene un pote del helado, lo tomo con un suspiro y comienzo a tomar el helado con la cucharita.

— Tranquila, vas bien —asegura.

— No sé para que rayos me servirá todo esto, no es como si fuera a una tienda y le dijera "deme la raíz cuadrada del repollo o el logaritmo 10 del pollo" —hago una voz fina y Jey ríe ante mi ocurrencia, yo sólo bufo molesta.

 — Ten en cuenta que están los físicos nucleares, científicos y demás que si necesitan esa matemática —recuerda y le señalo con la cucharita.

— ¿Quién rayos le dijo a la escuela que yo quería alguna de esas carreras? —pregunté molesta—. Dime, ¿quien les dijo esa mentira?

Rueda los ojos y mete su cuchara llena de helado en mi boca. 

 — Deja de hablar y come, cuando hablas mucho me irritas más de lo normal.

Ruedo los ojos y trago. 

— Contigo no se puede tener un debate decente —comento y sigo tomando, siento su mirada sobre mí y levanto mi vista de mi pote de helado a él quien sólo desvía su mirada.

 Frunzo el ceño y me recuesto del espaldar. Mirándonos bien esta es la primera vez en años que convivimos bien, sin peleas ni bromas... pensándolo bien, realmente es la primera vez y aún los dos seguimos vivos.

 < No se siente tan mal la calma a su lado. >

Me encojo de hombros y sigo comiendo, de reojo observo el embace y al mirar el precio pongo los ojos en blanco, juro que he tenido suficiente de números como para toda una vida.

(...)

 El resultado de las notas de la prueba de recuperación han salido y estoy que me muerdo las uñas, mis padres observan la computadora y por fin ya están el línea.

Matemática: 10 puntos.

 Pego un grito entusiasmada, ¡lo logré! ¡Realmente lo logré!

Bailo la macarena y mi padre ríe devolviéndone mi móvil.

— Espero no volver a ver una nota como la anterior, jovencita —advierte y asiento con la cabeza tomando mi precioso teléfono, semanas sin él, que de menos le heché, voy a subir a mi habitación cuando el comentario de mi madre me detiene.

— Es bueno saber que si los dejamos sólos no encontraremos a ninguno de los dos en situaciones críticas.

Mi padre ríe.

— La verdad pensé que tendríamos que llamar a una ambulancia desde el primer día que fueron a estudiar juntos.

 Mamá asiente con la cabeza.

— Yo ya tenía el teléfono en la mano para llamar a emergencia ante el menor ruido.

Ruedo los ojos pero no digo nada, porque la verdad es que yo también lo pensé. Subo a mi habitación y veo sobre mi escritorio un pastel de chocolate, se ve delicioso, a su lado hay una nota, la tomo y leo: "Felicidades, después de todo si puedo hacer que una tonta tenga la mejor nota en matemática".

  < Tan típico de Jey. >

 Pienso pero me da igual, el chocolate es mi tentación y voy a por ella. En cuanto pegué un mordisco mi rostro se desencaja y aparto mi boca de aquella cosa, aparto el merengue con los dedos.

 < Maldito idiota. > Había recubierto un estropajo de lavar platos con chocolate, volteo la nota enfurecida y detrás, como lo imaginé, sigue su letra.

 "Bienvenida al fin de la tregua tonta".

Mis comisuras se elevan en una sonrisa, debo admitir que la guerra es mucho más divertida que la paz.

< Ya verás, idiota. >







Nota de autora:

Actualización doble porque puedo y porque quiero😎

Si han llegado hasta aquí les queremos agradecer tanto Loriana como yo. La historia ha tenido una bbuena aceptación en poco tiempo y nos pone muy felices😊✨

Gracias por todos sus comentarios, votos y lecturas, sigan disfrutando de la historia tanto como nosotras💜

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