CAPÍTULO 32

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SILVER
Jueves, 14 de octubre de 2021

Hugo, después de vagar sin rumbo por los suburbios de Villa Padua, dio por fin con la dirección que me había enviado Logan el día anterior en un mensaje de texto. En realidad, el encuentro era el lunes a las siete de la tarde, pero el lunes las cosas se habían complicado después que el video con el oscuro secreto de Nelson fuera publicado. Video en el cual el Martínez mencionaba mi nombre y confesaba que me había mentido y que la gran mayoría de los videos del disco duro fueron firmados sin consentimiento.

Aymé Díaz —quien llevaba dos años traicionando a su novio, Alex Duarte, con Nelson— me acusó públicamente de ser la cómplice de Martínez y dio el primer golpe; sin embargo, las storys de Instagram y las publicaciones de Twitter no habían recogido toda la pelea y ahora todo Padua aseguraba que había sido yo la primera en golpear a la líder de las porristas.

Los abogados de Cristóbal lograron aplacar a los señores Días, padres de Aymé, y minimizar los esfuerzos del director Rivero en analizar el conflicto y castigar a las implicadas. A pesar de todo, no había mucho que pudieran hacer ante la explosión que mi pelea con Aymé había causado en las redes sociales. Padua Hoy, el periódico local, había sacado ese martes en la mañana un artículo exponiendo a Nelson Martínez en el cual me llamaban engreída y vulgar. Los medios se habían pasado toda una semana desacreditándome como una vil delincuente.

La degradante opinión pública, unida a la exorbitante cantidad de dinero dentro de los sobres que tomaron de los abogados los señores Días y el director Rivero, fueron las razones por las que el primer puñetazo de Cristóbal no me sorprendió. A penas crucé las puertas de mi casa ese lunes, supe lo que me esperaba. El despacho de papá estaba cerrado y fuera esperaban dos de sus hombres, los cuales al verme abrieron la puerta para mí. Yong y Hugo no tuvieron ocasión de protegerme, Cristóbal les prohibió entrar y tuvieron que conformarse con la incertidumbre que ofrecía el caos que debió escucharse desde el pasillo.

Me aseguré de no gritar. Aguanté en silencio los golpes, mordiéndome los labios con fuerza y tragando las lágrimas. Soporté la paliza sin mirarlo a los ojos. No me escudé con los brazos. No me aparté cuando me agarró por el pelo y me estrelló contra el suelo. No entré en pánico cuando escupí la sangre y, por supuesto, no supe en qué momento terminé desmayándome.

Y esa fue la razón por la que terminé yendo el jueves a casa de Logan a terminar el proyecto de español cuando debería haber ido el lunes. La fecha de entrega era el viernes y lo último que necesitaba era una mala nota que empañara mi promedio perfecto.

—Sigo pensando que venir hasta aquí es una mala idea —dijo Hugo y estacionó en la acera contraria a la casa de Logan—. Ese chico bien podía haber ido a nuestra casa a estudiar.

Deposité mi mano sobre la suya en un intento de tranquilizarlo. Supe, después de despertar de mi inconsciencia y ser tratada por el doctor Rodríguez, que fueron él y Yong quienes sacaron mi cuerpo inconsciente del despacho después de que Cristóbal terminara conmigo. Desde entonces, no se habían separado de mí un segundo y sabía, aunque ellos no lo hubieran expresado, que se sentían culpables por no poder protegerme aquel día.

—Cristóbal prohibió las visitas de nuestros amigos —le recordé—. Últimamente está alterado, ha perdido el control. Llevar a un compañero del instituto a la casa sería un grave error.

Hugo resopló y se removió inquieto en el asiento.

—¿Has visto a Paola esta semana? —preguntó—. No la he visto desde la tarde del lunes y ya comienzo a preocuparme. Cristóbal es aún más cruel con ella y la última vez que la golpeó...

—No sé porqué te preocupas tanto —rebatí, interrumpiéndolo. Nunca me había gustado el cariño empalagoso que nuestra supuesta madre profesaba por Hugo. Mientras que le dirigía escasamente la palabra a Yong y a mí me trataba como un maniquí humano, con Hugo era un amor. Lo llamaba «bebé» y lo trataba como si fuera en realidad su hijo.

P de PERDEDORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora