Capítulo 90: No hay por qué preocuparse.

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—¿Eres consciente de las posibles consecuencias? ¿Sabes lo que puede ocurrir si liberas a miles de personas que han sido reprimidas, maltratadas y condenadas de por vida?

—No —suspiré con sinceridad—. No sé qué puede pasar. Pero, si algo sé, es que es lo único que puedo hacer. Me da igual lo que me ocurra... solo quiero proteger a Kacchan. 

—No sé qué tendrás, pero es algo que, de alguna manera, siempre me acaba convenciendo —respondió con una sonrisa—. Entonces, que así sea.

[...]

POV Narradora

Gran Torino sabía perfectamente que, tras ayudar a Izuku, se quedaría sin trabajo. Y, de todas formas, no importaba mucho. No importaba porque las consecuencias serían peores. 

Aquel señor sabía que la peor situación era la que más posibilidades tenía de ocurrir; pero, en realidad, él también estaba un poco harto. Harto de vender a personas que eran menospreciadas solo por no haber podido pagar los impuestos. 

Siempre le había parecido injusto y, ahora, tenía una excusa para acabar con ello. 

Sin tiempo que perder, se dirigieron a la entrada del calabozo de la que se encargaba Gran Torino. Debajo de la ciudad había miles de schiavus, por lo que eran necesarias diversas entradas en distintas partes para facilitar los traslados y las ventas. 

Tal y como Izuku lo recordaba, tuvieron que bajar largas escaleras hasta llegar al fondo del subsuelo. El pasillo era amplio y en cada lado estaban las inmensas celdas en las que organizaban y separaban a los schiavus por edades. 

No había seguridad. Nunca había guardias por la noche, porque nunca nadie había intentado hacer lo que Izuku quería.

Para Midoriya, contemplar todo le transmitía la sensación que tuvo la primera vez que estuvo en aquel lugar. Sentía pena e impotencia, pero, esta vez, todo iba a cambiar.

Ya no tenían por qué seguir siendo discriminados de esa manera. 

—Todo este pasillo conecta con el resto de salidas, ¿no? —inquirió el de cabello verde, siendo consciente de que tardaría mucho tiempo en recorrer todo el subsuelo al ir celda por celda liberándolos.

La ciudad no era precisamente pequeña. Tranquilamente, podría estar toda la noche haciéndolo. 

—Tú lo has dicho —confirmó Gran Torino—. Y, aquí tienes. Haz lo que tengas que hacer —finalizó, entregándole la pequeña llave que abriría todas las puertas y dando media vuelta. 

—Muchas gracias... —respondió, recibiéndola y dispuesto a comenzar. 

Aquel señor no iba a permanecer en el calabozo, e Izuku podía comprenderlo. Era decisión suya hacerlo y asumir las consecuencias. 

Lo llevaría a cabo en orden. 
Midoriya había decidido empezar por los más pequeños. Si eran los primeros en salir, había más posibilidades de que se salvaran. 

"—¿Eres consciente de las posibles consecuencias?"

Conforme pasaban los minutos, el joven de cabello verde entendía mejor todo. Estaba nervioso. Las manos le sudaban y no podía dejar de pensar en lo que ocasionaría liberar a tanta gente. 

"Ahora no puedo arrepentirme."

Cerró los ojos e intentó tranquilizarse. Segundos después, los abrió y alzó la voz. 

—¡Schiavus! —exclamó, sabiendo que despertaría a varios y llamaría la atención de muchos otros; desde afuera nadie podría oírle, y eso le beneficiaba—. Los nuevos reyes han dado la orden de eliminar a todos los schiavus mañana mismo, empezando por los del calabozo. 

Schiavus [Boku no Hero Academia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora