20. LAGUNAS MENTALES

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Estaba demasiado nerviosa para pensar en un posible problema mental. Lo mismo estaba sufriendo alguna enfermedad que le provocaba semejantes lagunas mentales.

¿Era posible que no recordase cómo había llegado hasta allí? Y lo peor de todo es que había perdido el sentido de la orientación y del tiempo.

Debía faltar mucho para el amanecer porque el cielo estaba completamente oscuro y la luna menguante estaba bastante alta. Por lo que no hacía mucho que había salido de casa... Lo que llevaba al siguiente dilema: ¿Cómo, en tan poco tiempo, podía haberse alejado tanto? No había ni rastro de la civilización. ¿Y si llevaba varios días extraviada?

Con cada pregunta que se formulaba, su nerviosismo y miedo iban en aumento. Se decidió a seguir la linde del bosque, tarde o temprano debía dar con alguna casa. De ningún modo se iba a quedar allí sentada lamentándose.

Decidió contar cada paso como medio para no pensar en su problema, así evitaba ponerse más histérica.

No llevaba avanzados más de mil pasos cuando creyó vislumbrar algo a través de los árboles.

¿Eso era un fuego encendido? ¿Quién era tan loco como para acampar en una noche tan fria? Lo mismo debían pensar de ella en cuanto la viesen en pijama y descalza.

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