CAPÍTULO 45

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Doble Actualización 2/2

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SILVER
Domingo, 31 de octubre de 2021

—Burbuja.

Giré sobre mis talones con tal brusquedad que perdí el equilibrio. Por fortuna, él me sujetó por la cintura y evitó la caída. En el proceso quedamos más cerca de lo que debíamos en público.

—Venom. —Mi voz flaqueó por tenerlo tan cerca—. Gracias por eso.

Hugo ladeó una sonrisa pícara y me ayudó a incorporarme. No llevaba la máscara, solo el traje negro, el cual se le pegaba al cuerpo como si se tratase de una segunda piel, se ajustaba a su musculosa figura y remarcaba cada parte de él.

Tuve que esforzarme en no bajar la vista y concentrarme solo en su rostro.

—¿Qué tal me queda? —preguntó, repasándose a sí mismo—. Al final terminé usándolo.

—Te queda estupendo.

Él sonrió y pellizcó con delicadeza mi mejilla.

—¿Dónde estabas, preciosa? Te busqué por toda la fiesta. —Rodeó mis hombros con un brazo y me condujo hacia un grupo de personas que estaban sentados cerca del balaustre.

—Acabo de llegar.

—Ah, ya. Yo vine con los chicos del equipo de polo. Iba a llamarte, pero dejé el móvil en casa de Limonta —dijo mientras íbamos hacia el grupo de personas—. Por cierto, ¿viste a Yong?

Negué con la cabeza.

—Es Severus Snape, ¿no?

Hugo se echó a reír.

—Al paso que va el año próximo será McGonagall. Ha sido Harry Potter, Voldemort y Sirius Black —contó los personajes con sus dedos—. Pensé que lo habías visto. Bajó a buscar hielo y aún no regresa.

—Ni idea. Hay mucha gente en la fiesta.

—Sí, cierto. La verdad, teniendo en cuenta que aún no atrapan al culpable de los asesinatos, pensé que no vendrían tantas personas. El instituto entero está aquí; incluso los «P». Alex invitó a todos.

—Lo sé. Anda diciendo que está noche será única y detergente...

Hugo, otra vez, se echó a reír. El alcohol en el tenía el mismo efecto que el óxido nitroso. A tal punto de desbaratarse de la risa por cualquier cosa. A mí, en cambio, me ponía melancólica.

—Hugo, colega —vociferó Perera, un jugador de los búfalos—, cuéntale a Núñez de la vez que fuimos a Prufrock y le dimos una paliza al equipo de baloncesto. Las Águilas —soltó casi ininteligible por la risa—. En serio, hombre, deberían llamarse Los Pollos. Le queda mejor.

Logan esbozó una sonrisa escueta que borró al notar que lo miraba. Ladeó la cabeza en saludo y le prestó atención a Perera, quien comenzó a relatar el partido contra Prufrock.

—Estaré con los chicos —dijo Hugo, y se encaminó hacia ellos.

Olivia y Sofía estaban a pocos metros, de pie junto a la mesa bufet. ¿Cómo podían seguir tan delgadas con todo lo que se metían en el cuerpo? En serio, no paraban de comer.

P de PERDEDORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora