89. UNA AUTÉNTICA GUERRERA

112 12 1
                                    

Unos minutos más tarde, la muchacha estaba acostada de lado en un jergón. Demelza había manipulado sus ropas y dejado a la vista un tajo del ancho de su mano en la tierna carne de la cadera. A dios gracias, no era demasiado profundo.

Le sorprendía que hubiera permanecido en pie tanto rato después de recibir el corte. Sin duda, era una auténtica guerrera.

Mientras Demelza hacía su magina, el permaneció junto a la muchacha, le retiró el cabello del sudoroso rostro y ella gimió en sueños.

—Janick —murmuró y él se envaró.

¿Janick? Solo había un hombre con ese nombre en el clan MacCunn. Se conocían demasiado bien, habían medido sus fuerzas en varias ocasiones y decidido que era mejor mantener las distancias entre ellos.

¿Qué tenía que ver Janick con la muchacha? Se veía claramente que la dama no era escocesa, ni siquiera se vestía como una mujer, ni hablaba como tal. Le intrigó su procedencia.

Tampoco imaginaba qué podría querer su laird de ella.

Él ya llevaba muchos años con los McTavish y no acababa de gustarle la manera de actuar del viejo Jamie. Tal vez fuese tiempo de volver a su tierra, con su gente, quizás su padre aún siguiera vivo.

Probablemente podría encontrar una buena mujer con la que formar una familia, podría dedicarse a cultivar la tierra, hacer hijos, criarlos...

A quién quería engañar, era un guerrero y lo sería siempre, no sabría hacer otra cosa. Pero lo haría en su propio clan, y no en uno que ya no respetaba.

Aunque aún no se podía ir, debía proteger a la muchacha. Ethan era un buen hombre pero Jamie era un hijo de perra de la peor calaña. Había algo en él que nunca le había gustado y no acertaba a imaginar qué podía ser.

Por suerte, ya no tenía que preocuparse por Desmond, un buen guerrero pero sin escrúpulos en todos los ámbitos de la vida que no tenían que ver con el combate. Lo mejor que había hecho era acabar con su propia vida. Para él hubiera sido una deshonra ser vencido por una mujer, por muy diestra que fuese con la espada. Sin duda, habría sido una afrenta y no hubiera sido capaz de vivir pensando que había perdido el honor a manos de una mujer guerrera.

GuerrerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora