CAPÍTULO 36

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Triple Actualización 2/3

Este capítulo es lo que sucede después de que en el capítulo 35 Hugo y Silver suban a ver la película. Está narrado por Hugo y tiene un poco de fruti-delicioso. No es un capítulo entero sobre eso, porque de ser así se llamara Interludio 😉 Pronto tendremos la perspectiva de Yong.

 No es un capítulo entero sobre eso, porque de ser así se llamara Interludio 😉 Pronto tendremos la perspectiva de Yong

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HUGO
Madrugada del viernes, 15 de octubre de 2021

A Silver el cine no le llamaba la atención, tampoco los libros —al menos que hubieran sido escritos por Yong—; sin embargo, adoraba El Retrato de Dorian Gray. La historia del hombre que vendió su alma a cambio de ser joven, apuesto y poderoso para siempre, la había atrapado desde el mismo instante en el que escuchó a Cristóbal hablar de Oscar Wilde.

Silver había visto tanta veces la película que recitaba los diálogos de memoria. Por eso, cuando dijo que veríamos esa, no me quedaron dudas. Ella subió el volumen, lo suficiente para que las voces y la banda sonora ahogaran el propio ruido de la habitación.

Desanudé las tiras de mi pantalón de piyama, lo dejé en el suelo y me senté en el sofá.

Silver se quitó las pantuflas y vino hasta mí descalza.

—¿Llamo a Yong? —pregunté por pura formalidad. Durante el viaje a Atalanta quedamos en que no volveríamos a encolerizarnos si uno de los dos dormía con ella sin el otro. En realidad, mi interrogante era «¿hoy serás solo mía?», pero preferí darle la oportunidad de elegir.

—No. —Quedó de pie entre mis piernas abiertas—. Quiero estar a solas contigo.

Es imposible describir lo que sus palabras me hicieron sentir.

Los ojos azules de Silver buscaron los míos y sonrió. La mirada me hizo saber que podía besarla, tocarla, hacerla mía. La agarré por la muñeca, tiré de ella y la besé. La temperatura de mi cuerpo aumentó y sentí sus mejillas calentarse.

—Adoro tus besos —susurró sobre mis labios.

Aparté el pelo que le cubría el rostro y lo coloqué con suavidad detrás de sus orejas.

—Yo te adoro a ti.

Silver se incorporó y miró atrás.

—La película acababa de empezar —masculló y luego se volvió a mí. Dejó las manos en sus muslos y recogió los dedos, muy lento. La seda de su vestido fue subiendo hasta llegar a su cintura. La sujetó y entonces metió los pulgares entre la tela de sus bragas y su piel, Tiró hacia abajo, las hizo deslizar por sus piernas y entonces levantó el pie para atraparlas.

Recargué la espalda en el sofá y dejé las manos a los lados de mi cuerpo. No aparté los ojos de ella. Quería disfrutar cada pequeño segundo de ese momento.

—Esto es por ti —dijo y me ofreció sus bragas.

Las tomé, sintiendo como mi respiración se descontrolaba cada vez más. La mancha húmeda en la tela provocó que mis bóxers se sintieran más ajustados. Tomé una bocanada de aire en un intento vano por calmarme. Mi pecho subía y bajaba sin cesar y las pulsaciones de mi acelerado corazón repiqueteaban en mis oídos, audibles incluso sobre el audio de la película.

P de PERDEDORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora