Han pasado dos semanas desde que Brandon nació y yo apenas he salido de mi habitación. Ni siquiera he vuelto a verle todavía.
Y sé que mis padres estarán enfadados por ello, pero cada vez que recuerdo la imagen de los cuatro juntos, conmigo a su lado pero como si no estuviese ahí, las palabras de Jared regresan a mi cabeza.
"Estabas ahí" me recuerdo constantemente para sobrellevar el dolor. "Estabas con ellos porque eres parte de la familia. Y te seguirán queriendo aunque hayan tenido un bebé".
Pero no es por el bebé. Es por mí, de nuevo, por mucho que mis pensamientos quieran desviar la culpa hacia otra persona.
Golpes en la puerta, no tan suaves como los de días anteriores. Porque se han cansado de mi comportamiento. Porque quieren que salga y deje de actuar como si no me importasen. Como si la llegada de mi hermano me hubiese provocado una oleada de celos que no sabré controlar. Como si yo fuese la pequeña en vez de Victoria.
-Emma- la voz cansada de mi padre me hace salir de las sábanas, pero solo lo suficiente para observar la puerta cerrada-. Mi niña, por favor. Al menos acompáñanos en la cena. No puedes seguir yendo a escondidas a la cocina cada vez que tengas hambre porque llevas saltándote las comidas desde hace días. Por favor- suspira y sé que ha apretado las manos en la madera-. Tu madre te echa de menos. Dice que quiere tener a todos sus hijos con ella, no solo a los pequeños. Por favor.
Más silencio por mi parte y más suspiros por la suya.
Pero, no sé por qué, termino abriendo la puerta cuando le escucho rendirse de nuevo.
-Lo último ha sonado como si tuvieseis ocho hijos en vez de tres- hablo apoyándome en el marco con los brazos cruzados-. Aunque, conociéndoos, tampoco descartaría esa posibilidad.
Su carcajada me hace sonreír, aunque no dejo que me abrace cuando se acerca.
-Vamos- casi exclama sin poder contener la emoción de poder verme de nuevo-. Nos están esperando para cenar.
Asiento y avanzo primero, varios metros por delante de mi padre. Y él me deja hacerlo sin protestar.
-No puedo- sollozo deteniéndome ante la puerta cerrada del comedor, entrelazando los dedos en la falda de mi vestido.
-Claro que puedes, mi niña- contesta con dulzura apartando un mechón de mi rostro-. Nadie está enfadado contigo si es lo que piensas, solo estamos preocupados por tí.
-Igual que con mamá- las palabras salen sin que pueda controlarlas pero no las rectifico, del mismo modo que las lágrimas-. Nunca he querido ser como ella- sollozo apoyándome en su pecho-. Nunca he querido sufrir de la misma manera y, ahora...
Dejo la frase en el aire, que los sollozos ocupen el silencio, aferrándome más a mi padre.
-No lo eres- susurra despacio correspondiendo a mi abrazo-. Y no es malo sentir, Emma, no es malo ser más sensible que las personas de tu alrededor. Y tu madre y tú lo sois, y no hay nada malo en ello- me separa para mirarme con una sonrisa en los labios-. Os quiero muchísimo tal y como sois. Y, he de reconocer, que me gusta- se ruboriza y sonrío por la reacción que él mismo se ha provocado.
Dejo un largo beso en su mejilla y me apoyo en su hombro.
-Te gusta protegernos, lo sé- murmuro cerrando los ojos-. No es la primera vez que te escucho decirlo, aunque suele ser solo a mamá.
-Lo hago con quien me necesita- contesta acariciando mi cabello.
-¿Vais a seguir hablando toda la noche o vais a entrar a cenar?
Nos separamos y miramos a mi abuelo. Y mi padre vuelve a reír.
Espera a que lleguemos a su lado y termina de abrir la puerta para que podamos pasar.
-¡Por fin! Pensaba que me iba a morir de hambre- exclama Victoria echándose de forma exagerada sobre la mesa.
-Vicky, compórtate, por favor- le llama la atención mi madre aunque tiene una sonrisa en su rostro.
Desvío la vista al suelo cuando sus ojos me encuentran mientras me siento.
-Me gustaría que vinieras a ver a Brandon en tus descansos mañana. Necesita conocer a su hermana mayor.
-Creo que Emma va a estar muy ocupada estos días- carraspea mi abuelo mirándonos a ambas-. Ha perdido muchas lecciones por estar... Indispuesta. Y tu madre y yo pensamos que es mejor que recupere todas las horas que no ha podido atender.
Ahora es ella quien desvía la vista.
-Oliver- mi abuela toma su mano en un gesto cariñoso pero firme-. No creo que debamos presionarla tanto. Solo es una niña y...
-Ya no es tan niña, Emily- la interrumpe clavando sus ojos marrones en mí-. Y si queremos procurar que no ocurra lo mismo que con Ashley, debe entender lo que le espera como futura Reina.
Mi madre respira hondo y se levanta despacio para marcharse, pero mi abuelo agarra su brazo de forma brusca para impedirlo.
-Brandon tiene que comer- se excusa ahogando un sollozo y tensándose ante el contacto.
Su brazo se libera con más suavidad y sale lo más deprisa que puede de la estancia.
Y no la busco, aunque quiero, y mi padre tampoco.
Intento comer algo, pero el estómago se me ha revuelto y cada bocado que pruebo me produce una arcada antes de que lo pueda tragar. Así que dejo el cubierto en la mesa y me limpio con la servilleta.
-¿Puedo volver a mi habitación? No me encuentro bien.
Mis abuelos se miran por varios segundos y terminan asintiendo.
Al igual que mi madre, corro para alejarme de allí.
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Royal Secret (Reales III)
Romance*Historia sin corregir* Emma ha crecido rodeada de joyas, vestidos preciosos y tiaras. Pero ninguna de esas cosas le corresponde a ella o a su familia. Viviendo bajo un protocolo que no le incumbe pero que intenta seguir lo mejor posible, a sus 15 a...