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Himiko se había esforzado todo lo posible por construir cuanto antes la cabaña en la que viviría junto a Ochako. De hecho, fueron las primeras en separarse del resto para tener más privacidad, aunque Toga sabía que Uraraka, de vez en cuando, visitaría a Tsuyu y a sus amigos.
Todavía no había superado su fobia a los hombres, pero, con el tiempo, deseaba ser capaz de poder agradecerles todo como era debido y volver a abrazarles.
De momento, Uraraka sólo podía estar agradecida de vivir tranquilamente con aquella joven que le había salvado y le hacía sentir la más afortunada del mundo.
Himiko siempre sacaba lo mejor de ella, le otorgaba esa confianza que había perdido en sí misma y se veía capaz de sonreír como solía hacer antes de lo ocurrido en el calabozo.—¡Ochako, tengamos una cita! —comentó Toga con otra de esas características sonrisas que aceleraban el corazón de Uraraka—. Ahora que ha pasado tanto tiempo, parece que podemos ir al pueblo a divertirnos, ¿no?
La joven de cabello castaño no iba a dudar en responder, pero cierto detalle le hizo detenerse.
—Pero, si vamos... ¿No te van a reconocer? —Inquirió algo cabizbaja, pensando que lo mejor sería no ir.
Toga había sido por mucho tiempo una noble bastante reconocida en el reino por servir a Shigaraki, y ahora que situación se había calmado, principalmente porque todos los nobles habían sido asesinados y no quedaba ninguno en el pueblo, su simple presencia llamaría la atención y podría volver a provocar el pánico y/o situaciones no deseadas.
Y Uraraka no quería que nada malo volviera a suceder.
—Ochako, ¿te gusta el cabello negro?
Aquella respuesta en forma de pregunta desconcertó a la joven, la cual levantó la mirada e inclinó la cabeza hacia un lado con ciertas dudas.
—¡Si me suelto el pelo y me lo tiño, no me reconocerán tan fácilmente, ¿no?! —explicó Toga, acercándose a ella y sosteniendo sus manos—. Ese tal Kirishima sabe de tintes, ¿verdad?
Una sonrisa se formó en el rostro de Ochako al oír aquellas palabras.
—¡Sí! ¡Y estoy segura de que te quedaría genial! —exclamó la joven con un leve rubor en sus mejillas.
En realidad, para Uraraka, cualquier color de cabello le quedaría genial a Himiko. Ella era preciosa de cualquier manera.
—Oh, pero esta cicatriz no es bonita y todos la van a ver —se quejó Toga, pasando una mano por su rostro y sintiendo la marca que le dejó Dabi antes de morir—. Y no parece que vaya a irse pronto... —prosiguió con un pequeño puchero.
Uraraka sonrió levemente ante aquello y, decidida a animar a la persona que amaba, pasó una mano por la mejilla izquierda de Toga, mirándole a los ojos y dedicándole ciertas palabras con total sinceridad.
—Pues a mí me parece la cicatriz más bonita que he visto nunca.
Ante aquellas palabras, Uraraka se vio envuelta en un cálido y repentino abrazo por parte de Himiko.
—Gracias, Ochako —dijo la joven rubia, acercándose más a su oído—. Te amo —susurró con una leve sonrisa.
Como era de costumbre, la preciosa voz de Himiko y aquellas palabras consiguieron que Uraraka se sonrojase a más no poder e intentase ocultar su rostro en el hombro de la otra joven.
—Yo también... —murmuró, sintiendo su corazón latir muy rápido—. Te amo, Himiko.
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Schiavus [Boku no Hero Academia]
FanfictionEl reino está lleno de injusticias en contra de los schiavus, los cuales son tratados como animales y humillados a diario. Un día, cinco jóvenes deciden comprar a su propio schiavu, cosa que traerá buenas y malas consecuencias. (Alternative Univers...