Capítulo 4: Me pareces adorable.

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—Mañana vienen los nobles a tallarnos una X en la mano derecha... —completó su madre con lágrimas en los ojos—. Vamos a convertirnos en schiavus —finalizó rompiendo en llanto.

POV Uraraka Ochako

—¡¿Por qué no me lo dijistéis?! —grité mientras, sin poder evitarlo, unas pequeñas gotas de agua comenzaban a formarse en mis ojos.

En el reino, todos estábamos obligados a retribuir 100 monedas de oro mensualmente a los reyes. Lo peor era que por cada año que pasaba, los impuestos aumentaban y el trabajo escaseaba cada vez más, provocando que a diario la gente dejase de pagar y terminara por convertirse en schiavus.

—No queríamos preocuparte —respondió con cierto dolor en sus palabras.

—¡Pero podía haberos ayudado! —exclamé aún más frustrada y dejando caer aquellas lágrimas que intenté retener.

—¡¿Ayudarnos?! ¡¿Gastando dinero en comprar un schiavu?! —reclamó mi madre dejando salir todo el odio que sentía en aquel momento—. ¡No podíamos ni mantenernos a nosotros mismos y estabas pensando en añadir otro costo más!

"No era necesario que lo dijeras..."

Esas palabras fueron dolorosas de escuchar, pero al parecer no era yo la que en ese instante estaba más mortificada. Pude escuchar unas veloces pisadas por detrás y al girarme vi a Tsuyu alejándose de nosotras.

—¡Tsuyu! —no tenía pensado dejarla ir, así que sin dudar ni un solo segundo fui tras ella.

—¡Ochako! —mi madre intentó detenerme sujetándome por la muñeca, pero me solté con fuerza de su agarre y no lo consiguió—. ¡Si te vas ya sabes las consecuencias! ¡Los nobles no aceptan explicaciones!

—¡Me da igual! —respondí dirigiéndole una mirada llena de determinación mientras seguía corriendo para alcanzar a la joven de cabello verde que, sin dudarlo, iba a proteger.

—¡Regresa ahora mismo! —siguió insistiendo—. ¡Ochako, por favor!

Decidí no decir nada más.

[...]

POV Kaminari Denki

Aquel pelirrojo me había llevado al bosque sin darme ni siquiera una sola explicación. Seguía agarrando mi mano y corriendo con una sonrisa mientras que yo sentía que mis piernas en cualquier momento me fallarían y acabaría tropezándome y cayendo.

—¡¿Cuánto tiempo más vamos a seguir así?! —me quejé exhausto.

—¡Ya falta poco! —respondió acelerando y provocando que aquello que temía se hiciese real.

No estaba acostumbrado a tanto ejercicio físico. Mejor dicho, no recuerdo la última vez que había corrido tanto. Tal vez... cuando era un crío de siete años que no tenía que preocuparse por nada.

—¡¿Estás bien?! —preguntó al girarse y ver cómo me hallaba de cara en el suelo.

—Eh... creo que sí —aseguré mientras hacía el esfuerzo para poder levantarme.

—No sabía que tenías tan poca resistencia... —su sinceridad dolía un poco—. Y ahora que te veo mejor, ¡estás escúalido!

De acuerdo, me estaba empezando a sacar de quicio.

—Para tu información... en el calabozo no nos alimentaban —informé con cierto resentimiento.

—¡¿Entonces cómo es que estáis vivos?! —preguntó con gran curiosidad; se podía notar por la cara que puso.

Schiavus [Boku no Hero Academia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora