CAPÍTULO 49

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Este capítulo empieza el 10/11/21, un día antes del CAPÍTULO 48 (para que no se me pierdan) 😄

♤♡◇◇

YONG
Madrugada del miércoles, 10 de noviembre de 2021

Los desgarradores gritos de Silver hicieron eco en la casa vacía.

Aferré el edredón y cerré los ojos. Quería ser fuerte, ignorar su dolor, dejarla enfrentar sola sus fantasmas… Pero cada vez que Silver chillaba me estremecía. Gritó «papá» en ruso. Un ruido como de cristal quebrándose se escuchó desde su habitación y luego un golpe.

No pude aguantarlo más. Aparté la manta y salí de la cama.

Encontré a Silver en el suelo, echa un ovillo sobre la alfombra, gimoteando y susurrando cosas ininteligibles. A su alrededor había un caos: la mesilla de noche había caído y con ella la lámpara se había destrozado, la manta estaba en el suelo, junto a su teléfono y laptop.

Verla en aquel estado desvaneció la ira y el dolor que había acumulado en días.

No podía odiar a Silver por ser egoísta y salvarme. No podía dejarla de querer aunque su decisión hubiera acabado con la vida de Hugo. Pero ya no la veía igual que antes.

La cargué en brazos. Ella, aún dormida, forcejeó por soltarse. La apreté contra mi pecho y la sujeté con fuerza. Clavó sus uñas en mi piel cuando la recosté en la cama y chilló «no, por favor». Aprendí aquella frase en ruso tras innumerables noches con ella y sus pesadillas.

—Es solo un mal sueño —susurré.

Aquel episodio no era, ni de cerca, el peor que había vivido.

—Estás a salvo. —La abracé y besé su frente mientras ella luchaba por alejarse de mí.

Al cabo de unos largos minutos dejó de moverse.

Silver no era la misma chica que entró a la fiesta de Hallowen con un disfraz de Burbuja y una regia sonrisa. Había perdido peso y un par de oscuras ojeras empañaban su lindo rostro. Días sin salir de su habitación le habían quitado el bronceado y aún su piel no se recuperaba de los golpes de Cristóbal. Dolía verla en aquel estado.

—Lo siento, no era mi intención despertarte. —Creó toda la distancia que pudo e hizo un intento por incorporarse. Su débil cuerpo no le permitió llegar muy lejos y cayó sin fuerzas en el colchón—. Ya puedes irte, estaré bien.

—No tienes que hacerte la fuerte conmigo.

—Ya puedes irte, estaré bien —reiteró y se sentó en la cama, de espalda a mí.

Enredé mis brazos alrededor de su cintura. Ella intentó alejarme, pero no se lo permití.

—¿Por qué haces esto? —preguntó.

—Hugo no está. Ahora es mi deber cuidar de la chica que él amó.

—Que lo hagas por él, solo me hace sentir peor. Prefiero que me ignores, que no me hables, que no me mires… Cualquier cosa menos esto. —Un débil sollozo escapó de su garganta—. ¿Alguna vez me quisiste, Yong? ¿O solo me utilizaste para tenerlo a él?

La hice girar, de manera que quedamos uno frente al otro.

Sus enrojecidos ojos me travesaron sin piedad.

—Sí, Silver, te quise y te quiero. —Aparté el cabello que le cubría la frente—. Somos egoístas, tú y yo. Y, tú, Silver, debes entender mejor que nadie lo que es querer a alguien y amar a otro.

P de PERDEDORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora