La noche siguiente, reunidos en el salón, Connor dio a conocer la noticia de que en breve saldrían en busca de los MacKenzie. Robbie se volvió a mirar a Janick. Compartían la misma mesa que el laird, junto a Malcolm, Dee, Brendan y algunos de los guerreros más cercanos. Permaneció en silencio para prestar atención a las palabras de Connor.
Por lo visto, estos renegados estaban haciendo de las suyas en algunas aldeas aisladas, y había llegado el momento de poner fin a sus fechorías. El inconveniente era que Janick se marcharía junto con Malcolm, de modo que volvería a estar en peligro, como la vez anterior. Pero ella no podía pedirle que se quedara, este era su trabajo, se debía a su clan y era un gran guerrero.
Aunque hubiera apreciado que se lo hubiera comunicado él, y no enterarse allí, delante de los demás.
Y llegó el gran momento, el temido momento que resultaba tan aterrador para Robbie. No quería pensarlo, no podía evitar estar preocupada de manera irracional.
Connor, como era natural, no iba a acompañarlos, partirían Malcolm, Janick y un destacamento de guerreros MacCunn. Junto a ellos, irían Brendan Sinclair y los guerreros que habían llegado con él. En el camino, se les unirían otros guerreros de otros clanes vecinos. Sin duda, había que terminar con esos renegados que estaban causando tantos problemas.
Robbie, con el corazón galopando y golpeando con fuerza contra su esternón, estaba en el patio observando cómo se preparaban los hombres para la partida. Ella rondaba en torno a su gigante escocés, viéndolo hacer todos los preparativos. Por primera vez en su vida, tuvo un mal presentimiento, pero no sabía si debía hacer caso a esa extraña sensación de que iba a ocurrir algo terrible... o era fruto de la paranoia y el nerviosismo. Ojalá tuviera experiencia al respecto, pero no era capaz de distinguir un mal presagio de un sentimiento aprensivo.
Janick terminó de acomodar sus cosas y se volvió hacia Roberta, que estaba a su lado, atenta a todos sus movimientos.
—¿Qué te ocurre?
—Nada.
La envolvió con sus brazos y ella se pegó a su cuerpo. Intuía que estaba preocupada, sobre todo, teniendo en cuenta lo que ocurrió en la otra ocasión. Pero él no iba a descuidarse esta vez, pensaba estar alerta y preparado, más que nunca.
—Ojalá pudiera ir contigo.
—Pero no puedes. Eres una distracción para mí. Regresaré pronto, te lo prometo.
Ambos se besaron, y nunca le costó tanto a Janick abandonar el clan para cumplir con su deber.
—Te amo.
Tampoco había amado a nadie, no sabía qué se sentía, sin embargo, las palabras abandonaron sus labios y pensó que eran correctas. Las lágrimas brotaron de los ojos de su mujercita, y le partió el corazón verla llorar.
—Me tengo que ir.
Reacio a separarse de ella, finalmente, subió a su montura y tiró de las riendas para obligar al caballo a dar la vuelta. Cuando antes se fuesen, antes regresarían.
Dee-Dee también estaba en el patio viendo cómo se marchaban los guerreros. Malcolm iba con ellos, y ella pudo sentir una pizca de aprensión por lo que le pudiera ocurrir. Apreciaba a este escocés, y sabía que esto era lo que debían sentir los familiares de los militares que partían hacia territorio hostil allá en su época.
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Guerreras
General FictionRoberta vive en una época que no le corresponde. Ha dejado atrás todo lo que conoce para adentrarse en una realidad desconocida. ¿Cómo logrará salir adelante cuando ni siquiera en esta época las mujeres tienen libertad para decidir?