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-¿Tan poco te importo ahora que no eres capaz de pedirme el favor en persona?- hablo furiosa en cuanto cierro las puertas de cristal.
Valerie se levanta despacio de la silla donde está pero permanece estática con sus ojos clavados en mí.
-Has venido- susurra sonriendo empezando a jugar con la tela de su vestido, nerviosa.
Nos quedamos en silencio un rato, ambas miradas sobre la otra. Azul sobre marrón y marrón sobre azul.
-¿Qué es lo querías?- pregunto, sin ser consciente, en un sollozo.
Se acerca a mí tan deprisa que al principio no soy capaz de reaccionar cuando sus labios se funden con los míos, pero me dejo llevar y nuestras manos empiezan a recorrer a la otra con ansia, con necesidad, con deseo.
-Te quiero- susurra sin separarse acariciando mi mejilla con suavidad-. Siento no haber estado contigo tras la noticia, no haber preguntado cómo te sentías al respecto- cierra los ojos con fuerza y se separa con lentitud-. Aunque eso ya lo sé.
-Valerie- sollozo de nuevo deslizando mis dedos por sus labios, acercándome para juntarnos en otro beso cargado de sentimientos.
Avanzamos hasta llegar a la silla donde se encontraba y hago que se siente para colocarme sobre ella.
Sus manos vuelven a mi espalda y noto cómo suben a mis hombros para deshacerse despacio de la tela de mi camisón.
-¿Crees que aquí estamos seguras?- pregunto deteniendola con la voz temblorosa por el miedo a ser descubiertas, ese que siempre me acompaña en éstas situaciones.
Valerie sonríe y deja un pequeño beso en mi barbilla.
-¿Por qué crees que he elegido éste sitio?- dice volviendo a subir a mis labios-. A nadie se le ocurrirá entrar en pleno verano.
-Muy lista- sonrío rozando mi nariz con la suya y uniéndonos de nuevo.
La ropa de ambas desaparece en segundos y recorro su cuerpo con avidez, sintiendo su placer cada vez que regreso a sus labios.

-Prométeme que no me dejarás- susurro acurrucada entre sus brazos, como si fuese una niña pequeña que necesita consuelo.
La siento sonreír y la observo coger mi mano con delicadeza para llevarla a sus labios y dejar un largo beso en su dorso.
-No podría aunque lo intentara- responde bajito levantando mi barbilla para que la mire-. ¿Cómo dejar a la única persona que me hace sentir tantas cosas a la vez que no soy capaz de expresar con palabras?
Sonrío y me acerco un poco a ella, cerrando los ojos.
-Espero que sean buenas- digo rozando mis labios con los suyos.
-Son maravillosas. Como tú.
Los besos, las caricias, el placer. Todo vuelve hasta que el sol empieza a iluminar la estancia y sabemos que ha sido suficiente por ésta vez.
Valerie toma mis manos antes de separarnos y hace que la mire directa a los ojos. Se acerca y pega su frente a la mía.
-Daría todo lo que tengo solo para estar contigo siempre- sonríe cerrando los ojos-. Ojalá fueses Princesa. Ojalá yo no lo fuese. Ojalá mis padres cancelasen el matrimonio y pudiésemos ser felices juntas.
Observo una lágrima resbalar por su mejilla y la acaricio con suavidad para apartarla.
-Es necesario- hablo intentando que mi voz no se quiebre-. Tu reino lo necesita, Valerie. El poder de otro para conseguir que su fuerza aumente en todos los aspectos.
-Parece que has estado más atenta en las lecciones que yo- solloza riendo.
-Gracias a tus padres por permitirme asistir. Así podré ayudar a la futura reina cuando lo necesite.
Sus labios se posan de nuevo en los míos durante segundos eternos.
-Quiero que siempre estés a mi lado.
-Lo haré- susurro apoyándome en su pecho-. Como sé que tú lo harás conmigo y que, aunque te cases con él, seguiremos siendo de la otra en secreto.

Royal Secret (Reales III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora