Todo comenzó el primer día de clases.
Llegaste a Villa Padua después que a tu padre le ofrecieran una generosa oportunidad de trabajo. Tuviste que dejar tu vida, tu casa y tus amigos, y mudarte al otro lado del país. No querías, claro que no, pero l...
¡Hola! Aquí Aru... Como ya les comenté, en estos días ausentes pude editar hasta el capítulo 22 de P de PERDEDOR. Conté todas las semanas que pasaron desde que publiqué el CAPÍTULO 1 y son 17, así que desde hoy hasta el día 13 pondré los capítulos que les debo... ;)
Lo sé, soy una buena samaritana... sean buenxs conmigo y bombardeen ese botón de votar... 😁
XOXO, Aru♡
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Doble Actualización 1/2
SILVER Lunes, 13 de septiembre
El enfado escoció mis mejillas, junto a una oleada de sentimientos que tuve que reprimir para conservar las apariencias. Todos en el comedor aguardaron expectantes nuestra reacción y percibí cómo sus miradas se clavaban en mi espalda conforme me acercaba a la mesa.
Hugo, que ya venía consternado, me alcanzó y en sus puños cerrados advertí que no estaba dispuesto a contenerse.
—Es hora de mostrarle a Mina su lugar —pronunció.
Yong no tardó en alcanzarnos; de hecho, su única prioridad fue agarrar a Hugo antes de que cometiera una estupidez en frente de toda la escuela. Lo sostuvo por el antebrazo y lo atrajo a sí, abrazándolo con naturalidad mientras exponía una aguantada sonrisa.
—¿Estás loco? —preguntó con los labios apretados—. ¿Qué pretendes hacer, imbécil?
—¿No es obvio? —El moreno no reguló su volumen—. Sacarlos de la mesa, es nuestra. —Hizo una mueca con la boca y los miró por encima de su hombro—. Además, ¿dónde cojones está Guillermo y los demás?
—Laia y Nelson se ausentarán unos días por la muerte de Maya. —Me uní a ellos.
—No es prudente sacarlos, todos nos están mirando. —Yong soltó por fin a Hugo.
—Ella necesita que alguien le recuerde quién es.
—Pero no serás tú quien lo haga —rebatió el pelinegro—. Eres impulsivo y enfadado no piensas bien. —Me miró—. Silver, esto lo debes hacer tú, sabes cómo resolver las cosas.
Asentí y me volteé para admirar el hermoso panorama.
Dejé a mis hermanos detrás y me dirigí a la mesa. Logan fue el primero en percibir mi presencia y los ojos parecieron salírsele de sus orbitas mientras intentaba advertirle a Mina de que estaba a su espaldas. Sofía, en cambio, no podía estar más feliz.
—Hola —les saludé, exponiendo una falsa sonrisa—. Mina, ¿puedes acompañarme al baño?
Sus ojos café me enfocaron con una sorpresa que no disimuló y sus mejillas se coloraron de rubor. Una mueca apareció en sus labios y noté los nervios en sus manos temblorosas.
