CAPÍTULO 9

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Doble Actualización 1/2

SILVER
Sábado, 18 de septiembre

Mi teléfono comenzó a sonar.

Pausé el reality show y saqué mi teléfono de debajo de la almohada. La llamada provenía de un número desconocido. En principio pensé que se trataba de Sofía, pues habíamos quedado en salir a comprar algo de ropa y pasarnos por la peluquería, pero se trataba de alguien más.

—Hola, Silver, es Olivia.

—Hola, Olivia —contesté, dejando el tazón con palomitas en la mesita de noche—, ¿qué tal? Pensé que Guillermo había metido la cuchareta y no me llamarías.

Escuché el leve rumor de su risa.

—No está muy feliz de que salga contigo, pero no hay mucho que pueda hacer para evitarlo.

Asentí, complacida, había tomado una buena decisión al darle mi número.

—¿Sabías que se refiere a ti como «satanás»? —comentó entre risas.

—No es el único, créeme. —Puse el teléfono en altavoz y fui hasta mi clóset a escoger mi ropa. Me había duchado ya, solo tenía que vestirme, maquillarme y peinarme, y eso lo hacía en un santiamén—. ¿Te apetece hacer una transformación hoy?

—¿A qué te refieres?

—Hay una chica... Quiere cambiar de estilo y me pidió ayuda.

Entré a mi ropero, el cual tenía el tamaño de una habitación pequeña. Allí tenía mi preciada colección de tacones y bolsas de mano. La ropa estaba organizada por colores y fui directo al negro, no me sentía en humor para los colores pastel y Paola no estaba en casa para decirme qué debía ponerme. Escogí un suéter negro con cuello de tortuga y una chaqueta de cuero del mismo color; a continuación fui a la parte de los vaqueros y saqué un par ajustados.

—No sabía que Silver González ayudaba a los demás —emitió y, aunque su comentario era el clásico comentario que podía hacerme sacar las uñas, entendí por qué lo decía.

—No lo hago —confesé, bajando un par de botas negras de tacón.

—¿A qué hora nos vemos y dónde?

Me quité el albornoz y me miré al espejo, admirando mi cuerpo después de perder medio kilo.
—Envíame un mensaje con tu dirección, pasaré por ti en una hora.

Y colgué, sin darle tiempo a responder.

Liberé un hondo suspiró y mordí mis uñas acrílicas mientras abría PaduaApp y buscaba el chat con Milo.08. No había tenido respuesta desde el día en que Mina fue apuñalada y mi último mensaje estaba aún sin leer: «Estás muy callado...».

Resignada, le envié un mensaje a Sofía con la hora en la que pasaría a recogerla y comencé a prepararme.

•••

Antes de convertir a Sofía en «A» tenía muchas cosas que arreglar, empezando por ella.

Hugo estaba en su práctica de baloncesto, Yong revisaba el manuscrito después de que la editorial le enviara las correcciones y Mina estaba en casa haciendo el vago con Logan, quien no había salido de casa desde el regreso de la chica del hospital. Todo estaba tranquilo, era la ocasión perfecta para perderme de casa y usar, por fin, mi descapotable.

P de PERDEDORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora