CAPÍTULO 42

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Doble Actualización 2/2

HUGOLunes, 25 de octubre de 2021

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HUGO
Lunes, 25 de octubre de 2021

Algunos jugadores del equipo de baloncesto y yo nos reunimos en el aparcamiento después de entrenar. Alex Duarte y sus Boffalos estaban a pocos metros, tonteando con unas chicas de primero que no se habían perdido una práctica desde que la temporada comenzó.

—Aymé irá a la fiesta de Alex con Jorge Arias —comentó Morales, con los ojos en el escandaloso grupo de indeseables que se hacían llamar «Los Boffalos».

Perera apoyó el codo en el capó de mi todoterreno y se echó a reír.

—Hallowen va a ser una pasada.

—González, ¿ya tienes cita? —preguntó Limonta y me dio una suave palmadita en el hombro.

—No voy a ir a esa fiesta.

—¿Pero qué dices, colega? Las fiestas de Duarte son la bomba.

Apreté una sonrisa incómoda.

—Vaya, creo que lo perdimos —bromeó Morales, codeando a Limonta y poniendo cara de circunstancias—. Antes no se perdía una fiesta y ahora pasa de todo.

—¡Oooh! —secundó Perera—. A Hugo le echaron el gancho.

Negué con la cabeza y me forcé a sonreír. Ellos no tenían solución.

—¿Ese no es Yong?

Volví la cabeza hacia el lugar que Limonta miraba.

Yong venía caminando con el casco de la moto en una mano y el teléfono en la otra. Traía puesta su peculiar chaqueta de cuero negra y sus botas de estilo militar. Llevaba gafas de sol.

—Ahora vuelvo —le informé a mis amigos y me separé del grupo.

Mi hermano se detuvo al ver que me acercaba, guardó su móvil en el bolsillo de sus vaqueros y dio media vuelta. Ninguno de los dos queríamos tener esa charla donde alguien nos pudiera escuchar. Lo seguí hasta la parte trasera, cerca de los contenedores.

—¿Qué quieres? —No me tomé el trabajo de suavizar mi tono.

—No saques las armas, Hugo —replicó en un tono igual de frío—. No voy a besarte.

Crucé los brazos sobre el pecho.

Yong se quitó las gafas de sol. Noté sus ojeras aún más oscuras y pronunciadas y el color violáceo en su mentón, cortesía de Cristóbal. Lucía cansado y me dio la impresión de que no había dormido mucho desde aquella madrugada.

Quería enfadarme con él. En serio que quería enojarme y mandarlo a la mierda. Lo había intentado con fuerzas desde que me confesó que todo este tiempo era yo y no Silver quien le interesaba…, pero me era imposible odiarlo.

P de PERDEDORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora